Capítulo 71

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Dorian buscó dos veces por toda la isla, pero no pudo encontrar esa maldita terminal personal.

La luz del sol sobre su cabeza no era fuerte, pero Dorian ya estaba cubierto de sudor. Este se detuvo donde debería haber estado la terminal fuera de la cueva, para ordenar sus pensamientos.

Dorian juró que no era una persona paranoica y que nunca estaría dispuesto a dudar de su compañero sin ningún motivo.

pero…

En una isla tan aislada con solo ellos dos, ¿quién más que Sylvie pudo hacer que este dispositivo mecánico abandonara su ubicación original y desapareciera? A menos que a la terminal le haya crecido una cola y saltase al mar, lo cual era totalmente ilógico.

Dorian no quería perder los estribos tan temprano por la mañana. Incluso cuando sus pulmones y piernas todavía estaban destrozando sus nervios por el dolor, hizo todo lo posible por controlar su ira y se volvió hacia Sylvie para preguntar: "¿Tu lo hiciste? ¿Tiraste la terminal?"

Ante estas palabras, Sylvie solo parpadeó, luciendo aturdido y confundido, como si no pudiera entender las palabras de Dorian sobre lo que estaba pasando.

Luego Dorian lo repitió de nuevo, esta vez con los dientes apretados.

"No hagas esto, Sylvie, sé que me entiendes. Dime, ¿lo moviste en secreto después de que me quedé dormido anoche? Hablo de lo que tenía en mi muñeca ayer".

"¿Eh?" Haciendo un sólido ligeramente agudo, Sylvie levantó ligeramente el cuello, puso sus manos palmeadas frente a su pecho, sacudió su cola y levantó su aleta caudal. Este fue un signo de debilidad de la sirena hacia Dorian, mostrándose frágil y asustado, como si necesitara de su protección.

Dorian miró fijamente a Sylvie y respiró hondo: "Está bien, está bien, tal vez alguna maldita ave marina se lo llevó. Uff, solo terminemos con el asunto".

Esta frase animó nuevamente a Sylvie, quien sospechosamente ahora pudo volver a entender el lenguaje humano. Este enderezó su cuerpo nuevamente mientras tarareaba coquetamente contra Dorian.

Dorian se calmó y besó la aleta de la oreja de la sirena: "Tengo un poco de hambre, cariño, ¿tal vez pueda molestarte para que me traigas algo de comer?"

"Hmm..." La sirena tarareó alegremente y se dio la vuelta hacia el mar, desapareciendo prontamente de su vista.

Dorian esperó quieto en la orilla por un momento, luego se quitó el piyama y caminó hacia las ondulantes olas del mar.

Primero sumergió en el agua sus tobillos, luego las rodillas, las piernas, los hombros y finalmente todo su cuerpo.

Dorian respiró hondo y se sumergió en el profundo mar azul sin la compañía de Sylvie por primera vez.

El agua del mar todavía estaba fría, y el invierno en el hemisferio norte estaba utilizando este método para demostrar su fuerte dominio sobre las aguas del ecuador.
Luego de acostumbrarse por un tiempo a las heladas aguas, el frío se volvió suave e inofensivo, y Dorian sintió como de a poco, el dolor en sus piernas fue desapareciendo, haciéndolo recuperar fuerzas.

Sí, Dorian realmente no tenía la intención de renunciar a la búsqueda de la terminal personal. Él le mintió a Sylvie y deliberadamente lo envió lejos para así poder sumergirse solo en el mar y buscar la terminal con tranquilidad. Dorian sabía que si hubiera buscado ese aparato frente a Sylvie, este definitivamente lo detendría si estuviese presente.

Con respecto al comportamiento de Sylvie, Dorian tuvo una larga lista de razones en su corazón que podrían explicar los actos de la sirena, de las cuales la más razonable era que debido a la mala experiencia de Sylvie en el instituto, ahora este odiaba a cualquier elemento que pudiera recordarle ese lugar; como la terminal personal y la escotilla rota del bote salvavidas; El primero porque era llevado por todos los investigadores del instituto en sus muñecas, y el segundo porque llevaba impreso el logotipo del Instituto Marino Ferdinand…

Hasta hace unos días, Dorian habría estado dispuesto a pensar de esta manera, pero ahora, una enorme y brumosa sensación extraña, como una niebla marina, cubrió el mar de conciencia de Dorian, y él ya no pudo ignorarlo más.

Puede que Sylvie no haya impedido intencionalmente que Dorian regresara a tierra, pero este debe de haberle ocultado algo a Dorian.

Fue sólo ante ese pensamiento que Dorian pareció haber recuperado realmente la conciencia. Él se sintió como si despertara repentinamente de un sueño profundo, donde las estrellas en su sueño eran sólo la linterna que iluminaba la tumba, la hierba era el lodo del pantano podrido y los gritos de los pájaros eran los sonidos que se emitía antes de la muerte.

No existe el País de las Maravillas, ni el Edén, ni la Atlántida.

El mundo envejece del color al blanco y negro, y el ruido emerge del pacífico cadáver.

Dorian recuperó un sentido de la realidad crudo, feo y doloroso.

No estaba seguro de si Sylvie le había realizado algún tipo de hipnosis o si él simplemente se había dejado llevar por el amor. Pero al menos hasta hoy, Dorian nunca había dudado de Sylvie.

Después de todo, Sylvie se había presentado como una pobre sirena que lamentablemente cayó en una trampa humana con sus compañeros. Él es dócil e inofensivo, con inocencia y pureza adornando sus ojos, los cuales bajo el bisturí de los malvados humanos, solo pudieron llorar por misericordia.
A demás, él amaba tanto a Dorian que incluso si regresaba al mar, se quedaría cerca del instituto y no se alejaría demasiado. E incluso más tarde, este rescató a Dorian de un naufragio y le ofreció su lealtad sin reservas.

Sylvie, un compañero sirena aparentemente perfecto.

Pero de hecho, innumerables misterios sin resolver rodean a la especie de las Sirenas, y Dorian no sabia nada sobre ellas ni sobre Sylvie. Ni siquiera sabe por qué él fue elegido por este.

Si Sylvie pudiera dominar el lenguaje humano, Dorian tal vez no tendría que enredarse en la trampa que le tendían sus pensamientos.

Pero ese era el problema principal:

Sylvie podía entender claramente cada palabra que decía Dorian, pero aún así mostraba un disfraz de ignorancia y confusión.

Sí.

Como un camuflaje.

Al igual que lo hacía cada vez que deliberadamente causaba problemas para enojar a Dorian, meneando la cola lastimosamente para que Dorian no pudiera soportar culparlo.

Dorian aun no ha olvidado la forma en la que Sylvie destruyó el tanque de observación y amenazó a Livar. Ni tampoco la extraña muerte de Livar...

Una llamativa señal de advertencia amarilla se erigió repentinamente en la conciencia de Dorian, y este se sorprendió al darse cuenta de que había entrado en una línea de pensamiento bastante peligrosa. No debía de llegar a tales extremos ni tener una imagen tan retorcida de Sylvie. Puede que Sylvie tenga algunas habilidades misteriosas de sirena, pero él no lastimó a nadie.

Dorian dejó de pensar y se concentró en buscar la terminal personal en el mar poco profundo.

No había muchos lugares para esconder cosas en las islas continentales, y Dorian estaba más inclinado a pensar que Sylvie simplemente arrojó la terminal al mar.

Aunque sabía que sus acciones eran como buscar una aguja en un pajar, Dorian no estaba dispuesto a darse por vencido. A demás, él tenía otros pensamientos: dado que la placa de metal y la terminal pudieron flotar hacia la isla a lo largo de las corrientes marinas, entonces deben de haber otras cosas traídas por la corriente hacia esta zona marítima también. Si Dorian tiene suerte, tal vez pueda encontrarse con otra terminal...

"Woo—"

Un grito parecido al de un cetáceo llegó desde la distancia, bajo pero fuerte, del tipo de sonido que solo podrían emitir las grandes especies. La presión natural generada por el grito de esta gran criatura reverberó en el agua, transmitiéndose a todos los peces de los alrededores. Al igual que los pequeños peces tropicales a su alrededor, Dorian no pudo evitar entrar en pánico.

Sin estar seguro de si se debía a alguna alucinación de sus ojos, Dorian sintió vagamente una larga sombra negra que pasaba a lo lejos, como los brazos y piernas de algún terrible monstruo marino.
Dorian inmediatamente dejó de nadar, aferrándose a un trozo de arrecife y observando los alrededores.

Sin Sylvie a su lado, Dorian, como ser humano, sería sólo un refrigerio para muchos depredadores del océano, sin importar lo familiarizado que esté con el agua. Dorian es un investigador de biología marina, y nadie sabe mejor que él lo impredecible que es el mar hoy en día.

Después de un largo tiempo de espera, los alrededores todavía estaban en calma y Dorian relajó gradualmente sus tensos nervios.

Tal vez sea sólo haya sido una sombra reflectándose desde la superficie…

Dorian salió a la superficie para tomar algo de aire y luego continuó con su búsqueda submarina.

Tenía que darse prisa, Sylvie regresaría pronto a la isla, y no quería imaginar cómo se comportaría la sirena cuando descubriera que él había desaparecido. ¿Tal vez lloraría un montón de pequeñas perlas con tristeza?

Dorian se imaginó esas divertidas escenas para animarse y a su vez aceleró su velocidad de nado, nadando hacia el mar al noroeste de la isla.

Dorian nunca ha estado en esta zona marítima porque esta está ubicada en la parte trasera de la cueva, conduciendo hacia una gran fosa marina casi inaccesible. Por lo tanto, Dorian siempre vivió en la playa al suroeste de la isla, y Sylvie nunca lo ha llevado al otro lado.

Dorian nadó rápidamente a lo largo del borde de la isla mientras intentaba encontrar fragmentos de creaciones humanas en los arrecifes de coral circundantes. De hecho, él encontró muchos fragmentos de metal esparcidos que debieron haber sido algunos restos traídos del instituto, y que, al igual que la escotilla y la terminal, siguieron la corriente hasta llegar a la isla.

Si Dorian estuviera en tierra en este momento, con aire fresco llenando sus pulmones, o si tuviera el suficiente tiempo y no estuviese tan ansioso por ser descubierto por Sylvie, él definitivamente notaría que estos fragmentos de metal esparcidos por todas partes estaban extrañamente distribuidos, solo estando presentes en esa pequeña área…

Pero en este momento, su oxígeno casi se estaba acabando, y a pesar de sus esfuerzos, no pudo encontrar ningún dispositivo inteligente utilizable entre la pila de escombros.

‘Quizás todo esto sea sólo una pérdida de tiempo.’

Pensó Dorian con frustración.

Este dudó durante dos segundos sí continuar con su búsqueda, luego salió a la superficie y respiró hondo. Después de un rato, Dorian se sumergió nuevamente en el agua, planeando hacer un último intento.

Justo ahora, bajo el agua, él vio una luz brillante, brillando no muy lejos detrás de su posición. Probablemente esta fuera solo una criatura bioluminiscente como una medusa luminosa… Sin embargo, hasta confirmar su identidad con sus propios ojos, Dorian todavía tenía una pequeña esperanza. Él planeaba nadar hasta esa posición para descubrirlo, y si esta luz fuera en realidad solo una medusa, entonces él simplemente se rendiría y regresaría a la orilla de la playa.

Dorian pensó en esto y rápidamente giró sus extremidades y nadó hacia el lugar resplandeciente.

Solo una última vez.

Quería probarlo una última vez.

Dorian sintió como si se hubiera convertido en un pez, nadando rápidamente hacia un cebo ilusorio. Tal vez esto solo fuera un reflejo, una trampa, de las que al segundo siguiente te engancharían y arrastrarían fuera del agua… pero, ¿y si no fuera así?

Dorian no supo qué tan rápido estaba nadando, tampoco le importó. Él solo quería regresar a la isla lo antes posible, o al menos a la playa sureste, para no dejar que Sylvie viera las pistas de su ausencia.

Entonces, cuando el acantilado sin fondo apareció de repente debajo de él, Dorian no pudo detenerse.

Esta fosa marina era como un gran abismo abierto en lo profundo de la tierra, luciendo completamente negro e insondable, al igual que la enorme boca de algún gran monstruo marino, del tipo que acechaba desde las profundidades dispuesto a tragarlo y consumirlo todo, incluso la misma flotabilidad...
Cuando ya fue demasiado tarde, Dorian notó que había comenzado a hundirse ante la presión, comenzando a caer.

En ese momento, la mente de Dorian se quedó en blanco, sintiendo como si innumerables pares de manos salidas desde el infierno salieran de la oscuridad del foso, aferrándose a su cuerpo y arrastrándolo hacia abajo.

¡Sylvie!

¡Sylvie!

Dorian gritó pidiendo ayuda en su mente.

Él nunca pensó que su vida podría terminar de esta manera.
Dorian agitaba desesperadamente sus extremidades para salir a la superficie, pero en vano descubrió que la luz se alejaba cada vez más de él.

Y justo cuando caía hacia la muerte, finalmente vio claramente la fuente de luz que había estado buscando:

En la pared del acantilado submarino, a solo dos o tres metros de él, había un pequeño bote con el logo del Instituto Ferdinand de Oceanografía impreso en él. El bote salvavidas estaba pegado al arrecife de coral que crecía a lo largo del borde del acantilado, atrapado entre las ramas sobresalientes, y la luz de la señal de socorro en la parte superior de este aún parpadeaba débilmente.

Registro de observación de Sirenas [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora