Capítulo 8: Traición

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—¿Algún día dejarás de insistir?

Finge que está pensando cuando responde.

—Cuando me digas que sí.

—¡Para ya, Hayley!

—¡Es que no lo entiendes! —estamos en mi habitación y desde hace dos horas está suplicándome que por favor vaya a la fiesta de bienvenida que le celebrarán a su hermana—¡Tienes que ir!

—He dicho que no, no me gustan las fiestas y no voy a ir.

—¡Es la fiesta de bienvenida de mi hermana! ¡Mi hermana!

—Está bien que sea tu hermana, es una buena persona y sabes que la quiero un montón pero las fiestas no son lo mío y no quiero ir.

—¡Obstinada! —chilla enojada.

No quería que terminara enojándose pero ella más que nadie sabe que odio las fiestas y que nunca me he sentido bien en ese tipo de ambientes con tantas personas. Muchas veces lo intento por ella, para que no se enoje o se ponga triste, pero esta no es la excepción. No podría catalogar este día como uno de los mejores, me lo he pasado pensando en las probabilidades de si entre Eros y Maya pueda suceder algo y no son tan bajas, algo que inevitablemente me preocupa.

Suspiro cuando Hayley vuelve a mirarme. Madre mía, que no se rinde.

—Por favor —vuelve a insistir con ojitos de cachorrito.

—¡Vale! Pero déjalo ya, pesada.

Aplaude como una foca con una sonrisa satisfecha curvando sus labios. Yo, por mi parte, ruedo los ojos con aburrimiento.

—Te ayudo con la ropa —se pone de pie y camina hasta el clóset.

—Sabes que no tengo ropa para ese tipo de fiestas —le recuerdo mientras la miro desde mi silla en la mesita de estudio.

—¿Y para qué crees que estoy aquí?

—¿Para fastidiarme la vida?

Se vuelve hacia mí rápidamente.

—¿En serio crees que te fastidio la vida?

—¡Era una forma de hablar! —chillo poniéndome de pie.

No me responde y continúa revisando mi clóset. Sé que le ha puesto triste lo que dije pero no lo hice precisamente para ello, sino para que dejara de insistir con lo de la maldita fiesta. Todo el tiempo me obliga a salir de mi zona de confort.

—¿Has vuelto a las terapias con la señorita Denet? —pregunta cuando finalmente tiene el vestido en sus manos.

La pregunta me toma un poco por sorpresa pero logro reaccionar a tiempo y le respondo.

—No —respondo sin mirarle.

—Nunca te llevas por consejos Daph. Para ti es mejor actuar por instinto ¿no es así? —deja el vestido en la cama y se acerca a mí.

—Esta vez no necesito consejos, Hayley, estoy bien.

Se detiene y me da la espalda para volver al clóset a por tacones.

—Me encanta cuando finges que estás mejorando, así te convences de que todavía puedes hacerlo en realidad.

—Y yo odio cuando te haces la ignorante.

—No me estoy haciendo la ignorante —replica con el entrecejo fruncido.

—Ya, claro.

—Por supuesto.

Más Allá Del Hilo Rojo (Libro #1) ✔️ (PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora