Colson

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Colson

Observé mi reflejo con la tercer camisa de la mañana, era azul con puntitos pequeños, horrible y de botones, llevaba media hora probándome alguna que dijera que no era tonto como una piedra. No me gustaban las camisas, y la mitad de mi ropa tenía al menos tres remiendos, nunca fui alguien que se fijara demasiado en la ropa y tampoco teníamos dinero que sobrara para preocuparnos por la moda, prefería las sudaderas con los vaqueros rotos, pero los humanos de Mikey ya me creían lo suficientemente tonto por no haber ido a la escuela y no saber leer.

Bruto,  grande y peligroso. Ese era yo, el lobo de Mikey.

  La última vez que estuvimos con sus amigos vi como sus mejillas se sonrojaron cuando uno de los otros humanos descubrió que no podía distinguir entre las etiquetas de sus cervezas hipster.  Odié el momento en el que tuve que admitir que no podía leer, y no porque me importara lo que pensaran los humanos de la ciudad, la incomodidad de Mikey cuando sus amigos lo observaron como si acabara de admitir que era un asesino en serie, eso rompió mi corazón, Mikey tartamudeó e intentó aligerar el ambiente pero supe que se avergonzaba de mi. Lo sentí en su olor, en el cambio en su temperatura, todo en el había gritado incomodidad y yo había sido la causa.

Gruñí a mi reflejo.

No entendía como una puta camisa de botones podía hacerme ver menos yo, pero una de las hembra de la manada lo había sugerido. Ahora solo me veía bruto, grande, peligroso y con una estúpida camisa demasiado apretada que me hacía sentir incómodo. Estaba fuera de mi elemento, nunca me había sentido fuera de lugar en la manada, era un alfa, un ejecutor y uno de los más fuertes de la manada, no tenía motivo para sentirme inseguro aquí. Pero los humanos eran diferentes, ellos eran inteligentes como Mikey y su padre, algunos de los nuestros habían ido a la escuela, mi hermano Dex, nuestro alfa,  entre ellos, pero en cuanto lo había intentado las letras perecieron bailar en mi visión y lo dejé. Dex nunca me obligó, no era raro que nos dediquemos a la mierda manual, quizás solo un 20 % de la población cambiaforma estuviera escolarizada, si sabías seguir a tu alfa y aportabas algo a la manada no necesitabas saber como vestir una puta camisa de botones o leer las etiquetas en el supermercado. 
Los brazos me picaban, y hacía demasiado calor para esta mierda, una de mis uñas se enganchó en el tejido desgarrándola por completo cuando intenté arreglarme el puño.
Arto de la mierda la arranque a pedazos de mi cuerpo dejando solo restos desgarrados colgando de mi pecho, mis abdominales se marcaban entre los restos de tela, no tenía problemas en el departamento de autoestima, entrenaba mucho para quemar energía y mi metabolismo cambiaforma había ayudado a modelar mi cuerpo con facilidad, estaba bien construido, lo sabía, no era bonito como Mikey, con su cabello rubio y sus bonitos ojos azules e inocentes, pero era guapo, me lo había dicho jenny cuando me cortó el pelo la tarde anterior.

Pasé mis dedos por los restos de mi cabello sintiendo la aspereza de la raspadura en mis dedos,  lo había dejado a dos centímetros de mi cuero cabelludo, un poco más largo en el frente. Jenny dijo que me veía sexy como el pecado, Dex dijo que parecía salido de la cárcel humana. Me quedaba con la opinión de Jenny, aunque el hecho de que Dex fuera su pareja hacía sus gustos cuestionables.

De cualquier modo, confiaba en que Jenny no me mentiría, era una buena omega, y sabía que quería verme bien para Mikey, todos en la manda lo habían sabido desde que tuve mi primer celo, era absurdo intentar negarlo cuando todos podían olerlo en mi, un enamoramiento que jamás sería correspondido, los humanos nunca se apareaban con lobos, incluso si quisiera, si Mikey algún día me considerara lo suficientemente bueno para el, los humanos no podían tomar la mordida, el vínculo de pareja terminaba por enfermarlos.  No es que no estuviera dispuesto a renunciar al vínculo por Mikey, porque lo estaba, hubiera renunciado a todo por el, pero no podía pedirle que se sacrificara para tener una vida de mierda al lado mío.

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