V. SOBRE PETER

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DÍA 5
FIRST TIME PARENTS (XMCU)

Aunque Charles no había logrado convencer a Magneto de quedarse después de haber vencido a Apocalypse, ambos habían mantenido el estrecho contacto de sus mentes; o mejor dicho, Charles se había asegurado de merodear cerca de la mente de Erik, dondequiera que estuviese, para recordarle que no estaba solo. Incluso si no lo admitía, Magneto necesitaba compañía. Y la apreciaba. Pero al menos durante los primeros días en los que sus mentes rozaron como una sutil brisa, el Amo del Magnetismo no dio ninguna señal de captar al Profesor a su alrededor.

No fue hasta un mes más tarde, cuando Erik estaba por meterse en la cama —Charles dedujo que se encontraba en algún hotel de la ciudad de Nueva York— que el telépata, ya acostumbrado a la presencia de su viejo amigo en un rincón cercano de su cabeza, fue tomado por sorpresa.

«¿Qué estás leyendo?», Erik preguntó de pronto.

Su voz fue un susurro suave y delicado, como quien entreabre una puerta para advertir su llegada antes de pasar. Charles, quien se encontraba en su estudio a altas horas de la noche —repasando un libro de historia antigua— se enderezó y carraspeó.

«Pensé...»

«Pensaste que no podía sentirte».

«No parecías notarlo».

Charles percibió la sonrisa de Erik, a pesar de no verla.

«Charles, has estado rondando en mi cabeza desde que nos conocimos. Tal vez no a propósito». Magneto confesó. «Siempre te siento conmigo. Es como si hubieses entrelazado nuestras mentes por... Bueno, la eternidad. Supongo».

El profesor bajó el bolígrafo con el que su mano había estado jugueteando mientras sus ojos se paseaban por el texto delante de él. Cerró el libro, acercó su taza de té a su boca y se detuvo antes de darle un sorbo.

«Quería asegurarme de que estuvieses bien», dijo.

Al tomar un trago, cayó en la cuenta de que su té ya estaba frío. Erik sonrió de nuevo. Quizás lo sabía.

«Pudiste haber preguntado».

«¿Habrías respondido?».

Touché, Erik pensó. Aunque no era parte de la conversación, Charles pudo escucharlo; después, captó su resignación. Erik había suspirado.

«Estoy bien, Charles».

«Es bueno saberlo».

«Estoy bien», repitió, notando que el telépata no le había creído la primera vez.

La comunicación entre sus mentes, constante y fuerte, era un arma de doble filo. Ninguno de los dos podía hacer un movimiento o decir algo sin que el otro pudiese experimentar la razón que existía detrás, sin que ignorasen cuáles serían los siguientes pasos. Estaban desnudos ante el otro espiritualmente, pero se habían acostumbrado. Bastaba sentir algo para que el contrario lo entendiese todo, al menos a través de la empatía.

«¿Estás planeando algo nuevo, Erik?», preguntó Charles para cambiar el tema de la conversación.

«¿Te refieres a dominar el mundo? ¿Exterminar a los humanos?».

«Empezar una nueva vida, crear una nueva hermandad...».

«No».

«Bien». Charles asintió con su cabeza, acabando su taza de té.

Erik permaneció en silencio por unos momentos. Había un extraño hilo de tensión, sin embargo, se disipó. Apenas lo hizo, Charles tomó el libro, lo puso sobre su regazo y empezó a moverse en dirección a la repisa donde pertenecía. Lo colocó de nuevo en su lugar y esta vez su silla avanzó hacia la puerta que conectaba con su habitación.

UNA SEMANA [CHERIK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora