7: ¿Quién es este?

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  Una semana ha pasado y aún no me acostumbro a estar así, en un cuerpo tan pequeño y delicado que no soporta el uso de hechizos de gran potencia, lo que me hacía preguntarme: ¿cómo es posible sobrevivir así?

  Estaba de regreso de la tienda que estaba abierta las 24 horas del día. Las cosas de este mundo siguen sorprendiéndome, especialmente lo que ellos llaman teléfono o algo así.

  Lo que sé es que lo tengo que llevar a todas partes para comunicarme. Es raro que no usen magia por acá si es algo muy habitual en todas partes, o seré yo el raro.

  Pero bueno, lo único que puedo decir es lo que ha pasado durante esta semana. Aunque no es mucho, mejor dicho, nada interesante ha pasado, tanto que me arrepiento de decir que escribiría un informe de lo que pasaba durante la noche.

– Yong, ¿puedes venir un momento? – era la madre de Diana.

– Voy – salí de la habitación para después ir a la sala donde se encontraba la madre de Diana.

  Ella estaba preparando la cena, parecía que lo que estaba haciendo iba a ser demasiado rico.

– Cariño, ¿puedes ir a la tienda de 24 horas? – señaló con una mano una nota que estaba en la mesa.

– Claro – pero antes de irme a la tienda – ¿por dónde queda la tienda de 24 horas que dices?

– Cierto que no has salido en esta semana – dejó lo que estaba haciendo – sigues el camino hasta salir del bosque, después tienes que seguir recto hasta llegar a una papelería dos calles después y listo.

  Le di las gracias para después irme a la tienda de 24 horas, siguiendo las indicaciones que me dio la señora Ruíz.

  El bosque era solitario la mayoría del tiempo, nunca venía nadie de visita y era mejor para mí, pero posiblemente sea porque era de noche.

  Al salir del bosque, me fui todo recto hasta llegar a una papelería, tal y como me había indicado la mamá de Diana. Caminé un poco más hasta encontrarme con la tienda de 24 horas.

  Al entrar revisé la lista, que no era muy grande, solo pedía cuatro cosas que no sabía qué eran y ahora que lo recuerdo, no sabía leer el lenguaje que usaban aquí. Era fácil escribir usando un hechizo, pero leer, creo que no sé ninguno para esto.

– Ya sé – pensé mirando los productos – solo busco cuál tiene el mismo símbolo.

  Revisaba cada producto y de las cuatro cosas solo pude encontrar dos y fue cuando vi mi salvación entrando a la tienda. Era la hermana de Diana, Sophie, se dirigió hacia donde yo estaba.

– Te vi desde afuera y supe que no podías con algo tan sencillo – me quitó la lista y revisó lo que tenía en la canasta – esta no es la harina que mamá pidió – sacó la supuesta harina y la dejó donde estaba – DISCULPE – le dijo a un señor que estaba parado detrás de una mesa extraña.

– ¿Sí?

– ¿Tiene harina de trigo?

– Sí, está en el pasillo de al lado – dijo señalando uno de los pasillos.

– Gracias.

  El señor no dijo nada, solo se puso a estar en lo que parecía otro teléfono. Seguí a Sophie por todas partes y así conseguimos todo lo que había pedido su mamá.

  El señor pasó todas las cosas por una máquina que estaba en la mesa y no me podía quedar más asombrado.

– ¿Qué tipo de magia es esta? – pensé.

– ¿Qué pasa? – preguntó Sophie cuando estábamos saliendo de la tienda.

– ¡¿QUÉ TIPO DE MAGIA ES ESA?! – sorprendí a Sophie de alguna manera, pero la verdad estaba de lo más asombrado por lo que acababa de ver.

– Se llama caja registradora y lo que hizo el señor fue escanear los productos para cobrarlos – dijo sonriendo – no es magia, es tecnología.

– Tecnología... – murmuré – es asombroso.

  Sophie se me quedó viendo por un rato para después darme las cosas.

– Hoy voy a quedarme con una amiga para hacer tarea, ya le había dicho a mamá así que ya me voy, Yong – dijo retirándose dejándome solo.

  Al regresar a la casa vi a un chico a punto de tocar. Era raro ver a un chico por acá a esta hora.

– Disculpe – el chico volteó para verme y le brillaron los ojos al verme.

– Diana – dijo calmado – TRAJE ESTO PARA TI – alzando la voz me entregó una carta, para después lanzarse para besarme.

  Me hice a un lado y antes de que pudiera decir algo el padre de Diana llegó gritándole al chico.

– KARL, YA TE DIJE QUE TE ALEJARAS DE MI HIJA – y con eso el chico salió corriendo.

– ADIÓS, AMOR MÍO – me estremecí al escuchar lo que dijo. El señor Ruíz, en cambio, solo le lanzó una piedra mediana que estuvo a punto de darle y me sentí decepcionado por alguna razón.

– Entra y a tu habitación – me quitó la bolsa de la mano – yo le daré esto a mi esposa.

  Me fui, para después encerrarme en la habitación de Diana. Me senté en su escritorio, agarrando una hoja de papel y una pluma, sin saber qué escribir en el informe.

  Decidí escribir como si nada de lo que pasó en la noche hubiera ocurrido y al momento de la carta dudé. No sé qué me estaba deteniendo, pero más que nada quería que no llegara la carta a sus manos, no tenía opción que decírselo. Después de todo, posiblemente eran pareja.

  Me quedé dormido ahí mismo, pero nunca paró esa rara sensación.

  Al despertar ya era de día. Estaba en mi cama, estaba muy cansado entonces me dormí un rato más.

– Yong – era la voz de Amari.

– ¿Qué pasa? – pregunté en un tono cansado.

– Ya es hora de desayunar – me levanté de mala gana – recuerda que el evento ya se está acercando.

  Me levanté rápidamente al recordarlo, mientras pensaba: ¿qué iba a hacer si algo pasaba mientras estaba en el cuerpo de Diana?

  Mientras estaba en mis pensamientos, Amari se fue para después entrar Ezra, para decirme que no me preocupara ya que él iba a ayudar a Diana para que no pasara nada malo.

– ¡¿Quéeeee?! – esto no me calmaba nada de nada.

Espero que te
esté gustando esta
serie nos vemos en la
siguiente semana
si no se me pasa

Espero que si te gusto
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sin que se me olvide 

Día Vampiro, Noche Humana 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora