THE BOY IS MINE.―hanni pham.

i.

RUMORES
play fantazise by ariana g.

Hanni se encontraba en el salón de clases, almorzando junto a Minji cuando los rumores llegaron a sus oídos. La pareja más popular de la escuela, Cho Miyeon y Min Minho, parecía haber terminado. Y es que cierta persona los había escuchado discutir en el gimnasio de la escuela, cosas sobre falta de interés o algo así. 

Y Hanni no pudo evitar sentirse ligeramente feliz. Y aunque intentó convencerse de que simplemente era porque disfrutaba de ver a Miyeon mal, en el fondo ella sabía bien que era porque quizá, y solo quizá, le gustaba Min Minho. La chica sonrió inconcientemente, sonrisa que no pasó desapercibida por su mejor amiga, que negó con la cabeza en señal de desaprobación.

—Borra esa sonrisa de tu rostro, Pham Hanni.

Hanni la miró, intentando ocultar su felicidad.—No sé de qué hablas.

—Te conozco. Son solo rumores, Hanni, rumores que inició Yuna.—Minji se cruzó de brazos, siendo tan lógica como siempre.—Yuna no es de fiar. 

—Eres demasiado estricta.—Hanni soltó un quejido.—Solo es felicidad por saber que Miyeon la está pasando mal.

Minji negó con la cabeza, suspirando.

—Ajá, y no te alegrarás al saber que Min acaba de entrar al salón.

Hanni miró hacia la puerta justo para ver como Minho entraba al salón junto a uno de sus amigos. Min caminó hasta su asiento y sacó su teléfono, totalmente inocente de que en realidad todos estaban hablando de él y su pelea con Miyeon. Hanni se mantuvo mirándolo unos minutos que pasaron desapercibidos por todos los estudiantes que se encontraban en el salón, excepto por Minji, que parecía perder la paciencia con su amiga.

—Iré a hablarle.

—Cuidado con lo que haces, Hanni.—Minji la miró.—No vayas a coquetear con él.

Hanni solo torció los ojos antes de bajarse de la mesa en la que estaba sentada y caminar hasta su asiento, justo al lado de Minho. El chico miró a Hanni, sonriendo ligeramente en el momento en el que la chica se sentó a su lado.

—¿Hiciste la tarea de historia?—preguntó Hanni para iniciar la conversación.

—Apenas.—contestó Minho sin dejar de sonreír.—El entrenamiento de ayer me dejó tan agotado que dormí toda la tarde.

—¿Ayer tuviste entreno? Me hubieses dicho, me hubiese encantado ir a verte.

Minho sonrió ligeramente, aquella sonrisa genuina que se le escapaba cada que hablaba con Pham. Y a Hanni le encantaba. No podía negar que se sentía ligeramente embelesada cuando aquella sonrisa ligeramente coqueta aparecía en el rostro de Minho.

—Sí, ayer entrené. Pero no creo que hubieses querido ir, Miyeon fue a verme.—para nadie era un secreto que Cho Miyeon y Pham Hanni se detestaban a muerte.—Aunque hubiese matado para ver eso.

Hanni solo frunció un poco el ceño ante la mención de Miyeon. 

—¿Va a verte seguido?

—Pues sí, es mi novia.—respondió Minho sin más.—Supongo que es su forma de demostrar interés.

El ánimo de Hanni terminó de caer cuando escuchó eso. No entendió bien por qué, sin embargo, se sintió ligeramente frustrada al escuchar que seguían siendo novios. Sin embargo, intentó actuar con naturalidad, y volvió a sonreír. 

—Es una lástima, me encantaría verte jugar alguna vez.—Hanni lo miró a los ojos.

—Hay un torneo cerca. Si gustas puedes ir al primer partido.—Minho apartó la mirada.—Es dentro de unos meses, puedo conseguirte entradas.

El chico miró hacia Minji, quien leía un libro y le daba miradas discretas a ambos de vez en cuando.

—Puedes llevar a Kim si gustas.

—¡Suena genial!—Hanni le sonrió de forma coqueta.

Minho negó con la cabeza ante la actitud de la chica, que tendía a coquetearle bastante seguido. Antes de que el chico Min pudiese responder algo, la puerta se abrió nuevamente, y su profesor de historia entró al salón con aquella actitud fastidiada de siempre.

Hanni se sentó como correspondía en su asiento y miró discretamente hacia donde Minji se sentaba. Su mejor amiga la miraba con desaprobación, negando repetidas veces con la cabeza. Hanni rio ligeramente, acostumbrada a esa actitud de su amiga.

Aunque en el fondo el fastidio de saber que Minho seguía con Miyeon la mantenía ligeramente desconcentrada, aunque no entendía del todo por qué.