Shigeo Kageyama un chico muy tímido y reservado, que a pesar de su apariencia seria y madura, contaba con una curiosa peculiaridad que todos a su al rededor desconocían, su "pequeño" secreto.
Hasta que accidentalmente esa peculiaridad sale a luz con...
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Habían pasado aproximadamente dos semanas desde que Mob y Reigen habían tenido dicha conversación, dos semanas en las que el menor se había resistido a entrar en su espacio. Había ocasiones en las que deseaba dejar todo, ponerse su chupete y comportarse como un bebé, pero no se sentía capaz de hacerlo; aunque Reigen lo opayaba tenía miedo de convertirse en una carga o en una molestia para su maestro cuando se encontraba en ese estado.
Shigeo se levantó temprano en la mañana y se dirigió a la escuela como todos los días, tratando de olvidarse de ese tema, simplemente no quería torturarse más pensando en aquello todo el tiempo.
Durante la tarde, se encontraba entrenando duro con sus amigos del club de fisicocultirismo en la clase de deportes. Se esforzaba al máximo en cada ejercicio, queriendo superarse a si mismo en cada una de sus rutinas.
Pero mientras corría a toda velocidad por el campo de fútbol, tropezo con una piedra y cayó al suelo, raspándose feamente la rodilla. A pesar del dolor, se levanto rápidamente y trato de continuar con el entrenamiento, pero la herida le dolía cada vez más con cada paso que daba.
-¡Kageyama! ¡¿Te encuentras bien?! Exclamó con preocupación Musashi, el lider del club de fisicocultirismo, al notar la dificultad que tenía para caminar.
-S-Sí... Pronunció entre dientes, tratando de ocultar el dolor, en un intento de hacerse el fuerte. -No es nada grave, solo un pequeño rasguño.
Aguanto el dolor todo el día en clases, tratando de mantenerse fuerte frente a sus compañeros para que así no tuvieran un nuevo motivo para burlarse de él. Antes de salir de clases había recibido una llamada de su mentor para ir a trabajar tan pronto estuviera libre, a la hora de la salida conservo su uniforme de deportes pues el uniforme normal rozaba con la herida ocasionandole más dolor.
Después de un duro día de clases, Shigeo se dirigió a la oficina de Reigen para ayudarlo con algunos trabajos pendientes como lo habían acordado por teléfono. Sin embargo, su ánimo no se encontraba en el mejor estado, el dolor en su rodilla era tan intenso que tuvo que contener sus lágrimas un buen tiempo para no mostrarse debil ante los demás, y para colmo, los alumnos que lo molestaban habían visto su caída ganándose unas cuantas burlas por eso.
Al llegar a la oficina se sentía adolorido y frustrado, haciendo su mayor esfuerzo por disimular, quería mantenerse "profesional" en sus horas de trabajo. Mientras acomodaba unos libros en un estante, accidentalmente algunos cayeron al suelo ocasionando un desastre, eso fue el colmo para Shigeo. Había llegado a su límite y no pudo contenerse más; empezó a llorar por el dolor en su herida, comportándose como un niño pequeño pues había entrado en su espacio.
Reigen al notar de esa manera a su discípulo, lo primero que hizo fue entrar en pánico sin saber que hacer, incluso estaba un poco asustado pues jamás había visto a Shigeo llorar de esa manera.
