✧ᶜᵃᵖⁱᵗᵘˡᵒ ⁹✧

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[🍼-,*𝑳𝒊𝒕𝒕𝒍𝒆 𝒔𝒑𝒂𝒄𝒆]

Era una noche tranquila, el reloj en la mesita de noche marcaba las dos de la mañana

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Era una noche tranquila, el reloj en la mesita de noche marcaba las dos de la mañana. Pero en el océano dentro de su subconsciente, la calma parecía un lujo lejano.

Recostado sobre su cama, Shigeo había comenzado a dar vueltas inquieto, con su cuerpo encapsulado en sudor. Sus manos se aferraban a su querido peluche con una fuerza que delataba su angustia. Su respiración era errática, con ligeros jadeos que rompían el silencio de su habitación. Su mente estaba atrapada en otra pesadilla, luchando por encontrar una salida.

Con un sobresalto, Shigeo finalmente había despertado. Sus ojos se abrieron de golpe, y su pecho subía y bajaba rápidamente, en un intento de compensar el terror que lo invadía. Por un momento, todo le pareció irreal, una transición borrosa entre la pesadilla y la cómoda realidad de su habitación. Sin embargo, esa sensación extraña y húmeda lo trajo de regreso a la crudeza de su conciencia.

Con el corazón martillando contra sus costillas, Shigeo sintió esa humedad familiar. Apartó cuidadosamente las sábanas, y la vergüenza lo envolvía al descubrir una pequeña mancha transparente debajo de él. Había tenido un accidente, nuevamente. No era la primera vez que aquello le ocurría. Las pesadillas se habían vuelto un cruel hábito recientemente, que siempre lo dejaban con una marca física de su miedo, humillación que solo añadía más combustible a su agotada mente.

Shigeo permaneció mirando la mancha húmeda en sus sábanas por unos cuantos segundos, con su respiración volviéndose cada vez más errática. El pánico se apoderó de él con una fuerza abrumadora, hundiéndolo en un espiral de miedo y terror. Cada vez que su mirada se cruzaba con la evidencia de su accidente, sentía el peso de la vergüenza y el fracaso presionando contra sus hombros.

Un impulso infantil y primitivo surgió desde lo más profundo de su ser, deseando que Reigen, su cuidador, estuviera allí para sostenerlo, confortarlo y susurrarle palabras de calma. La idea de ser consolado por su cuidador le proporcionaba un pequeño atisbo de alivio, pero también intensificaba su vergüenza.

Con las piernas temblorosas y el rostro enrojecido, Shigeo exhaló profundo, tratando de calmar sus nervios. Con cada inhalación se repetía a si mismo que debía mantener el control. Sus manos, aún temblorosas, sacaron otro pijama limpio del cajón. Con mucha dificultad, trató de cambiarse de ropa sin pensar demasiado en lo que estaba haciendo. Cada movimiento requería un esfuerzo casi sobrehumano para no derrumbarse completamente y dejarse llevar por el llanto.

La vergüenza lo quemaba desde dentro mientras se deslizaba la camiseta limpia por la cabeza y cambiaba sus pantalones de pijama. En su mente, una y otra vez resonaban las comparaciones con Ritsu, el hermano perfecto. Tenía el constante pensamiento de ser una molestia y un problema para su familia.

My little Baby ||AgereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora