Shigeo Kageyama un chico muy tímido y reservado, que a pesar de su apariencia seria y madura, contaba con una curiosa peculiaridad que todos a su al rededor desconocían, su "pequeño" secreto.
Hasta que accidentalmente esa peculiaridad sale a luz con...
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Era una noche serena, con la luna brillando a través de la ventana de su habitación. Después de un agotador día balanceado entre la escuela, el club de fisicoculturismo y su trabajo; Mob finalmente se dejo caer en su cama, dejándose llevar por el sueño y cansancio.
Sin embargo, el sueño que lo envolvía ya no era un refugio pacífico. Se encontraba parado en medio de la nada, rodeado de una vasta extensión de oscuridad, iluminado solamente por lo que parecía un leve resplandor emanando de su propio cuerpo. No había cielo ni suelo, solo un oscuro vacío insondable y opresivo. A cada paso que daba, la nada se expandía y se encogía, como si tuviera vida propia, susurrándole temores aterradores en su mente.
Su respiración era entrecortada y el aire frío lo llenaba de una inquietud que no podía quitarse de encima. Con cada paso la sensación de vacío y aislamiento se volvía más intensa. Todo era silencio, un silencio tan abrumador que parecía intensificar sus latidos y susurros internos.
De repente, una figura se materializó frente a él entre la penumbra. Al principio Shigeo no podía distinguir que era, pero pronto reconoció aquella silueta, era su hermano menor, Ritsu. En vez de sentir alivio de encontrarse con su tan querido hermano, sintió todo lo contrario, el temor y la ansiedad habían aumentado.
-Ritsu... Murmuro Shigeo tratando de acercarse.
Pero cuanto más se aproximaba, más le costaba avanzar. El espacio entre ellos parecía estirarse infinitivamente, era un abismo emocional que nunca había sido capaz de cruzar.
Antes de que Shigeo pudiera decir algo más, dos enormes sombras gigantescas emergieron de la oscuridad de su mente. Sus formas no eran claras, pero había algo innegablemente humano en sus posturas y en las voces que empezaron a rezonar de ellas, llenas de burla y desdén.
-¡Mira quién esta aquí! Dijo una de las sombras en tono sarcástico. -El inútil que nunca estuvo a la altura.
La otra sombra se río, una risa cruel y fría que resonó en la inmensidad.
-¿Es que a caso no te cansas de darnos problemas? ¿Porqué no puedes ser como tu hermano Ritsu? Con voz femenina y molesta hablaba con decepción.
Ritsu, aunque estaba allí parado entre medio de esas sombras, parecía no poder oír o ver lo que Shigeo estaba experimentando. Su mirada estaba vacía, casi como si no estuviera en el mismo plano.
-Hiciste eso por que siempre has estado celoso de mí. ¿Verdad? Siempre estarás a mi sombra, Shigeo. Pronuncio Ritsu, con voz seria y escalofriante.
-¡No es cierto! ¡Fue un accidente...!
La angustia se apodero de Shigeo, y sintió que su propia oscuridad interior comenzaba a crecer, amenazando con consumirlo por completo. Era un torrente imparable de inseguridad y miedos, amplificados por la soledad y el aislamiento de su pesadilla.
