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Cuando me levanté, busqué con la mirada a Taylor, pero no estaba. Me levanté del sofá y llamé un par de veces a la puerta del baño, por si acaso estaba allí. Pero tampoco. Entonces me dirigí hasta la puerta de la habitación y la abrí ligeramente para asomar la cabeza, con la mala suerte de que justamente su hermano Austin pasaba por allí.




-¿Quien eres?-preguntó un poco alarmado.- ¡Taylor, hay una chica que quiere robarnos¡ ¡Y además lleva tu ropa!-exclamó observando mi pijama prestado de la rubia.

-No soy una delincuente, soy amiga de Taylor. Tú debes ser Austin.-respondí abriendo la puerta por completo.

-Sí, soy Austin. ¿Y qué hacías en la habitación de mi hermana? ¿Has pasado la noche aquí, verdad? Cuando se enteren mamá y papá le va a caer una buena a Taylor.-me interrogó sonriendo al pensar en lo último.

-Austin, ¿que haces aquí?-dijo Taylor cuando llegó y nos vio.

-La pregunta sería, que hace esta chica aquí, en mi casa. ¿Es tu novia?-preguntó burlón.

-¿Qué? Austin, vuelve a tu cuarto.-ordenó la rubia, señalando la puerta de su habitación con el dedo.

-Voy a contarle a mamá y papá tu visita de esta noche.-la amenazó.

-Pues que mal, porqué estaba pensando en ir a la sala de recreativos para invitarte a pasar la tarde... Pero supongo que si estoy castigada no va a poder ser.-se inventó Taylor, haciendo que yo sonriera.

-Cambio de opinión, no voy a contarle nada a mamá y papá. ¿A qué hora tengo que estar preparado?-preguntó emocionado.



Austin era tan solo dos años menor que Taylor, pero su físico le hacía ver aún menor. Se le veía un chico muy adorable. Después de que él y Taylor terminarán de hablar, Austin se fue a su habitación.




-Buena historia que te acabas de inventar, la de la tarde de juegos.-señalé yo, haciendo que ella sonriera.

-Lo sé.- respondió sonriendo.- Entonces, ya te has levantado, ¿cómo has dormido?

-Perfecto, tu sofá es muy cómodo.-respondí honestamente.

-Me alegro. Y um... Mis padres no están en casa. Han ido a comprar y volverán de aquí una hora o un poco más. Así que sígueme.-dijo cogiéndome del brazo para llevarme hasta el salón.



Bajamos las escaleras como dos niñas en la mañana de Navidad entusiasmadas por abrir los regalos. Una vez en el salón vi como la mesa estaba servida para dos personas. En esta había un poco de todo para que pudiésemos desayunar, desde fruta hasta tortitas caseras.



-¿En qué momento he acabado en un hotel 5 estrellas?-bromeé mientras me sentaba en una de las sillas.

-Bienvenida al hotel Swift, ¿qué le gustaría desayunar?-me siguió la rubia.


Estuvimos todo el desayuno hablando y cuando terminamos la ayudé a lavar los platos y dejar todo limpio. Unos 10 minutos después ya estaba despidiéndome de Taylor en la entrada de su casa.



-Gracias por todo, Taylor. De verdad.-Le agradecí.

-No es nada. Me ha gustado esta fiesta de pijamas inesperada.-respondió ella antes de darme un abrazo de despedida.



Sentirla tan cerca de mi hizo que algo extraño se formara en mi interior. Sus brazos agarraban fuertemente mi espalda y podía sentir su respiración cochar con mi cuello. Parecía que ninguna de las dos quería separarse, porque estuvimos así hasta que Austin llamó a Taylor desde la planta de arriba de la casa. La rubia bufó al oír a su hermano reclamándola y se volvió a despedir antes de cerrar la puerta.





So High School • T.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora