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Le había prometido estar juntos toda la vida, pero en el fondo yo sabía que aquello sería imposible. Y sin embargo, me encontraba pensando que fue absurdo. Que aquel pensamiento me había abrumado tanto que apenas pude disfrutar los momentos más hermosos que tuvimos.

Me acomodé mejor, solo que no escuchaba lo que el profesor de la carrera que podría definir mi futuro explicaba, y aún así, no me importaba.

—¡Brad, amor! Por fin llegaste, creí que anotaste mal—sonríe Mary. Rodeó mi cuerpo en un abrazo.

—Sabes que te he dicho que no me llames así...—le susurre.

—Ah, cierto, lo olvidé, perdón.

Negué con la cabeza, sin importarme. Aunque realmente me importaba, porque aquello solo me traía recuerdos, y sentía que nadie podría reemplazar el como lo decía él.

—Vamos, tengo mucha hambre—mentí, Mary asiente y ambos entramos.

Y casualmente, me encontré con PJ, él parecía haber cambiado. Hice lo posible para que no me viera, pero fallé. PJ me reconoce, se acerca a mí y a Mary, noté que estaba un poco confundido, pero finje que no.

—Oh, Bradley, hola, amigo. ¿Cómo estás?—se dirigió a mí, supuse que quería evitar a Mary porque no estaba acostumbrado a ello.

—Hola, PJ. Bien, creo. ¿Y tú?

Hablamos un poco, porque él sabía como era yo, pasar tanto tiempo conmigo había sido un hábito y entendía como era, hasta sabía cuando no quería hablar con alguien. PJ se fue con su novia, entonces solo quedábamos Mary y yo.

Yo solo quería irme a casa.

Entonces nos fuimos. Mary hablaba mucho, yo solo escuchaba y asentía a lo que ella decía. Ella era excelente, claro, pero no llegaba a llenar mi corazón, a hacerme sentir realmente amado. Mary entrelazo nuestras manos, me asusté un poco, porque no era habitual en nosotros ser así. Porque prácticamente yo había puesto un par de límites, sin embargo no podría llamarnos como novios a nosotros dos.

Estuvimos fuera de su apartamento, mirándonos en silencio, su mirada suplicaba un beso que yo jamás daría, no ahora, no con ella.

—Ya debo irme, tengo... tarea que hacer—murmure, con mi típico semblante serio al dejarla en su casa.

Su mirada cambió a una triste, deja un mechón atrás de su oreja, Mary suspira y dice:

—Creo que esto no funcionará, Bradley—su voz llena de tristeza. Trague saliva, abriendo un poco mis ojos, solo que no me sorprendía tanto—Yo... yo quiero sentirme amada, pero siento que tú no colaboras.

No dijo nada más, cerrando la puerta en mi cara. Y supe que me lo merecía. ¿Por qué lo hice? No lo sé. Me fui, creyendo que saqué un peso de mi espalda, pero la culpa me seguiría un poco en el proceso, era una de las cosas que admiraba de Mary, era una ser de honestidad, era clara y tenía las cartas sobre la mesa. Ella era opuesta a mí.

Saqué mis llaves, estando frente a la usual  puerta marmolada,  pero algo me detuvo. Una voz que yo creí por perdida. Me quedé congelado. No quise voltear, solo me quedé escuchando.

—Ajá, me siento contento de volver otra vez—dijo alegre.

—Lo he notado, Ma-ax, es un lujo tenerte con nosotros de vuelta.

Ambos iban acercándose más, entré rápidamente a la casa y pegué la espalda contra la puerta con fuerza, escuché como se alejaban, y lo último que oí de Max fue un:

—Espero no encontrármelo, no aún.

Mi respiración estaba agitada, al igual que mi corazón, todo mi cuerpo temblaba, no de miedo, de sorpresa de que volviera, la última que vez que supe de Max fue que se había ido de Estados Unidos, yo sabía que era por mí, no quería verme jamás en su vida después de aquello.

Y siendo sincero, yo hubiera hecho lo mismo. No tenía nadie a quien contarle, me había alejado de todos porque me sentí culpable del mal que le hice a muchas personas solo por mi ego. Hasta de Max.

Pero el hecho de enterarme que estaba aquí, me abruma. Muy en el fondo quise correr a abrazarlo, aunque seguramente se habría opuesto.

Aquella noche llamé a Mary, aclarando las cosas, diciéndole que esta vez, no iba a cometer los mismos errores.

Promise. // Maxley. (Max x Bradley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora