Pijamamada (HUNTAKE)

Capítulo 4

-Quizás unos... cinco- comentó, no muy seguro, jugueteando con la poca bebida que se encontraba ya diluida en su vaso a causa de los cubitos de hielo.(No saben las ganas que tengo de hacer un one shot de este párrafo nomas. Alguien quíteme el teclado por favorrrr)

- No soy tímida ni a palo jaja- exclamó con sorna Ally ahogando una carcajada al ver como Hunter se le descolocaba la mandíbula ante la sorpresa.

- Vamos, la borrachera me pone un poquito desinhibido- se justificó, estaba algo avergonzado por no haber maquillado aún más la verdad para no tomar por sorpresa a sus amigos presentes.

- ¿Un poquito?- exclamó Hunter entre dientes.

- ¿Estas celoso?- desafió Ashley arrastrando las palabras junto a una sonrisa maliciosa.

- ¿Celoso? Eso es un poco excesivo- objetó el pelinegro ciertamente atacado por el comentario de la rubia.

No era tan ingenuo como para ignorar el malestar que lo invadía. Por más que quisiera, sabía que Ashley, aunque algo pasada de copas, tal vez tenía razón. Bebió un sorbo de agua, intentando aliviar la sequedad en su garganta. No podía permitirse sentir lo que sentía. Jake y él se conocían desde hacía un tiempo, pero no lo suficiente como para ser mejores amigos, ni tan poco como para ser simples conocidos. Justo ahora comenzaba a descubrir quién era realmente Jake, pero no eran nada. ¿Cómo justificar esos celos? Era absurdo. Irracional. Y lo sabía pero no podía evitarlo.

El recuerdo del beso de hacía unas horas seguía rondándole, mucho más de lo que le gustaría admitir. Le molestaba darse cuenta de que le importaba lo suficiente como para sentirse así. Y le dolía aún más saber que para alguien como Jake, ese tipo de contacto probablemente no significaba nada. Qué ironía, siendo él quien había sugerido dejarlo pasar. Se maldijo en silencio por aquellos sentimientos sin sentido y resopló en un intento de apaciguar su corazón inquieto.

- Continuemos- exclamó con firmeza una vez se acabó el agua de su vaso.

Y como si fuera una orden directa de un superior, Jake fue quien acató al instante girando la ruleta. Cuando el nombre de Hunter se hizo presente, una vez más el pelinegro eligió reto. Segundos después se arrepintió de no elegir verdad, como consecuencia trago por inercia y sus palmas comenzaron a humedecerse.

- Tienes que besar a la persona a tu mano derecha- mencionó Ashley algo impactada por aquel detonante.

Todos quedaron en silencio. Hunter observo a la persona a su derecha, intercambiando miradas con Jake, y no pudo evitar que su mirada descendiera lentamente hasta los labios rosados del mayor. Mentiría si dijera que no estaba tentado a aceptar el reto, a dejarse llevar frente a las espectadoras solo para volver a sentir la suavidad de esos labios. Pero no podía permitirse intimidar a Jake de esa manera, aunque el alcohol, sus instintos, y cada fibra de su ser le suplicaran que lo hiciera. Ese fue el pretexto que su mente intrépida rebuscó, una excusa a la que se aferraba para ocultar la verdadera razón de su inevitable rechazo: el deseo. Un deseo crudo y acumulado, que crecía dentro de él, ansioso por tomar a Jake con firmeza y no soltarlo.

- ¿Cuál es el castigo?- dijo con la pesadez haciéndose presente en sus hombros.

- Lava los platos y acomoda la sala. Jake encárgate de que este perdedor cumpla al pie de la letra. Nosotras prepararemos las habitaciones - dijo Ashley quien, a pesar de estar muy borracha en ese momento, no dejaba de lado su tan característico rol de lider nato que corría por sus venas.

- Bien, vayan ya a dormir niñas- Dijo Jake comenzando a levantar las cosas.

Las chicas, ayudándose una a la otra, comenzaron a subir las benditas escaleras con atolondrados pasos y muchas carcajadas de por medio. Se marcharon dejando a ambos hombres recogiendo la mesa y desplazándose hacia la cocina. Jake rápidamente tomo los platos y comenzó a tallarlos con rudeza.