capitulo tres

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Martina no lo ha dejado en paz desde que volvieron de Uruguay, intentando averiguar porque fueron ambos solos al bar.

Ella unió los puntos cuando vio las fotos que los dos subieron a instagram, aunque en todas salían solos, se dio cuenta que era el mismo lugar, la misma noche.

Ahora, incluso en una previa en su propia casa, no deja el tema.

– Giani dale ¿No vas a decir nada? ¡A mi!

– ¿Porque te diría algo? No sé qué habría que hablar.– Ambos están en la habitación de la chica.– Y bajá la voz, que nos van a escuchar.

– Yo fui quien más insistí con esto del ship, algo podrías contarme, quiero que seas sincero conmigo e incluso con vos.

Ama a su amiga con todo su corazón, y sabe cuánto ella espera verlo feliz. Suspira sabiendo que podría ser el momento de contárselo.

– Fuimos al bar, los dos solos. Nadie quiso salir ese día y me la encontré sola en recepción cuando bajé para pedir una almohada.

– ¿Solo se quedaron en el Hotel?– La mira con una sonrisa de costado, rememorando esa noche.– ¿Solo eso?

– Puede que haya pasado algo más también.– Su sonrisa pícara le indica que ciertamente pasó mucho más que solo una charla banal.

El grito de su amiga alerta a los demás chicos. Y es justamente Cami quien toca la puerta preguntando si todo está bien, Marti la arrastra dentro del cuarto, cerrando la puerta.

La morocha se encuentra a Giani recostado en la cama y a su amiga saltando frente a ella. No tarda en atar cabos.

– No me digas, le contaste lo de Uruguay.

– Hace dos semanas no deja de perseguirme para que lo haga.– La ve caminar hacia la cama y tirarse a su lado, Martina chilla cuando ve la sonrisa tonta que el morocho dedica a la chica a su lado.

– ¿Piensan decirle a alguien?

Esa es una conversación que han tenido en estas dos últimas semanas, luego de su 'cita improvisada'. Decidieron que solo quieren ver hacia donde los lleva esto que está comenzando a formarse, no queriendo adelantarse a nada. Pero saben que lo que sea que sienten, es recíproco.

Se siente nerviosa, conociendo la imagen que sus amigos, e incluso él mismo, presentan del morocho a su lado. En estos últimos meses se ha dado cuenta que usa ese alterego para no dejar ver que realmente tiene su lado más sensible y personal. Es así que decidió que tomaría el riesgo, pero sería firme y clara con él y su vínculo.

– Por el momento no, es demasiado casual y sería demasiado exponerlo.– Su compañera parece segura de lo que dice. En el rostro de su amigo, en cambio, se refleja algo de duda.– Bueno, voy a volver a la previa.

Una vez se quedan solos, ella se tira en la cama, ambos mirando al techo.

– Contame cómo te sentís.

– Creo nunca me sentí así, eso da más miedo.

– ¿Cómo?

– Nunca estuve tan poco seguro de querer que un vínculo sea casual.– Martina sonríe, extendiendo su mano para tomar la de Giani.– ¿Es normal sentir como una presión en el pecho? Te juro no sé cómo manejarlo, me siento estúpido.

– Eso son cosas que te estás guardando y reteniendo de decir. Yo me sentí así un montón de veces, vos lo sabes, y lo mejor que puedo decirte es que ser sincero ayuda. Al menos serlo con vos mismo.

– Ella es magnética.– Murmura.

– Demostraselo, decile todo estos pensamientos espontáneos que te produce.

– Pero quiero que sea en el momento adecuado, ya viste que ella está dudando un poco.

– Y ahora vos tenes que jugartela, si queres ir en serio con Cami, y ser el chico que ella espera. Y que yo se que en tu interior lo sos.– Escucha a su amigo suspirar mientras lo observa se sienta sobre la cama– ¿Te cansaste de hablar de sentimientos? No te hagas el boludo que justo te fuiste a enamorar de la chica mas simpatica y romantica del mundo.

– ¿Yo dije que lo estaba?

Ella sólo puede reírse del morocho, y ríe más cuando ve su ceño fruncido.

– Es tan gracioso verte negándolo. Ahora vamos con los demás antes que vengan a buscarnos.




planes espontáneos, finales inesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora