Parte 4

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-Yoongi, despierta -la voz de MinJi sonó cálida y dulce.

Ella y Yoongi eran dos jóvenes enamorados. Hablaban día y noche cuando el padre y el hermano de MinJi salían de la humilde casa para trabajar, y esta vez no era la excepción.

-Me quedé dormido... No es apropiado, tu padre me matará -dijo Yoongi, abriendo los ojos de golpe y levantándose con rapidez.

-Deberíamos casarnos... No tendríamos problemas y podríamos pasar las noches hablando sin parar -sonrió MinJi con dulzura, imaginando una vida al lado del palido.

-Tienes razón. Vamos a casarnos. En cuanto regrese del viaje, lo haremos. Prometo trabajar muy duro para que no te falte nada -Yoongi acarició la mejilla de su amada.

Sus miradas se encontraron. Los ojos de ambos reflejaban un amor puro.

-Debo irme, tu padre está por regresar -Yoongi dejó un casto beso en la frente de MinJi-. Prometo volver para casarnos.

...

Yoongi se despertó de golpe, recordando su promesa. Desde que estaba en el palacio, no podía evitar pensar en sus palabras. ¿Qué podía hacer? Era la vida de su hermana o su felicidad al lado de MinJi.

No era fácil; su consuelo era imaginar que su amada encontraría un buen hombre que la hiciera feliz. Esperaba lo mismo para su hermana.

-¿Preocupado? Posiblemente ya quedaste loco -dijo el rey, tratando de levantarse, aunque aún estaba muy débil.

-Su majestad... Lo lamento, lo cuidé durante toda la noche y me quedé dormido un momento -dijo Yoongi, ayudando a Seokjin a acomodarse-. No debería levantarse aún, sigue muy débil.

-El imperio no se sostiene por sí mismo, debo levantarme -respondió Seokjin con seriedad.

-Por un día no ocurrirá nada, su alteza... Usted fue envenenado -Yoongi colocó su mano en la frente del rey- Aún está caliente, necesita reposo.

-Los demás sospecharán y sacarán ventaja de esto.

-Con todo respeto, no sea terco. ¡Mi vida también depende de la suya! Así que hará lo que yo le diga... Si tengo que morir y vivir una vida miserable, será bajo mis condiciones -Yoongi habló con molestia, sorprendiendo a Seokjin.

Yoongi salió de los aposentos sin esperar respuesta. Después de un largo rato regreso con una bandeja de comida que consideró apropiada para la situación del rey.

-Le informé a mi asistente que estaré con usted todo el día. Le pedí que se quedara cerca y me informara de cualquier situación -no esperó respuesta y llevó a la boca de Seokjin una cuchara de sopa caliente.

-Estás sobrepasando tus límites, Yoongi. Anoche desobedeciste mis órdenes -dijo Seokjin después de tragar la sopa.

-Se dice gracias. Al parecer la realeza no conoce modales -dijo Yoongi con molestia-. Si no fuera por mi insolencia, usted y yo estaríamos muertos ahora.

Ambos se miraron con enojo. Seokjin no esperaba que Yoongi, quien parecía débil y obediente, se comportara así. Nadie tenía derecho a desafiarlo; su palabra era ley, y cualquier persona en su contra debía ser decapitada.

-Y no me mire así. Ya estoy cansado de esto. Es ridículo fingir ser alguien que no soy. Usted solo pensó en su imagen, no en mí ni en la vida que tenía antes de ser prisionero en este palacio... Usted sabe que estoy aquí por sus amenazas -Yoongi sabía bien lo que hacía. Estaba harto del comportamiento del rey.

-Puedes irte, conoces las consecuencias.

-Claro, las conozco muy bien... Así como usted sabe que si yo muero habrá muchas consecuencias para usted mi rey. Ambos estamos atados hasta que mi hermana aparezca.

Yoongi sacó valor de sus recuerdos para hablar. De otra forma, no habría desafiado al rey. Incluso lo obligó a comer. El ambiente era tenso y ambos no se dirigieron la palabra por el resto del día, a pesar de que el rey se encontraba bajo el cuidado del palido.

The king's wife Donde viven las historias. Descúbrelo ahora