Prólogo

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-¡Maldita sea!, ¿Cómo puedes jugar con algo así?- El rey Seokjin hablo tomando del cuello a su consejero, su voz era aterradora, el estar en su presencia era comparado con tener a un demonio en frente.

-Su alteza no es un juego, la señorita Shin no llegara a la boda, ella dejo una carta que lo comprueba- el hombre hablo con miedo, entregando la carta de inmediato.

El rey no podría estar más enojado, su prometida se había escapado el día de su boda.
Un rey tan temido como el quedaría en ridículo, sería tan fácil traer a cualquier otra mujer para reemplazarla, pero todos ya conocía a su prometida, sería un escándalo sustituirla el mismo día de la boda.

-Quería felicitarte en privado, pero veo que tienes problemas... Y como el gran amigo que soy vengo a solucionarlos- hablo el tercero qué apenas entraba en la habitación.

-¡Habla Jimin!, no tenemos tiempo".

Los preparativos de la boda ya estaban listos, todo los ciudadanos de el imperio junto los con nobles y la realeza de otros lugares se encontraban en espera de el evento más importante en varios años, aquel evento era muy prometedor, pues el rey del imperio más grande, magnífico y poderoso, por fin se casaría.

Los presentes sabían que el rey solo se casaba para asegurar un futuro heredero y no se equivocaban, ellos no creían que alguien como el fuera capaz de amar, lo veían como a alguien inhumano. Después de todo la boda era más que eso, también era una forma de celebrar la victoria de el rey en la reciente guerra. Una guerrera de las más sangrientas y crueles en muchos años, quizás la primera en su categoría.

En aquella guerra el rey Kim Seokjin, logro reafirmar su posición como el hombre más hábil e inteligente, sus estrategias eran perfectas, tanto que causaba escalofríos; combatía de forma espectacular, su espada y el eran uno solo, dejando una magnífica imagen de el cubierto de sangre de sus enemigos, ganando así la lealtad y respeto de los soldados.

...

- ¿Dime dónde está la estúpida de tu hermana?-Jimin interrogó a un indefenso Yoongi, este último solo asistió a la boda de su hermana, tratando de pasar desaparecido, sin embargo, no funcionó, ya que fue secuestrado por el asistente del rey.

-Se debe estar preparando para la boda, no la he visto en días, mi señor- Yoongi a pesar de su apariencia delicada, no era fácil de intimidar, los golpes de la vida lo habían hecho bastante fuerte.

- Pues tú hermana no se casará conmigo, se fugo con alguien más... Lo que pasará ahora es que la buscaré y la mataré, claro la torturaré prime...- Esta vez fue el rey Seokjin quien apareció en la habitación siendo interrumpido por el indefenso y pálido chico.

-¡Rey se lo suplico!, no le haga daño a mi hermana, yo haré lo que deseé, pero no la lastime- hablo Yoongi desesperado, el rey no tendría compasión de su hermana y el que tanto la amaba no permitiría que le hicieran daño, era capaz de dar su vida por ella.

-Tengo una idea mi rey- murmuró Jimin y hablo con el rey, su conversación no pudo ser escuchada por Yoongi. Después de unos minutos regreso y miro a Yoongi con una sonrisa, -Ocuparas el lugar de tu hermana, ambos son idénticos, nadie se dará cuenta.

Esas palabras bastaron para que el pálido se diera cuenta que vestiria como mujer y tendría que fingir ser su hermana, fueron momentos terribles y humillantes para el, desde vestirse de mujer y maquillarse hasta casarse con el rey.

Yoongi se miró al espejo con asombro y asco mezclados con otras emociones, ahora se veía como una mujer, es como si viera a su hermana en su reflejo, nunca había imaginado casarse así y menos con un hombre, estaba horrorizado... se estaba sintiendo muerto en vida, algo completamente normal para alguien con ideas conservadoras como el.

Al menos deseaba ver a su hermana Youngmi y preguntarle porque hizo esto, ella deseaba casarse con el rey por el poder y riqueza que eso significaba, pero de pronto se arrepintió el día de la boda.

-Mi reina, le recuerdo que debe sonreír, debe saludar a nuestros invitados- El rey hablo de lo más normal, como si el casarse con un hombre fuera algo común, aquellas palabras sacaron de sus pensamientos a Yoongi, quien no se atrevió a mirarlo.

-Lo lamento su majestad- Yoongi caminó y saludó a personas que nunca imaginó conocer, aquellas de la realeza de otros reinos, muy en sus adentros agradecía el haberse educado con los innumerables libros que había leído, aunque se mantuvo en silencio, ya que su voz era muy masculina y el podría ser descubierto ,si cometía errores el engaño del rey sería descubierto y la gente los miraría con repudio.

...

Todo el reino se encontraba celebrando, no se había escatimado ni un poco el gasto en decoraciones, comida y eventos para el entretenimiento con el fin de que todo el imperio disfrutará de un día tan importante, era una fiesta tan ostentosa, algo que no se había visto en siglos.

Mientras las celebraciones ocurrian, los reyes se encontraban en sus aposentos privados, donde era tradición que el rey tuviera intimidad en la noche de bodas con la esperanza de concebir al próximo heredero al trono.

-Hablemos sobre nosotros y las reglas... Tú eres un hombre, pero ahora fingiras ser tu hermana toda tú vida... recibirás la educación necesaria para que te comportes como una dama de la alta sociedad digna del título- pronunció el rey con firmeza, era bastante intimidante para el gusto de el palido.

Yoongi había vendido su alma a este hombre por salvar la vida a su hermana, estaba exagerado, pero así lo sentía.

- Lo haré mi rey, prometo que no seré descubierto, tampoco seré una molestia para usted- la voz de Yoongi apenas fue audible para Seokjin.

Seokjin miro el dolor y miedo que tenía Yoongi, lamentaba el arruinar la vida de el joven, pero su imagen como rey era más importante que la vida de el chico, aún así sintió lastima y por primera vez en su vida tuvo el deseo de animar a alguien. Miro al chico a los ojos y lo tomo de la manga para guiarlo hasta el balcón.

- Mira a toda esa gente, ahora estará a tus pies y te adorara, muchos quisieran estar en tu lugar- después de pronunciar esas palabras Seokjin se sintió extraño, nunca había animado a alguien, así que decidió ir a la cama dispuesto a dormir, después de todo fue un día realmente cansado, odiaba el tener que hablar demasiado.

-¿Qué le hace pensar que deseo poder? Yo no debería estar aquí- las lágrimas salieron de sus pequeños ojos, sabía que este era el inicio de su infierno.

The king's wife Donde viven las historias. Descúbrelo ahora