𝗵𝗼𝗹𝘀𝘀𝗶 [ 2 ]↬ 𝗰𝗮𝗽𝘁𝗮𝗶𝗻 𝘁𝘀𝘂𝗯𝗮𝘀𝗮 ✅

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Al término de ese semestre de intercambio, Marcel regresó a Corea. Su hermano y sus padres la esperaban en el aeropuerto. Debido a la forma de ser de estos últimos, ella se limitó a contarles cosas de estudio, pero a su hermano sí que le hizo una bitácora de todo.

Su primera semana de regreso al país había sido caótica y cansada. Apenas pudo poner un pie en su hogar y ya tenía que estar alistando todo para la mudanza: la familia Son se mudó de Ulsan a Seúl, siguiendo recomendaciones. Su nuevo hogar en Seúl era más pequeño; para empezar, era un apartamento. ¿Qué tanto se podía esperar?

En la segunda semana de su llegada, por fin pudo descansar y comenzar a desempacar. Entre sus cosas de Japón traía consigo algunas fotos que después pondría en marcos pequeños.

En esos momentos donde observaba todos eso ella comenzaba a sentir la falta de Japón. El contacto con todos se perdió; solo una vez llamó a casa de Sano. Sin embargo, la madre de este le había dicho que él no estaba y que tardaría mucho en regresar. Marcel se lamentaba un poco, pues jamás pidió números ni dio el suyo, excepto a Takako. Pero no es como si se mantuvieran hablando 24/7 y no tenía tanta confianza como para preguntarle por algunas personas.

Con el paso de los días, Marcel intentó adaptarse a su nueva vida en Seúl. Aunque la ciudad era vibrante y llena de oportunidades, no podía evitar sentirse nostálgica por los momentos vividos en Japón. A pesar de todo, decidió enfocarse en sus estudios nuevamente, eso ya era algo que ella supone haría mientras viviera en Corea.

Cada vez que veía las fotos de Japón, una sonrisa se asomaba en su rostro, recordando las aventuras y las amistades que había forjado, Marcel sabía que esos momentos siempre formarían parte de ella, llevándolos en su corazón.

Su último día en aquel país era muy cercano al presente; las consecuencias de una despedida aún la seguían afectando, y con ello llegó el pesimismo.

Marcel se esforzaba por adaptarse, pero los recuerdos de su tiempo en Japón estaban frescos y la hacían sentir extrañar una tierra que nunca fue de ella. Las despedidas siempre son difíciles, pero esta parecía especialmente dura. Se sentía desconectada, como si una parte de ella se hubiera quedado en Japón, y eso le impedía disfrutar plenamente de su presente.

En las noches, mientras intentaba conciliar el sueño, su mente volvía a aquellos momentos felices que había vivido durante su intercambio. Se preguntaba cómo estarían sus amigos, si ellos también la extrañaban, y si alguna vez volverían a encontrarse. Sus pensamientos sobre el futuro y la tristeza por el pasado se mezclaban, sumiéndola en una especie de melancolía persistente.

Sin embargo, Marcel sabía que tenía que encontrar una manera de seguir adelante y con un simple Life goes on, se dispuso a seguir su vida ignorando el pasado. Quizá al final siempre haría eso, ignorar y seguir adelante.

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Hoy había salido temprano de sus clases privadas. Para evitar estar en su casa tan temprano, decidió tomar otro camino. Sin embargo, ¿de qué servía eso? Al final, continuaba en la misma rutina... otro camino no significaba nada.

Mientras caminaba, intentando no chocar con nadie, una noticia llamó su atención. Siguió caminando sin despegar la vista de ello, hasta que alguien chocó con ella.

—Lo siento —se apresuró a decir, e hizo una reverencia por inercia.

—No te preocupes, yo iba distraída —exclamó la otra persona.