Capítulo//04

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Amal bajo las escaleras y se encontró con Rebecca, su aliada en todo. Rebecca la estaba ayudando y quería que su jefe abriera los ojos, pero también darle de su misma jugada. Amal bajo las escaleras y se acercó a ella, Rebecca aplaudió con emoción.

—Ahora, escucha. — ella asintió. —En la playa te espera mi prima, se llama Elizabeth. Le dirás a ese esposo tuyo, que has quedado para comer con tus padres. — Amal arrugó su ceño. —Él lo averiguará, cuando vea que no es cierto, se comerá la cabezas. Dile a su chófer que te siga el juego, ya le convencerás.

—De acuerdo, iré a buscar a Abdel y se lo diré. — Rebecca asintió.

Con la cabeza en alto, fue hacia el despacho donde estaba su marido. Cogió aire y llamó, cuando escuchó el pase, ella abrió la puerta. Cuando entró, se encontró con su esposo. Tenía el ceño fruncido y su rostro serio, mirando unos papeles. Abdel levanto la mirada de los papeles y observó a su mujer, la escaneó de arriba abajo, con una ceja alzada.

—¿Ya te vas? — preguntó, dejando el bolígrafo a un lado y apoyándose en el respaldo de la silla.


—Si, mis padres me están esperando. — respondió, cruzando sus piernas, una delante de la otra.


—O sea, ¿Has quedado con tus padres? — ella asintió sin dejar de mirarlo.  —Pues... Pásalo bien.

—Gracias. — salió de allí dejando a su esposo con la ira en su cuerpo.

Abdel no la creía, dudaba mucho que hubiese quedado con sus padres. Si así fuese, no sé habría puesto tan bonita y desde el mensaje, ella se estaba arreglando. Pero tenía al chófer informado, por él sabría dónde estaría.
Su teléfono sonó y era su "amiga", él esperó un poco y lo cogió.


—Hola, bonita. — respondió.

—Hola, Abdel. ¿Qué tal? — la joven lo amaba, tanto que su corazón estaba rompiéndose.


—Bien, bien. ¿Y tú?


—Bien, te llamaba para quedar y comer juntos. — Abdel sonrió, mordiéndose el labio.


—Genial, pero tiene que ser hasta las cuatro de la tarde, vienen mis padres.  — ella sabía el significado de todo eso.

Estaría sin verle todo el tiempo que sus padres estuviesen en su casa, que dormiría con ella y eso, le dolía mucho.

—¿Eso significa que dormirás con ella? — preguntó, y Abdel notó su voz triste.

—Si, Norma tengo que hacerlo, no puedo decepcionat a mis padres. — ella se rio en voz baja.


—¿Consumirás tu matrimonio?

Abdel sabía que la estaba haciendo daño y eso le reventaba, no quería hacerlo, no quería verla triste y mucho menos llorando. Pero no quería mentirle, quería ser honesto con ella.

—Sinceramente, no lo sé. — ella sollozó. —Es mi esposa, Norma. Tarde o temprano, tendrá que pasar.


—No lo hagas, Abdel. Te amo y me duele escuchar todo ésto, me duele saber que consumirás tu matrimonio y que no te vea durante unos días. Ya bastante aguanté que te casaras y que ya no me hagas el amor. — lloraba, lloraba rompiendo a Abdel. No quería escucharla llorar y más de esta manera.

—Norma, ya sabes cómo es mi religión. — siseó. —Tengo que hacerlo, no quiero hacerte daño, nunca quise hacerlo.


—Quiero ser tu segunda esposa. — aquello, le dejó mudo. Jamás imaginó que ella quisiese ser su segunda esposa.

—Norma, no sabes lo que dices. No quiero que seas mi segunda esposa, siempre quise que fueses la primera. — dijo, Rebecca escuchaba detrás de la puerta. —Aún así, no podríamos. Para casarme por segunda vez, tendría que tener la autorización de Amal y dudo que ella acepte. — Norma limpió sus lágrimas.


—Puedes convencerla, tu eres el hombre y tu mandas.

—Norma, Amal tiene los mismoa derechos que yo. No puedo, si ella se niega. Dime, ¿Aceptarías ser la segunda en todo? No tendrías ni voz ni voto, ella manda en todo. Es la primera y por ser la primera esposa, tiene muchos derechos... más que tú.  Serías la otra y no voy a permitir, ella sería capaz de humillarte. Amal es buena, pero cuando tratas de humillarla, es tu peor enemigo.


—Eso no me importa, Abdel, solo quiero estar contigo. — él negó.


—No, no podemos... No por ahora.

«¡Espera! Había dicho, "¿no por ahora?" Eso que significaba, ¿Qué se lo estaba pensando? — pensó Rebecca. «Abdel, creo que te va a resultar difícil tener la autorización de Amal. Eres un malnacido, un hombre sin corazón y cruel.»


—Te veo en un rato. — colgó.

Abdel llevó sus manos a la cabeza y soltó el aire. Por eso detestaba a su esposa, porque perdía a Norma y la estaba haciendo daño. Escuchar a Norma llorar y decirle que lo amaba, le partió el corazón. Le suplicaba que no le hiciera el amor, pero ni él, sabía que hacer. Iba a tener a su esposa en la misma cama, después de verla de aquella forma, le hizo pensar en el sexo y todas las cosas que quería hacerle.
Pero no quería hacer daño a Norma, a ella no. No quería perderla, no quería que se fuese de su vida.

Salió del despacho y salió de la casa, iba en busca de ella. Quería hablar con ella cara a cara, y pedirle tiempo para solucionar todo y que sea su esposa, como Siempre lo habían hablado.

Por otro lado, Amal llegó a donde estaba Elizabeth. La vio sentada en un mur, vestida elegantemente. Caminó hasta ella con una sonrisa, la mujer la miró y la sonrió de la misma forma.


—Hola, soy Amal. — se presentó. —Rebecca me dijo algo.

—Encantada. — le sonrió. —A mi también me contó, ya tienes otra cómplice más.

—Si, a ver qué si sale bien.

—Saldrá bien, no lo dudes. Tu esposo, comerá de tu mano.


—Mas bien, quiero verle sufrir, quiero que pague por todo el daño que me ha hecho. — ella asintió. —Quiero enamorarlo, luego verle a mis pies y por último, pedirle el divorcio.

—Asi será, te vamos ayudar. Él verá que está perdiendo, creerá que tiene a otro hombre y es ahí,  donde le matarán los celos. Después verá que eres indiferente, fría y distante. Creerá que es por ese hombre misterioso. — le explicó. —Te daré mi teléfono y me guardarás con un nombre de hombre, da igual cual, tu elijes.

—Pero, ¿ Y si no sale bien? A él tal vez le importe poco perderme.


—Bueno, entonces con toda tu dignidad por encima, te vas de su lado. Primero estás tú, tú dignidad y personalidad. No dejes que él te agote, que te humilles. Si con estas él no reacciona, entonces... Ya sabes que hacer.

Elizabeth tenía razón, si con estas Abdel seguía siendo el mismo, entonces, todo acabaría. No iba a dejar que la humillara más, que la gritara. Porque si él quería esta con esa mujer, entonces feliz, se lo regalaría.

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Hola, bellas. Aquí tenéis otro capítulo de Abdel y Amal, espero que os guste.

Decidme, que pensáis de éste capítulo. ¿Saldrá bien todo? ¿En plan saldrá bien? ¿Abdel reaccionará? Os leo.

Besos desde España, nos leemos pronto.

Casada Con Una Bestia (De la saga realeza, historia independiente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora