Capítulo//02

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Abdel siguió en el despacho, sin importarle si la hizo daño o no. Era como si la cosa no fuese con él, no le importó humillarla, ni verla llorar.
Por Norma no sentía amor, no estaba enamorado de ella, pero si la quería como esposas. Con ella se entendía muy bien, se llevaban bien y hacían buena pareja.

Amal se quedó en el sofá, dejando sus lágrimas caer, dejando que el dolor salieran. Amal le costaba hablar de sus problemas, era muy egoísta con su vida privada, pero este dolor quería sacarlo, quería contarlo. Deseaba tanto tener un abrazo de su madre, sus consejos. Quería volver a su casa y ser la mujer que era antes. Abdel borró su sonrisa, apagó su alegría. No sabía si lo amaba o no, pero si aguantaba era porque algo sentía.

Una joven empleada salió de la cocina y la vio llorando, la vio con la cabeza agachada y fue de nuevo a la cocina a prepararle un té. Esa joven vio a su jefa y era muy buena, siempre simpática con ellos y alegre. Jamás les había insultado ni tratado mal, todo lo contrario.
Sabía que su marido la trataba mal y esas lágrimas, las provocaba él y no se lo merecía.

Fue de nuevo al salón y se acercó a ella con pasos sigilosos.

—Señora. — la llamó y Amal levantó su rostro, limpio sus lágrimas y la miró. —Le traje un poco de té, así se calma.

—Gracias, Rebecca. — agradeció. —Eres muy amable.

—Señora, se que no es de mi incumbencia, ni me puedo meter en sus cosas, pero si necesita hablar, aquí estoy. — habló amablemente y Amal sonrió.

—Gracias, pero aquí no se puede hablar. — dijo. —Las paredes tienen oídos.

—Cuando usted quiera, puede hablar conmigo y se desahoga. No seré una buena consejera ni mucho menos, pero desahogarse no le vendrá mal, aquí tiene una amiga y un hombro. — Amal la abrazó con tanta ternura, pero Rebecca vio como ella temblaba. —Hay muchos hombres, como para llorar por uno que no la valora.

—No lloro por él, sino por como me trata y me humilla. — respondió. —Aunque tampoco sé si es por él también.

—Señora yo he visto como el señor la trata, que muchas noches aquí no pasa la noche. — dijo en un susurro. —Se merece ser feliz y el señor, no la hace feliz.

—¿Y qué puedo hacer, Rebecca? — levantó sus hombros. —No sé porque me odia, no sé si pedir el divorcio.

—Mi madre me dijo una vez. Los hombres cuantos más les persigas más se alejan, pero si te comportas distante, se acercan. Son así de tontos. — Amal rio. —Aplica la ley del hielo. Se indiferente, distante y vera que él solo, se acerca.

—Yo soy muy patosa para eso, no entiendo de hombres. — se avergonzó.

—Bueno, yo por desgracia sé como son. Estuve casada y me maldije por aceptarlo. Pero usted puede, hazlo y si ve que no cambia, es que no es para usted. — Rebecca tenía razón, o la menos así pensaba Amal.

Si aplicaba la ley del hielo, tal vez, él se acercaba. Siempre quise llevarse bien con el, ser educada y preocuparse por él. Pero él, la trataba peor que un perro, la tomaba en cuenta y Rebecca también se había dado cuenta... Abdel casi nunca dormía en casa y eso era extraño. ¿Donde dormía? ¿Con quien lo hacía? De algo Amal estaba segura, si llegara a ver o enterarse que él le era infiel, se divorciaba sin pensarlo. Por eso ella misma tenía que poner sus limitaciones, ser más para ella y no preocuparse por él cuando la trataba como una mierda.

—Tiened razón, aplicaré la ley del hielo, siempre y cuando tú me ayudes. — Rebecca asintió con una sonrisa.

—Yo la voy ayudar, la voy aconsejar y le haremos entender al señor que usted está haciendo su vida. — ambas sonrieron. —Señora, tengo una duda. ¿No ha pensado que haya otra mujer?

—Lo he pensado, pero de algo si puedes estar segura, Rebecca. Si me entero que el me fue infiel, acabo con este infierno de matrimonio. — exclamó. —Puedo llorar, puedo ser una niña tonta que llorar por él. Pero jamás seré una cornuda y que me vean como una tonta. Si Abdel tiene a otra, entonces se lo regalo con lazo y todo.

—Asi se habla. — se abrazaron. Abdel salió del despacho y Rebecca se acercó a su jefa con cautela. —Empieza la ley de hielo ahora. — cogió la taza de té y se alejó.


Amal tenía que ser fuerte y ser indiferente con él, tenía que saber si él estaba dispuesto a arreglar su matrimonio. Abdel pasó por el salón, pero paso de largo, ella ni siquiera le miró. Pero le había dolido mucho la inferencia de su esposo, era como una espalda atravesar tu alma y agonizar en el momento que te la está sacando del pecho.

Ambas se miraron y Rebecca la dijo que se relajará, que se calmara.

Cuando Abdel bajo de nuevo, se salió de la casa sin decirle nada. ¿De verdad era tan cruel para ni siquiera decir adiós? ¿Tanto la odiaba? Era muy duro, muy duro para ella.

—Sigale. — dijo ella. —Ahi sabrá todo y sangra que hacer.

Amal salió de la casa y se fue al coche, Abdel estaba saliendo y quería seguirle sin que se diera cuenta.

—Sigue a mí esposo sin que se dé cuenta. — subió, el hombre parecía pensarlo. —Hazlo nadie se enterará.

El hombre hizo lo que le pidió su jefa, Amal tenía que saber dónde iba su esposo todos los días, donde dormía y la intriga la mataba. Esperaba no encontrarse con algo duro, no verle con otra, porque ya la estaría matando.

El chófer de Abdel aparcó frente a un restaurante, él salió del coche y caminó hasta el interior del lugar. Ella hizo lo mismo y desde fuera podía verle. Pero lo que vio le partió el corazón, estaba con una mujer, sonreía con ella. Con ella reía y era atento. La cogía de la mano y era tanto carismático y noble con ella, que eso la mató. Con ella no está así, con ella era un demonio. Pero con ella no, con ella era otro Abdel.

Abdel había matado a su mujer, había destrozado su matrimonio. Porque ella lo juro y lo prometió. Jamás sería la cornuda de nadie, fue una tonta por aguantar un año, por aguantar tanto dolor y humillaciones. Pero hasta aquí llegó todo, ella se iba de su vida.

Pero primero le haría sufrir, primero le haria llorar y suplicar. Porque ahora ella sería la gran hija de puta y le hará pagar con la misma moneda y luego, le pediría el divorcio.

«Te odio, Abdel. Te juro que te vas arrepentir, he lo juro. »


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Hola, bellas. Aquí tenéis otro capítulo de Abdel y Amal, espero que os guste. Decidme que pensáis de este capítulo, os leo.

Está bien la ley del hielo? Abdel cambiara?

Casada Con Una Bestia (De la saga realeza, historia independiente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora