Capitulo 3

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La habitación de los niños Velaryon-Targaryen estaba iluminada por la suave luz de las velas. Rhaenyra, con el recién nacido Joffrey en brazos, observaba a sus hijos. Naerys jugaba con sus muñecas en la cama mientras Jacerys y Lucerys jugaban en el piso. La tranquilidad de la noche fue interrumpida cuando Ser Harwin Strong entró en la habitación. Su expresión era grave, y todos los presentes sintieron un cambio en la atmósfera.

Harwin: (con voz suave pero firme) Sean buenos con su madre, niños. Los visitaré cuando pueda, pero eso tomará tiempo. (suspirando profundamente)

Rhaenyra: (acariciando el cabello de su hijo mayor, Jacerys) Jace, escucha a Ser Harwin y pórtate bien.

Naerys: (mirándolo con enojo) ¿Tienes que irte? ¡No es justo!

Harwin: (inclinándose para estar a la altura de Naerys) Lamentablemente, sí, mi princesa. Pero tengo un regalo para ti. (sacando una espada pequeña y elegante) Esta espada es de acero valyrio, muy rara por cierto, y es de tu tamaño. (acariciando la coronilla de Naerys) ¿Algún nombre para ella?

Naerys: (tomando la espada con cuidado, sus ojos brillando de emoción y tristeza) No lo sé... (pensando por un momento) La llamaré "Furia de Dragón".

Harwin: (sonriendo) Un nombre digno para una espada tan especial. Cuídala bien y recuerda todo lo que te enseñé.

Jacerys: (mirando a Harwin con tristeza) ¿Por qué tienes que irte, Ser Harwin?

Harwin: (mirando a los niños con afecto) Mi padre y yo debemos ir a Harrenhal. Lord Lyonel ha renunciado a su puesto de Mano del Rey después del altercado en el patio con Ser Criston.

Lucerys: (con una mirada de preocupación) ¿Volverás, verdad?

Harwin: (asintiendo con una sonrisa triste) Haré todo lo posible por volver. Pero mientras tanto, deben ser fuertes y cuidar unos de otros.

Rhaenyra: (mirando a Harwin con gratitud y tristeza) Gracias por todo, Harwin. Nos haces mucha falta.

Harwin: (inclinando la cabeza) Siempre estaré con ustedes, en espíritu si no en cuerpo. (volviéndose hacia Naerys) Y tú, pequeña princesa, sigue entrenando. Sé que llegarás a ser una gran guerrera.

Naerys: (con lágrimas en los ojos) Lo prometo, Ser Harwin. No te defraudaré.

Harwin: (acariciando la mejilla de Naerys) Lo sé. Ahora debo irme. (mirando a Rhaenyra) Princesa, cuida de los niños.

Rhaenyra: (asintiendo) Lo haré. Cuídate, Harwin.

Harwin salió de la habitación, dejando atrás a una familia que ya sentía su ausencia. Rhaenyra sostuvo a Joffrey más cerca, sus ojos llenos de preocupación. Naerys miró la espada en sus manos, sintiendo el peso de la responsabilidad que Harwin le había dejado.

Jacerys: (rompiendo el silencio) Naerys, ¿puedo ver tu espada?

Naerys: (sonriendo a través de sus lágrimas) Claro, Jace. Pero ten cuidado, es muy afilada.

Lucerys: (mirando la espada con asombro) Es hermosa. Harwin te la dio porque sabe que serás una gran guerrera.

Naerys: (con determinación) Lo seré. Por Harwin, por nuestra familia.

Rhaenyra: (acariciando la cabeza de Lucerys) Y siempre estaremos aquí para apoyarnos. Somos una familia fuerte, y superaremos cualquier obstáculo juntos.

Después de que Ser Harwin se fue, Jacerys y Naerys se quedaron parados en el marco de la puerta de la habitación, observando cómo se alejaba. Lucerys, sin entender completamente la gravedad de la situación, continuó jugando en el piso con sus juguetes.

꧁𝑳𝒂 𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒆𝒔𝒂 𝒅𝒆 𝑫𝒓𝒊𝒇𝒕𝒎𝒂𝒓𝒌꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora