꧁𝑳𝒂 𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒆𝒔𝒂 𝒅𝒆 𝑫𝒓𝒊𝒇𝒕𝒎𝒂𝒓𝒌꧂

Capitulo 6

El rugido del trueno sacudía las paredes de la Fortaleza Roja, y la lluvia golpeaba las ventanas con una furia implacable. Naerys caminaba con determinación por los pasillos, su mente llena de pensamientos y su corazón pesado con preocupaciones. No podía encontrar la paz en sus sueños, así que decidió buscar consuelo en la compañía de su abuelo, el rey Viserys.

Naerys: (abriendo la puerta de la habitación de Viserys) Váyanse, yo me encargo. (dirigiéndose a los criados)

Criado: Pero, princesa, el rey necesita atención constante...

Naerys: (con firmeza) Yo me encargaré. Vayan.

Los criados se retiraron, dejando a Naerys a solas con su abuelo. Viserys yacía en su cama, su cuerpo debilitado por la lepra y la edad avanzada. Naerys se acercó con un paño de agua caliente, dispuesta a aliviar su malestar.

Viserys: (débilmente) ¿Alicent?

Naerys: (sonriendo suavemente) Soy yo, abuelo. Naerys.

Viserys: (con una sonrisa débil) Oh, mi retoño. No deberías cuidar de este viejo. Déjaselo a los maestres.

Naerys: (riendo suavemente) Tonterías. Solo es por un rato. No podía dormir.

Viserys: (con voz suave) ¿Qué es lo que te perturba, mi niña?

Naerys: (con voz temblorosa) Cuando era niña me hablaste de la canción de hielo y fuego. ¿Tú crees que es cierta?

Viserys: (con un suspiro) El sueño de Aegon...

Naerys: Tú me dijiste que era nuestro deber mantener al reino unido contra un enemigo común. Pero al nombrar a mi madre heredera, todo se dividió. (haciendo una pausa) Pensé que quería ser reina algún día, pero la carga es tan pesada, es inmensa. (con lágrimas en los ojos) Si tú quieres que la cargue, por favor, defiéndenos a mi madre, a mis hermanos, a mí.

Viserys: (levantando una mano temblorosa para acariciar la mejilla de Naerys) Naerys, mi querida niña. La carga de la corona es pesada, sí, pero tú tienes la fuerza para llevarla. Tu madre también. La profecía de Aegon es un recordatorio de nuestro deber, pero no define quiénes somos.

Naerys: (sorbiendo por la nariz) Tengo miedo, abuelo. Miedo de lo que vendrá.

Viserys: (con voz suave y cálida) El miedo es natural, Naerys. Pero recuerda, no estás sola. Tu familia está contigo. Y yo siempre estaré aquí, en espíritu, guiándote. (haciendo una pausa) Defendí a tu madre cuando era necesario, y haré todo lo posible para protegerlos a todos.

Naerys: (tomando la mano de su abuelo con fuerza) Gracias, abuelo. Prometo hacer todo lo que pueda para proteger a nuestra familia.

Viserys: (con una sonrisa débil) Esa es mi niña. Recuerda siempre quién eres y de dónde vienes. El fuego y la sangre corren por tus venas. Usa esa fuerza sabiamente.

Naerys: (asintiendo) Lo haré, abuelo. Lo haré.

Los dos permanecieron en silencio por un momento, el sonido de la tormenta afuera creando un telón de fondo inquietante. Naerys sintió una paz momentánea, un respiro en medio del caos que la rodeaba. Cuidó de su abuelo con dedicación, recordando las lecciones que había aprendido de él y de su madre.

Finalmente, Viserys se quedó dormido, su respiración regular y tranquila. Naerys se quedó a su lado un rato más, observándolo con ternura. Luego, se levantó y salió de la habitación, sintiéndose un poco más fuerte, un poco más preparada para enfrentar lo que viniera.

Naerys: (murmurando para sí misma mientras caminaba por el pasillo) Seremos fuertes, abuelo. Lo prometo.

La tormenta continuaba rugiendo afuera, pero dentro de la Fortaleza Roja, Naerys encontraba un nuevo propósito y determinación. Sabía que los días oscuros aún estaban por venir, pero también sabía que tenía la fuerza y el apoyo para enfrentarlos. Con el legado de su familia y las enseñanzas de su abuelo, estaba lista para cualquier desafío que el destino le pusiera en el camino.