Capitulo 4

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En la calma de la noche después del funeral en Marcaderiva, mientras la luna iluminaba el cielo, Aemond Targaryen decidió que era hora de hacer su movimiento. Con una determinación férrea, se escabulló hasta donde estaba Vhagar, el dragón de la difunta Laena Velaryon. Aemond había ansiado su propio dragón durante mucho tiempo y esta era su oportunidad. Sorprendentemente, logró montar a Vhagar y volar por primera vez bajo la pálida luz de la luna.

Mientras tanto, en el castillo, Baela y Rhaena Velaryon, las hijas de Laena, se dieron cuenta de que el dragón de su madre había sido "robado".

Baela: (sacudiendo a Naerys) ¡Naerys! ¡Naerys! ¡Despierta!

Naerys: (adormilada) ¿Qué pasa?

Baela: (preocupada) Naerys, alguien se ha llevado a Vhagar.

Naerys se levantó rápidamente, se puso su vestido y tomó su espada, lista para enfrentar al ladrón del dragón de Laena Velaryon. Junto con sus hermanos Jacerys y Lucerys y sus primas Baela y Rhaena, salieron al patio. Lo que vieron fue a Aemond con una expresión de orgullo y sin el menor arrepentimiento.

Baela: (señalando a Aemond) ¡Aquí está!

Aemond: (caminando hacia ellos) Soy yo.

Rhaena: (reclamando) ¡Vhagar es el dragón de mi madre!

Aemond: (tranquilo) Tu madre está muerta. Vhagar tiene un nuevo jinete ahora.

Rhaena: (acercándose) ¡Es mía! ¡Yo la reclamo!

Aemond: (con desprecio) Entonces debiste reclamarla. (volteando a ver a sus primos) Tal vez tus primos te encuentren un cerdo en el cual volar. Te quedaría bien.

En un arranque de enojo, Rhaena intenta empujar a Aemond, pero él la derriba al suelo. Baela sale en su defensa, pero también es inútil.

Aemond: (amenazante) ¡Atáquenme otra vez y se las daré a mi dragón!

Jacerys salta a defender a su prima, pero Aemond lo golpea, dejándolo en el suelo. Al ver esto, Lucerys, el más pequeño del grupo, intenta defender a su hermano, pero Aemond lo golpea en la nariz. Sin embargo, al final, Aemond termina en el suelo, donde todos comienzan a golpearlo.

Naerys: (intentando detenerlos) ¡Basta, por favor, basta!

Aemond aprovecha que Naerys trae su espada y, al intentar detenerlos, le clava la espada a la princesa, haciéndole un corte profundo en el hombro que sobresale por su pecho. Con esa distracción, logra empujar a todos y toma del cuello a Lucerys, quien golpea su brazo para que lo suelte. Aemond toma una piedra.

Aemond: (furioso) ¡Morirán gritando en llamas como lo hizo su padre! ¡Bastardos!

Lucerys: (llorando) Mi padre está vivo.

Naerys: (llorando del dolor) No lo sabe, Aemond. Él no lo sabe.

Aemond: (mirando a Jace con desprecio) Entonces no lo sabe, ¿verdad, Lord Strong?

Jacerys, furioso, saca su daga y comienza a pelear con Aemond. Mientras están en el suelo, Lucerys encuentra una daga en la tierra. Aprovechando que Aemond estaba pegando a Jace, Lucerys empuña la daga y le roza la cara a Aemond, con tan mala suerte que le da en el ojo, dejándolo tuerto. Los gritos de Aemond alertan al Comandante de la Guardia Real, Ser Harrold Westerling, quien se acerca rápidamente y ve el desastre.

Ser Harrold Westerling: (ordenando a los guardias) ¡Deténganse de inmediato!

Naerys: (asustada, llorando) Ser Harrold, ayúdeme. Me duele mucho. No me puedo mover.

Ser Harrold Westerling: (acercándose a Aemond) Ayuden a la princesa. Mi príncipe, déjeme ver. ¡Por los siete!

Los guardias corrieron para atender a Naerys, mientras Ser Harrold examinaba a Aemond, cuyo rostro estaba cubierto de sangre.

꧁𝑳𝒂 𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒆𝒔𝒂 𝒅𝒆 𝑫𝒓𝒊𝒇𝒕𝒎𝒂𝒓𝒌꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora