El sol recién comenzaba a brillar en su esplendor por las ventanas. Estaban todos reunidos en el restaurante. Había llamado a Davinia y los chicos para que se pudieran en movimiento y le ayudaran a contactar a Lorenzo.
Emma, a su lado, la consolaba con palabras positivas, dándole su apoyo mientras ella al teléfono esperaba que la enfermera con la que estaba hablando le confirmara si alguien con el nombre de Lorenzo Sicciliani o Milo DiMarco había sido ingresado de urgencias al hospital. Davinia hacia lo misma desde su teléfono, cerca de la ventana del restaurante. Emma le había dicho de informar su desaparición a la policía, pero ya sabía con la experiencia con Stella, que siendo un hombre adulto, no harían nada al respecto.
-No, lo lamento, -finalmente le contestó la enfermera.- señora, su esposo no está aquí.-
Sintió que el pozo en su estómago se hacía más profundo. Colgó.
El rostro de Emma se entristeció al ver su expresión desamparada. La abrazó.-Le encontraremos, Rica, no te preocupes, daremos con él.-
Las lágrimas picaban por salir pero no lo haría, no lloraría porque hacerlo significaba que de verdad algo le había pasado, y no quería.
Davinia se acercó cortando la llamada en su teléfono.-En el Saint Johns tampoco. Ya no quedan más hospitales.-
Intentó que el miedo no cunda, y pensar qué más hacer.
Regresó la mirada a Davinia.-Llama a las ciudades vecina. Quizás les trasladaron a alguna de allí.-
Davinia asintió, y se giró haciéndole seña con los dedos a Tony y Nicco.-Ustedes, conmigo, vamos a hacer llamadas.-
Los tres se fueron al fondo.
Jess se aproximó colgando la llamada en su teléfono también.-No hay reportes policiales de peleas en bares. Ha sido una noche tranquila para lo que todos saben.-dijo.
-No puede ser. –se llevó una mano al estómago, sintiendo ganas de vomitar.- No pueden dos personas desaparecer de la nada.-
-Quizás...-empezó Jess.- ¿se fue?-
Tanto ella como Emma le miraron frunciendo el ceño.
-¿Qué quieres decir?-bramó.
La boca del muchacho tartamudeó:-B-Bueno, quizás necesitaba espacio...-
Dio un paso amenazante a él.-Cierra la boca si no vas a aportar nada.-
Se giró alejándose rápido. Lorenzo jamás lo haría. Jamás la dejaría. La amaba. Además, de ser el caso, era un hombre de frente, si tenía algo para decirte, te lo diría a la cara, bueno o malo. No era un cobarde que huiría de la situación. Jamás lo creería. Podía dudar de cualquier cosa en el mundo, menos de su amor por ella.
Emma se detuvo junto a ella, frotándole la espalda. -Tranquila, no sabe lo que dice. No le conoce como nosotros.-
-Lo sé.-tomó una respiración temblorosa. Se giró dándole una sonrisa de agradecimiento cuando se mareó.
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Traición a la italiana
RomanceSegunda entrega de la Saga Venganza. Rica está viviendo su cuento de hadas hecho realidad... hasta que la tragedia la golpea de nuevo. Lorenzo desaparece. No hay rastro de él en toda la faz de la tierra. ¿Podría ser que sus constantes peleas y disc...