CAPITULO 5 ¿ALUCINACION O PUTA REALIDAD?

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Despertó, sentía la boca llena de arena, seca y rasposa

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Despertó, sentía la boca llena de arena, seca y rasposa. Se enderezó en su asiento, estaba recostado en una muy incómoda posición. –Joder...-se quejó sintiendo hueso de su columna crujir. Se frotó los ojos y los abrió mirando alrededor. Su ceño se marcó reconociendo el lugar donde estaba pero no la razón.

-Más maní, por favor.-dijo la voz Milo a su lado y todo tuvo jodido sentido.

Volvió rostro a su izquierda encontrándole sentado. -Milo.-gruñó cada letra.

-¡Despiertas! –le sonrió feliz. -Qué bueno, ya me estaba aburriendo de ver por tercera vez Shrek 3.- sacudió lo último de maní del paquete dentro de su boca.

-¿Qué carajo has hecho?-

-Bueno, comprendo que quizás te sientas algo enfadado conmigo, pero más adelante me lo vas a agradecer.-

Estampó el puño en el posabrazos.-¡Joder, dime de una vez por qué rayos estamos en mi avión!-

-Calma, calma...- le decía como si él fuera un niño haciendo una pataleta. La joven azafata regresó con otro paquete pequeño de maní y se lo entregó.-Gracias, preciosa.-la chica se fue, y él le arrojó el paquete a él.-Pruébalos, son exquisitos. Los mejores que he probado en mi vida.-

-Milo.-la voz le salió con un borde tan afilado que cortaba el aire.

Milo se enderezó en su asiento.-Vale, vale. Mira, no podíamos renunciar a tan buena oportunidad. Estos tipos de Hong Kong están dispuestos a pagarnos lo que sea por que les obtengamos las piezas. -

Se desplomó contra su respaldo llevándose una mano a la frente.-Joder...- no lo podía creer.

- Es el negocio del siglo. –seguía justificando Milo.- Y, es una pavada. Vamos, lo hacemos y nos largamos con un montón de pasta.-

-¡Joder, joder, joder!-bramó. Le disparó su mirada rabiosa. -¡Joder, Milo!-

Milo alzó las manos. -Woa, tranquilo o asustarás a las chicas.-

-¡¿Cómo rayos conseguiste que yo...-se calló al recordar estar en el Bohemia y sentir un sabor raro en su whisky.-¡Me drogaste!-

-Deslicé un poco del Benadryl que Antonella se dejó en mi casa y en verdad lo lamento, -dijo casi viéndose verdaderamente apenado.- pero tenía que traerte conmigo. Eres el único que puedes hacer este trabajo.-

Apretó los dientes tan fuerte que le dolieron las mandíbulas.-Te voy a matar.-se cernió sobre él cuando recordó a Rica. - Joder, Rica...- debía estar preocupada de muerte.

-Ella estará bien.-le sacó importancia Milo lanzándose un maní a la boca.

Le agarró con ferocidad del cuello de la camisa jalándole a su cara.-No digas cómo ella va a estar. Ni la nombres.-

Milo parpadeó sorprendido pero sobre todo asustado.

Le soltó de un empujón y golpeó su espalda contra su respaldo, manteniendo esa misma expresión de asombro.

Traición a la ItalianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora