Tom buscó frenéticamente a Agny entre la multitud de la fiesta. Los destellos de luces y el estruendo de la música dificultaban su búsqueda. Había perdido de vista a su amiga, y la urgencia por recuperar las llaves del auto se apoderaba de él. Pero ella no aparecía. Las risas y los rostros desconocidos se mezclaban en un torbellino. Tom se mordió el labio, sintiendo la frustración crecer. ¿Dónde demonios se había metido?
Se detuvo en un rincón apartado de la fiesta. La música y las risas seguían de fondo, pero algo más captó su atención: el nombre de Bill resonando en las porras de un grupo de jóvenes
—¡Bill, Bill, Bill! —coreaban, sus voces llenas de entusiasmo
Tom frunció el ceño. ¿Por qué estaban vitoreando el nombre de su hermano? Se acercó sigilosamente, observando a los adolescentes que formaban un círculo. Allí, en medio de la algarabía, estaba Bill, con una sonrisa desafiante en el rostro
—¡Bill, Bill, Bill! —repetían, como si su nombre fuera un mantra
Tom se preguntó qué había hecho su hermano para ganarse esa ovación. Pero en ese momento, no importaba. Bill estaba en su elemento, y Tom decidió dejar de preocuparse por las llaves del auto, observaba a Bill, en medio de la pista mientras bailaba con una chica. Su mirada se clavó en ellos, y una mezcla de emociones lo embargaba: celos y atracción
Tom no puede apartar la vista de Bill. Su mirada seguía cada movimiento, cada sonrisa, como si estuviera hipnotizado. El corazón de Tom latía con fuerza. Agny aparece a su lado, interrumpiendo su trance. Su cabello oscuro cae en ondas sobre sus hombros, y sus ojos brillan con curiosidad
—¿Qué estás mirando, Tom?— pregunta, inclinando la cabeza
Tom parpadea, sorprendido por su presencia
—Nada, te buscaba—Intentó disimular
Agny sonríe, y su mano roza la de Tom
—¿Necesitas que te baje esa erupción?—Dijo cuando miro el pene de Tom dando señales de vida a través de sus pantalones
Tom bajó la mirada a su masculinidad, ni siquiera él mismo había sentido como y en qué momento, trago saliva y nuevamente arrugó el rostro
—Necesito las llaves del auto—
—¿Nos vamos ya?——No puedo— respondió Tom con su expresión seria—No puedo llevarte a casa está vez. Bill está casi moribundo—
Levantó el mentón para dar señal, Agny miró al gemelo de su enrollo, sus labios dibujaron una pequeña sonrisa al ver a Bill tan ebrio, lo entendía, así que no insistió
—Vale, me parece justo que está vez te toque cuidar de Bill—
—A mi no, debió quedarse en casa si no sabía controlar el alcohol——Se un buen hermano— Dijo Agny tomando el culo de Tom para apretarlo con ganas entre su palma—¡Suerte!—
La sombra de Agny desapareció entre toda la gente. Tom sostenía las llaves en su mano, la salida estaba a solo unos pasos. Pero cuando vio a Bill moverse al ritmo de la música, algo cambió en él. Las luces parpadeantes creaban sombras en su rostro, y Tom se quedó allí, observando. Era como si la música lo transportará a un mundo diferente, lejos de los horrores del exterior. Tom no podía apartar la mirada. ¿Por qué? ¿Por qué se sentía tan atraído por ese momento?
El corazón de Tom latía con fuerza. Las llaves seguían en su mano, pero ya no importaban. Bill era la única luz en la oscuridad, y Tom no quería dejar de verlo bailar. Cuando se dió cuenta de lo que estaba haciendo, sintió la necesidad de escapar por un momento, se dirigió hacia la mesa. La música retumbaba en sus oídos, pero él solo quería un respiro y analizar lo que su cuerpo estaba deseando
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𝗔𝗹𝗺𝗮𝘀 𝗥𝗼𝘁𝗮𝘀; Bill and Tom Kaulitz
Fanfiction𝗔𝗟𝗠𝗔𝗦 𝗥𝗢𝗧𝗔𝗦 | Ser amado en el presente le trae el recuerdo de todas las formas en que no lo amaron en su infancia. No hay bastante amor que pueda compensar o hacer desaparecer el dolor de la niñez ─Un refrigerador no puede destrozarme el c...