Era la mañana del día de Reyes y la casa de Marta estaba envuelta en un silencio casi tangible, un contraste marcado con el ambiente festivo que reinaba en la ciudad. Las luz que se filtraba por la persiana se reflejaba en los adornos navideños, añadiendo un aire melancólico al espacio. Marta se encontraba en el sofá, envuelta en una manta, observando el árbol de Navidad que había decorado sola. A sus pies, Rosa descansaba con la cabeza apoyada en sus patas, mirándola con ojos llenos de preocupación.
El silencio de su casa reflejaba la soledad que sentía, una soledad que se había ido instalando poco a poco en los últimos siete meses ante la ausencia de Fina y la mala relación con su padre, que la había alejado un poco de toda su familia. Lo llevaba bien, con resignación, pero estas fechas siempre la ponían sensible y ahora se sumaba que sabía que la actriz estaba en Madrid, aunque no se hubiesen visto, revolucionando su estabilidad y haciéndola consciente de lo triste y sola que se sentía desde hacía mucho tiempo.
Marta se inclinó y acarició suavemente a Rosa detrás de las orejas.
—Tú también la echas de menos, ¿verdad? —Susurró, desvelando sin querer lo mucho que estaba pensando en ella estas navidades.
Rosa levantó la cabeza y lamió la mano de Marta, intentando ofrecerle consuelo. La perra llevaba semanas triste contagiada por el estado de ánimo de Marta. A pesar de sus esfuerzos por animarla, la melancolía de la directora parecía impenetrable.
En su mente, los pensamientos se arremolinaban, una mezcla de tristeza, añoranza e incertidumbre. La relación con Fina había sido un faro en su vida y ahora, sin su presencia, se sentía a la deriva. Marta no podía evitar pensar en los momentos compartidos, aunque hubiesen sido pocos; en las risas y confidencias que habían tejido su vínculo. Cada recuerdo era un hilo que tiraba de su corazón, haciendo más evidente el vacío que sentía.
Recordó cómo se conocieron. Aquel día, Fina había llegado al casting para su película sin grandes expectativas, pero su capacidad interpretativa había dejado impactada a Marta. La directora se veía a sí misma observándola desde el otro lado de la sala, fascinada por cómo aquella joven actriz lograba transmitir una gama tan amplia de emociones con tan pocas palabras. En ese instante, supo que Fina era la persona que estaba buscando para su película.
Recordó entonces que el estreno estaba próximo y la idea de tener que enfrentarse a Fina la llenaba de ansiedad. ¿Cómo sería verla de nuevo? ¿Y si acudía con Andrés? La idea de verlos juntos, felices, en actitud cariñosa, le producía un dolor sordo en el pecho. Marta trató de alejar esos pensamientos, pero el miedo y la incertidumbre se aferraban a ella con fuerza.
Rosa, percibiendo la angustia de su dueña, se levantó y apoyó la cabeza en su regazo. Marta sonrió tristemente y acarició el suave pelaje de su mascota.
—No sé qué haría sin ti, Rosa —murmuró. La perra la miró con sus ojos fieles, ofreciendo el único consuelo que podía dar.
Para distraerse, Marta dejó que su mente viajara a recuerdos más felices, a una mañana de Reyes en concreto, cuando tenía nueve años. En su memoria, podía ver claramente la emoción que había sentido al despertar y descubrir que los Reyes Magos le habían traído lo que llevaba meses pidiendo. La alegría la inundó cuando corrió al salón y se encontró aquella bicicleta junto al árbol de Navidad. La sonrisa en el rostro de su abuela y el abrazo cálido de sus padres habían hecho de esa mañana una de las más felices de su vida. Sus hermanos pequeños también correteaban por la casa, riendo y abriendo sus propios regalos, contribuyendo al buen ambiente familiar que todavía existía en aquel entonces.
Aquella mañana de Reyes de hacía más de 25 años, Marta se sintió rodeada de amor y felicidad, un contraste agudo con la soledad que ahora la envolvía. La nostalgia de aquellos tiempos felices la invadió y una lágrima solitaria rodó por su mejilla. Rosa, notándolo, se levantó y pegó su cabeza al rostro de Marta a modo de caricia, haciéndola sonreír y ganándose un sonoro beso en la cabeza.
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Insomnio artificial
RomanceMarta es una exitosa directora de cine. En el casting para su última película conoce a una joven actriz, Fina, que revolucionará su vida. Nota: Más que un fanfic, esto es un experimento. Premio para la primera que adivine por qué 😊