6

1.6K 116 2
                                    


"Me han contado lo del penalti que metiste en el último minuto. Enhorabuena. Me dió pena no poder ir, pero ya sabes que con los finales se me complica." Me justifiqué.

Martin y yo estabamos sentados en una esquina escondida de un parking al aire libre, compartiendo un bocadillo. No habíamos podido hablar en dos semanas, así que nuestra quedada clandestina fue muy improvisada.


"Muchas gracias. No importa tanto, sé que no te gusta el fútbol, no tienes que venir a verme." Me respondió.

"Ya pero tú siempre vienes a mis partidos." Le indiqué.

"La diferencia es que a mí sí que me gusta el baloncesto, cariño."

Últimamente pasaba a diario. El hecho de que Martin se refiriese a él por apodos cariñosos, y lo hacía sin querer. Era normal tener esos deslices cuando la sensación que teníamos era la misma que cuando estabamos juntos. Al principio, se lo señalaba. Me ponía bastante tenso. Sabía que Martin llamaba así a sus amigas, sin embargo nuestro contexto claramente no tenía nada que ver, el tono era romántico. Sin embargo, últimamente, lo estaba dejando pasar. No iba a gastar mi energía en parar algo que hacía que sintiese el pecho caliente cada vez que ocurría. Llegado a un punto, casi anhelaba ese desliz, ignorar todo lo que había pasado y volver a como todo era antes.

"A mí el fútbol no me gusta pero apoyarte sí." Le respondí dando un mordisco al bocadillo y ofreciéndoselo de vuelta.

"Siempre me apoyas aunque sea desde lejos. ¿Cómo te han ido los finales?"

"Creo que bien, sin más." Le respondí mientras le miraba a los ojos, dudando sobre cómo continuar la conversación.

Él se dió cuenta de esto y decidió quedarse en un silencio cómodo. Cogió un palo que había caído de un árbol y empezó a arrastrarlo sobre el suelo, haciendo que las piedras sueltas de la grava saltasen y repiqueteasen entre sí.

"Oye lo que te dije hace un tiempo de venir a comer a mi casa no era broma. Mi madre genuinamente quiere verte." Intervino después de un rato.

Asentí, dándome cuenta de que Martin buscaba una respuesta concreta a esa información. "Iré a comer a casa de tu madre pero con una condición." Le respondí, pícaro.

"Tú dirás." Respondió expectante.

"No puedo darle el disgusto a la mujer de aparecer en su casa y que tú no seas mi novio. Y se acabó esconderse y todo esto. Estas semanas contigo me han hecho darme cuenta de que en el fondo todo sigue igual. Y que tenías razón, el diálogo era lo que nos faltaba. Tú me dijiste que te dolía mucho que no se lo contasemos a la gente y estoy dispuesto a cambiar eso. Soy mejor contigo. "

La cara de Martin se descuadró completamente.

"¿Vas en serio?" Preguntó, aún sin reaccionar.

"Voy muy en serio. Aunque si no quieres ser mi novio, me conformaré con ser alguien importante en tu vida." Mis palabras me recordaron ligeramente a la primera vez que nos hicimos novios.

"Siempre lo has sido, con o sin título." Respondió suavemente.

"Entonces, ¿Qué dices?" Pregunté expectante sin saber realmente qué respuesta esperar.

"Me da miedo que vayamos demasiado rápido y nos caigamos de golpe." Me susurró cogiendome de la mano. "Me da aún más miedo perderte otra vez." Entendía sus miedos, no eran irracionales. Había una propuesta de mejora, pero querer no siempre es poder.

"Yo sé que tenemos nuestras carencias y que tendríamos que trabajar en ellas, pero no creo que vayamos rápido. Ya hemos hecho esto antes y llevamos con este tonteo raro meses. Lo solucionaremos como lo hacemos con todo, ¿No crees?" Respondí, sintiéndome un poco culpable. No podía evitar pensar que quizás le estaba forzando más de la cuenta.

"No lo dudo ni por un segundo, pero Juanjo, piénsalo. Llevamos meses con este vaivén y seguimos discutiendo mucho. Además no me puedo creer que de repente de la noche a la mañana te dé igual lo que piense tu equipo sobre nuestra relación, cuando ha sido un tema que te ha preocupado incluso desde que empezamos a salir. " Argumentó Martin.

"Me dan igual todas concepciones sociales sobre lo que tú y yo tenemos. El baloncesto ahora mismo es mi prioridad, sí, pero no puedo dejar que límite el resto de mi vida. Siempre he hecho todo de esa manera y por un momento quiero tomar una decisión según lo que yo quiero, no sobre lo que debería hacer o qué va a opinar la gente. Y honestamente lo que quiero es que volvamos a ser Martin y Juanjo."

"Yo también lo quiero Juanjo, pero me encuentro un poco reticente. Dame un tiempo por favor." Me pidió acariciandome la espalda y dándome un beso ligero sobre mi hombro.

"¿Quieres espacio?" Pregunté, bastante desconsolado.

"No, quiero aprovechar el tiempo contigo." Respondió. "Y fluir, ver cómo nos adaptamos a esto. Y de aquí a donde tengamos que llegar."

Asentí lentamente y apoyé mi cabeza sobre su hombro, sintiendo como las piezas empezaban a unirse poco a poco.

"Sé que llegaremos allí Juanjo. Lo sé. Tanto tú como yo queremos. Y aunque esto te parezca como un no absoluto, es completamente todo lo contrario. Es un sí, solamente no ahora. Quizás mañana esté preparado o quizás pase un año entero, no lo sé. Pero llegaré ahí, te lo prometo."

"No puedo evitar tener deja vús con todas nuestras conversaciones. Esto me recuerda tanto a cuando creía que no entraba en la universidad..." Suspiré.

"Ni me lo recuerdes, lo pasé fatal." Rió Martin acariciando mi pelo.

-Flashback, hace dos años aproximadamente-

"Amor, tranquilizate por favor." Martin estaba acariciando círculos en mi espalda. "Que no pasa nada, seguro que algo podemos hacer."

"No podemos hacer nada. La selectividad me ha salido como una mierda y no voy a entrar."

"Aún no hemos visto las notas, no lo sabemos. Y si no, te presentas a la extraordinaria. No serías ni el primero ni el último."

"Es que sacar buena nota era lo único que tenía que hacer." Lamenté.

"Primero de todo vamos a ver las notas, ¿Sí?"

"Empieza tú, por favor." Le pedí.

Martin introdujo todos sus datos y accedió finalmente a la nota.

Juanjo se quedó ojiplatico ante los resultados. "Joder cariño, seguro que entras a psicología, tus notas son buenísimas. Estoy orgulloso de ti." Le dije, lo cual respondió dándome un abrazo.

"Vamos a ver las tuyas, ¿vale?" Susurró sentándose en mi regazo. "Tranquilizate por favor. Todo va a ir bien. Si esto es una negativa, no es de por vida. Siempre podrás acceder a esto más tarde si es lo que realmente quieres, ¿sí?"

Asentí lentamente mientras él terminaba de rellenar todo.

"Te quiero. Todo va a ir bien." Dijo seriamente.

Y así fue, porque mi nota fue justa, pero la suficiente para entrar en Ciencias del deporte, que era a la cuál esperaba entrar.

-Fin del flashback-

illicit affairsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora