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-Throwback, hace 5 años y medio aproximadamente-

"¿Juanjo estás bien?" Martin me observaba preocupado. Habíamos empezado a hablar muy a menudo debido a los trabajos de clase que habíamos tenido en común; al principio no funcionabamos bien, eramos demasiado diferentes, sin embargo, nos habíamos acabado haciendo muy buenos amigos. Y para qué mentir, a mí me gustaba un poco... mucho.

"Sí, no te preocupes." Le aseguré.

"No es lo normal en ti pasarte una clase entera callado. No has dibujado en mi mesa, ni me has contado nada de tu día, me ha extrañado un poco." Dijo suavemente.

"No te preocupes de verdad, solamente estoy un poco estresado en general, no esperaba que se me fuese a notar tanto." Me justifiqué.

Me respondió con una sonrisa comprensiva y me frotó el hombro, en muestra de apoyo.

"Oye, no sé si estas cosas son de tu estilo, pero tengo hoy un partido de fútbol bastante importante. Si quieres te puedes pasar." Me invitó, ruborizado.

No pude evitar derretirme un poco ante lo mono que era. "Claro, me pasaré." Le aseguré.

El partido fue un absoluto chasco. En primer lugar no sacaron a Martin a jugar, y podía sentir su frustración, al fin y al cabo yo también era deportista. Verlo en el banquillo con la cara de derrota me rompía el corazón. Además, no podía evitar sentir lástima, pues él me había confesado que a veces sentía que no servía para el fútbol.

Cuando el partido terminó traté de buscarlo entre la gente pero no hubo ni rastro de él, ni siquiera en los vestuarios.

Tenía un ligero recuerdo de dónde vivía, pues alguna vez había ido a terminar algunos trabajos, así que decidí ir a buscarlo. Sabía que necesitaba apoyo y no me podía permitir irme a mi casa sin hablar con él.

Llegué relativamente pronto y piqué su puerta reiteradas veces hasta que él mismo la abrió. Tenía la cara hinchada de llorar, y se la intentaba tapar para que no lo viese.

"Jolín, no quiero que me veas así." Suspiró con la voz rota.

"No te tienes que sentir mal por ser vulnerable a veces. ¿Puedo pasar?" Pregunté suavemente.

Él afirmó con su cabeza, dándome paso a la entrada y guiándome hacia su habitación.

"Lo siento, está un poco desordenada." Dijo avergonzado y negué con la cabeza.

Después de un corto silencio, por fin tuvo la fuerza de voluntad para decírmelo.

"El entrenador cree que no puedo participar en partidos importantes porque no valgo. Eso no me ha importado mucho porque estoy acostumbrado a sus comentarios de mierda, pero no sé... me hacía mucha ilusión que me vieras jugar."

"Martin habrá muchísimas oportunidades de que yo te vea, por eso no te preocupes en absoluto. Y te voy a decir algo, si ellos no confían en tí, que les den. Yo sí que confío en tí y sé que llegarás tan lejos como te lo propongas. Que les jodan."

Martin sonrió ladeadamente desde el borde de su cama, haciéndome señas para que me sentase a su lado.

"¿Tú crees?" Preguntó en un susurro, casi inaudible.

"No lo creo, lo sé. Eres una de las personas más trabajadoras que conozco." Le aseguré.

Martin se acercó lentamente a mi cara, sin aviso, y me besó castamente en los labios, para mi sorpresa.

"Dios mío, perdón. Perdón, perdón. Debería haber preguntado, yo..." Dijo en medio de un pequeño ataque de pánico.

No le dejé terminar, pues rápidamente capturé sus labios de vuelta.

"¿No me has besado por pena, no?" Me preguntó preocupado, causándome mucha ternura.

"No, lo he hecho porque quería hacerlo."

Su cara se iluminó en sobremanera.

"Me llevas gustando muchísimo tiempo, y creía que era completamente platónico." Confesó Martin lentamente.

"A mí también me gustas. No es platónico."

"¿Ahora qué?" Preguntó tímido.

"No sé." Dije honestamente. "¿Quieres que seamos novios? Podemos empezar por citas si no te sientes cómodo." Ofrecí.

"No, no... novios está perfecto." Dijo sonriente.

Me límite a asentir de nuevo y darle un pequeño pico.

"¿Hacemos una foto con mi polaroid? Ya sabes, para capturar el recuerdo y todo eso." Dijo rascándose la nuca con vergüenza.

"Claro." Asentí divertido. "Y no tengas tanta vergüenza conmigo. Me gusta cómo eres, no tienes que esconderte."

-Fin del throwback, vuelta a la actualidad.-

"¿Por qué te vas?" La voz ronca de Martin me hizo saltar en medio de la oscuridad.

Estaba recogiendo mis cosas, a la luz de la luna con el sigilo como el de un gato. No me esperaba bajo ninguna circunstancia que Martin se despertase en medio de mi plan de huida.

"Ya sabes por qué, Martin."

"Ilumíname por favor, son las tres de la mañana. Quédate y te vas por la mañana." Dijo monótonamente, buscando evadir cualquier tipo de pelea.

"Las líneas se están desdibujando otra vez y lo sabes perfectamente. Estamos volviendo a actuar como antes." Le dije en voz baja, no queriendo despertar a nadie más. "Además, ¿Con qué cara miro yo a tu madre cuando me la encuentre mañana al bajar a desayunar con la ropa hecha un arrugón?"

"Juanjo mi madre se va pronto a trabajar y estaremos solos. Los límites sólo se desdibujan si quieres." Insistió cansado.

"¿Si quiero? Estábamos haciendo la cucharita con apenas ropa hace veinte minutos Martin, me has llamado amor antes, me has acariciado toda la cara creyendo que estaba dormido. Los límites ya no existen." Susurré exasperado.

Martin se quedó en shock. No se esperaba que me hubiese dado cuenta de tantos detalles que él mismo había ignorado.

"Igual tienes razón Juanjo. Mándame un mensaje cuando llegues a casa." Me dijo Martin con la voz rota, dándose la vuelta en la cama.

Odiaba verlo así, así que me acerqué y le di un beso en la sien, notando el latido de su corazón acelerarse en sobremanera baj9 mis labios.

"Mañana nos vemos." Le dije sonriendo levemente haciendo el ademán de salir por la puerta, ignorando lo rápido que me iba el corazón a mí también.

"Por favor avísame cuando llegues. Creo que no voy a poder dormir hasta entonces." Me dijo honestamente Martin, mirándome con los ojos brillantes del sueño.

"No te preocupes, lo haré." Le aseguré.

"También podemos hablar por teléfono mientras llegas a tu casa. Así te sientes más acompañado y yo me quedo más tranquilo." Ofreció Martin.

"De verdad que no hace falta..."

"Lo hago más por mí que por tí." Susurró. "Me importas más de lo que deberías."

"Buenas noches Martin. Te aviso cuando llegue." Dije concluyendo la conversación de manera tajante.

Martin ni siquiera me contestó, poniéndose en posición fetal preparado para dormir.

illicit affairsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora