Capítulo 1

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Como toda buena historia, todo comienza con una mala decisión.

Pero, ¿cuántas de esas hemos tomado a lo largo de nuestra existencia? Al final son solo eso. Decisiones.

Las tomamos constantemente casi sin darnos cuenta. Algunas pueden ser tan sencillas como que ropa nos vamos a poner o que postre vamos a elegir. ¿Me pospongo la alarma cinco minutos más?

Puede que no tengan mucho impacto al final del día.

Pero alguna de ellas te cambia la vida para siempre, como la de aquella noche para la hermosa Adeline.

- No lo sé, Nicole. No me convence demasiado.

La joven parece indecisa, con el ceño ligeramente fruncido y de repente, incómoda. Eran sus inseguridades las que le habían llevado a aquel antro de ruidosa música y gente sudada en primer lugar.

Un grupo de cuatro mujeres la rodean con la sonrisa del gato de Alicia y, la tal Nicole, a la cabeza de todas, hace un gesto con la mano como restándole importancia.

- No seas así de mojigata. - Le reprocha moviendo su larga melena oscura de un lado a otro con esa facilidad que tiene de que todo le quede estéticamente bien. - A este paso vas a morir virgen.

La joven hace una mueca de desagrado al escuchar la grotesca palabra con la que la definía mientras mira a la gente a su alrededor, esperando que nadie los hubiese escuchado. Pero la música está demasiado alta, incluso para el fino oído de licántropo, y las luces a penas iluminan con colores el escenario donde bailan el resto ajenos.

- Todas sabéis que estoy esperando...

- A tu mate, sí. - Le corta otra chica al lado de Nicole poniendo los ojos en blanco como si le aburriese el tema.

Todas parecen reír como si fuera una idea descabellada y Adeline tan solo se hace más pequeña en su lugar, tomando otro trago de su alcohólica bebida para bajar la tensión que recorre su cuerpo.

No se siente especialmente cómoda. Sobre todo, ahora que es consciente de sí misma más que nunca bajo la atenta mirada de todas ellas.

Su vestido, aunque también es corto, no se parece al estilo del de ellas. Hablando de decisiones que se supone que son sencillas, se plantea si la falda de tubo habría sido más acertada, por el simple hecho de estar más acorde con sus vestidos reveladores.

También se arrepiente de utilizar aquellas sandalias con plataforma. Le está empezando a hacer una rozadura en el talón del que mañana se arrepentirá y siente que en cualquier momento podría caer una pringosa bebida sobre sus pies.

En general, se arrepiente de todo.

- Ni siquiera has tenido tu primera transformación. - Se ríe la misma joven de pelo corto y rubio. - ¿Cómo vas a reconocer a tu supuesto y perfecto mate?

- No eres loba, y tampoco mujer. - Sigue con el mismo tono hiriente Nicole clavando sus claros ojos sobre ella como dagas ardiendo en burla.

Ella, en vez de enfadada, parece abochornada. Si accedió a ir a la fiesta en primer lugar, fue para encajar en aquel grupo. Pero parecía que ni siquiera eso podía hacerla olvidar, a ella y al mundo que la rodea, sobre su pequeño problema de conexión con su loba. Ni siquiera una noche.

A pesar de que la manada no es pequeña siente que todo el mundo le juzga. En la universidad apenas consiguió hacer amigos. Seguramente por eso terminó como profesora en la escuela de la manda. Es allí el único sitio en el que siente que puede ser ella misma, tristemente, rodeada de cachorros de menos de seis años.

Rumores han paseado de aquí por allá suponiendo que Adeline es tan sólo eso, una humana.

Esto ha hecho que ni hombres ni mujeres se hayan acercado nunca a ella, haciéndola más reservada y tímida. Haciendo que poco a poco su autoestima decaiga.

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