Prologo

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En algún momento han salido de aquel coche en el que la tensión de la espera parecía ahogarla y el vaivén de las curvas ha conseguido marearla aún más.

Solo sabe que aquel hombre la sostiene con fuerza entre sus brazos, clavando sus dedos en sus muslos sin demasiado cuidado, pero con lujuria. Deliciosa lujuria.

Ya no queda nada de raciocinio en ella, tan solo ganas y alcohol. Una mezcla muy peligrosa. Sobre todo, cuando no sabe ni donde está, ni con quien.

Pero los besos en su cuello parecen borrar todo. Húmedos y calientes.

El camino desde la entrada hasta la habitación es más bien un recuerdo borroso de su mente, aunque su piel siempre será capaz de recordar aquel ardiente toque que se cuela por debajo del vuelo de su falda. Su cabeza da vueltas, sin recordar siquiera como empezó aquel encontronazo.

Da pequeños tirones en su pelo antes perfectamente peinado y ahora echo un desastre. El lobo gruñe contra su boca como respuesta y ella no puede evitar soltar suspiros de placer por la forma en la que muerde con delicadeza su labio inferior.

No es consciente de donde está hasta que siente el cómodo colchón bajo ella y el peso de otro cuerpo en él haciendo que se hunda.

- Detente. - Balbucea la joven como si necesitase algo de aire frío para ordenar sus pensamientos.

Aunque es la petición que ha abandonado sus labios, en el fondo no quiere que lo haga. Ni siquiera se reconoce a si mima y a esa necesidad de tenerlo cerca.

Sorpresivamente, el hombre se aparta en seguida, buscando su mirada una vez más, a pesar de que Adeline apenas puede reconocerlo ahora, y mucho menos en la oscuridad de aquel dormitorio.

Solo se maldice por haber interrumpido aquello que tanto desea, sin preguntarse una última vez si es lo correcto. Sintiéndolo correcto.

Lo detalla en medio de aquella oscuridad. Sus ojos azules parecen brillar, su mandíbula cuadrada muestra la barba de dos días que le hace cosquillas al besarle. Sus rasgos son masculinos y simétricos. Demasiado perfectos para pensar que este rostro no es otra cosa que la creación de una mente ebria.

- Tengo... Tengo algo que decirte.

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Seguro que esta esta bienvenida, más bien calentita, os habrá dejado con más preguntas que respuestas. ¿Cómo hemos llegado aquí incluso antes de empezar?

A todos nos gustan los clichés, pero esta vez quiero darle la vuelta a la tortilla.

Os prometo que tengo todo lo que buscáis en los siguientes capítulos. Y mañana mismo tendréis el primer capítulo.

Así que sin más dilación os introduzco a mi nueva novela: Deseo de Alpha

Así que sin más dilación os introduzco a mi nueva novela: Deseo de Alpha

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Primero, muchas gracias por leer este libro. Llevo mucho tiempo pensando en él y trabajando en ello y agradezco cada lectura, comentario y crítica.

Muchas gracias por darme una oportunidad tanto a mi novela como a mi.

Deseo de AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora