III

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Abril conducia por las calles de Miami tratando de procesar lo que
acababa de pasar. Todavía le costaba comprender que había visto a
Samantha, su cerebro se negaba a comprender que aquella tarde había sido real.

Se había marchado, pero la realidad era que necesitaba saber porque la
otra mujer había vuelto a Miami. Pero más aún necesitaba saber porque se había ido sin decir adiós en primer lugar. También tenía preguntas sobre lo que le había pasado en las piernas. Mientras conducía pensó en la noche que Samantha se fue, cuando la besó por última vez y ese recuerdo la hizo
frenar y comprobando que no había nadie en la carretera cambió de
sentido.

Aparcó delante de la casa de Samantha y se quedó allí sentada, no sabía qué hacer, pero tenía claro que merecía respuestas. Samantha no había sido su novia, ni siquiera su mejor amiga, pero aun así la había besado, la había besado y después se había esfumado. Abril merecía una explicación.

Caminó hasta la puerta y llamó al timbre, pasaron varios minutos y nadie abría, pero Abril sabía que Samantha estaba dentro, no habían pasado ni quince minutos desde que se había ido. Pasó otro minuto y finalmente Samantha abrió la puerta con una expresión de dolor en su rostro apoyándose en la puerta. Abril vio sus ojos rojos, era evidente que había estado Ilorando,
pero en ese momento se preocupó más por la forma en la que se aferraba a la puerta.

"Me dijiste que estabas bien" Dijo Abril e inmediatamente obligó a
Samantha a apoyarse en ella "No estás bien".

Abril cerró la puerta con el pie y trató de sujetar la mayor parte del peso de Samanthar.

"Sofá" Dijo la mujer de ojos miel y Abril la llevó hasta allí ayudándola
a sentarse.

"Puedes...? Podrías..." Dijo Samantha con inseguridad y Abril se arrodilló
junto a ella para quedar a su altura.

"Dime" Dijo con tono serio.

"En la cocina, en el primer cajón de la izquierda hay unas pastillas, cMe las puedes traer por favor?".

Abril se levantó sin decir nada más y comenzó a caminar en busca de la
cocina, no tardó en encontrarla y cogió las pastillas del cajón y también llenó un vaso de agua y volvió al salón. Samantha estaba recostada en el sofá con los ojos cerrados, pero los abrió cuando escuchó a Abril volver.

Samantha abrió el bote de pastillas y tomó dos rápidamente. Abril se quedó de pie a unos metros y se apoyó en la pared cruzándose de brazos.

"Por qué has vuelto?" Dijo Samantha pasando los dedos por el vaso que
tenía en las manos.

"Me gustaría hacerte unas preguntas"

Samantha asintió "Supongo que eso es justo"

Abril la estudió unos segundos y empezó por una pregunta fácil
"¿Cuándo volviste a Miami?"

"Hace menos de una semana" Dijo Samantha señalando las cajas que había junto al sofá "Aun me estoy asentando".

"¿Por qué te fuiste?".

Samantha miró al techo, sabía que esto era lo que Abril quería saber, pero... no era fácil de explicar.

"No" Dijo Abril comenzando a caminar de un lado a otro "Ni siquiera me importa porque te fuiste, me importa más saber porque no dijiste adiós, porque desapareciste sin más" Abril estaba enfadada y Samantha tragó saliva.

"'¿Por qué me besaste?" Dijo Abril parándose en medio del salón "¿Por
qué vergas me besaste si sabías que ibas a desaparecer? Porque lo sabías, lo sabías aquella noche, estabas llorando".

Abril hacía preguntas, pero no dejaba a Samantha contestar, seguía
hablando ella.

"Pensabas decirme que habías vuelto? ¿Pensabas decírselo a Rocio?
¿A Vicky? Solo éramos unas adolescentes, pero lo pasamos mal, no sabíamos dónde estabas, fue duro para todas, fue duro para mí".

•●Tres Besos●• (Rivari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora