SEIS AÑOS DESPUÉSSamantha y su familia desaparecieron sin más. En el instituto decían que quizás los habían deportado de vuelta a México, o tenían problemas con la
mafia, o quizás había muerto en un accidente.Abril ignoraba los rumores, había buscado durante horas en internet en busca de cualquier información sobre Samantha, Rosario o Homero Rivera, pero no había encontrado nada. Abril sospechaba que sus profesores sabían algo sobre el paradero de Samantha, pero por mucho que insistió nunca encontró respuestas a sus preguntas.
Los años pasaron, pero Abril nunca se olvidó de Samantha. Había perdido la esperanza de volver a verla, pero por alguna razón cuando se cruzaba por la calle con unos ojos miel, su corazón se paraba unos segundos, nunca era Samantha.
Seis años después de su último encuentro en su jardín, Abril paseaba por la playa pensando en ella. Aquella era su parte favorita de Miami, el mar. Era 20 de Agosto, el cumpleaños de Samantha, hoy cumplía veintidós años, donde quiera que estuviese. Abril venía cada año a la playa y se permitía pensar en ella durante unas horas. Sus amigas se metían con ella por seguir haciendo esto cada año, pero no lo podía evitar.
Abril había tenido varias parejas en el pasado, pero una parte de ella
nunca pudo superar aquellos besos robados por una joven de ojos miel
cuando tenía quince años. Quizás era por la falta de respuestas, por la
constante duda sobre qué había pasado con Samantha, sobre porque la había besado, porque había desaparecido. Pero lo que más atormentaba a Abril era el no saber que habría pasado si Samantha no se hubiera marchado, ¿Habrían salido juntas? ¿Habrían ido juntas al baile del instituto? Nunca tendría respuesta a estas preguntas, pero eso no evitaba que la mente de Abril las repitiera en su cabeza de vez en cuando.Cuando se cansó de caminar se sentó en la arena mientras miraba como el
sol descendía frente a sus ojos y el cielo se volvía naranja, rosa y amarillo. Era un atardecer precioso. Feliz cumpleaños, lo pensó y cuando el sol tocó el mar en el horizonte se dejó caer sobre la arena tumbándose y cerrando los ojos. Abril, eres patética, pensó ahora, seis años y sigues pensando en ella.La joven se quedó allí tumbada unos minutos más. Cuando abrió los ojos
miró una vez más al horizonte, feliz de que el universo le hubiese regalado un atardecer tan bonito a Samantha el día de su cumpleaños. Se preguntó si la otra mujer estaría disfrutando del atardecer en algún lugar. Pasó sus dedos sobre la arena mientras contemplaba aquella belleza.El sol había desaparecido casi por completo así que se levantó y sacudió la arena de su vestido y cogió sus sandalias que descansaban a su lado. Dedicando una última mirada al horizonte se giró para seguir su camino por la orilla.
"¿Ab.. Abi?"
Abril levantó su cabeza muy rápido cuando escuchó aquella voz. Allí
estaba, a unos metros de ella. Samantha Rivera. No dijo nada, se quedó congelada. Temió estar teniendo una alucinación, pero parecía real.Samantha tenía el pelo más corto, y ya no era castaño oscuro, ahora era de un Rubio natural precioso, los ojos...los ojos eran los mismos. Los mismos que la habían dejado confusa en su jardín hace seis años.
"Wow" Dijo Samantha rompiendo el silencio "No... no esperaba verte aquí
hoy".Abril salió de su trance, no sabía cuánto tiempo llevaba ahí parada
mirándola. Samantha estaba delante de ella y una sensación de enfado se
apoderó de su cuerpo. Había imaginado cientos de veces este momento, que haría si volviese a ver a Samantha. Pero ahora que estaba ocurriendo, lo único que quería hacer era gritar.
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•●Tres Besos●• (Rivari)
RomansaSamantha besó por primera vez a Abril cuando tenían quince años. No volvieron a hablar de ese beso, Samantha hizo como si no hubiese ocurrido y Abril no sacó el tema, hasta que volvió a ocurrir una segunda vez. El tercer y último beso que Samantha d...