First love |🍃| Binwoo

🔹10🔹

Bin había llegado a casa, llevaba en sus manos un ramo de rosas, habló con sus padres y suegros que al final habían aceptado reconciliarse con su hijo, el pequeño Jisung dormía en los brazos de su padre.

Abrió la puerta y encontró un profundo silencio.

-Dong Min. Cariño, ¿Dónde estás?- llamó y llamó al omega, pero nunca recibió respuesta.

Lo buscó en la cocina y no estaba, lo buscó en todas parte y nada, fue entonces cuando se le ocurrió ir al baño de su habitación y lo encontró.

-¡Dong Min!- el ramo de rosas cayó al suelo, sus ojos se humedecieron. -No...

Sus lágrimas cayeron como una cascada, se aferró de rodillas a los pies helados de su amado, no podía salir del shock, se rehusaba a creerlo.

-¡Bin!

Dong Min estaba colgado del techo.

Dong Min se había quitado la vida.

La fecha había llegado, el alfa se vistió y salió de casa rumbo al cementerio.

Compró las flores más bellas cerca del lugar y se acercó a la lápida de quien en vida fue su esposo y compañero.

-Hola, Minnie. Aquí estoy otra vez.

Habían pasado 10 años de aquella lamentable perdida, 10 años en los que había sufrido por la pérdida de quien hasta después consideró el amor de su vida.

Pero ya era demasiado tarde para arrepentirse.

Jamás olvidó el día que sus ojos presenciaron esa horrible y desgarradora escena, la sonrisa que se había quedado grabada en el rostro del omega y sus ojos marrones viendo fijamente a la entrada, mismo que sintió que lo veían a él en ese momento. Y hasta por hoy lo persigue con la culpa.

No olvida la sangre derramada en el suelo por los cuchillazos que se propinó en los brazos antes de colgarse. Aquel cuchillo de cocina en el suelo lleno de la sangre de su amado.

Su pequeño aun dormía por lo que sus ojos no pudieron presenciarlo, y agradecía bastante que no lo haya hecho, era muy traumante.

No olvida como abrazó el cuerpo frío y sin vida, y le lloraba y pedía que fuera una mala broma, le pedía desesperado que le hablara, mas sabía perfectamente que nunca más iba a escuchar su voz.

Fue hasta que se suicidó que todos descubrieron cuán importante era el omega en sus vidas, sus padres y hermanos lo lloraron, la familia de Bin también, conocidos de la preparatoria y por supuesto, Bin que se sentía como una mierda por todo lo que hizo.

Era su culpa, toda su maldita culpa por no saber cuidar al tesoro que tenía en sus manos.

Ha pasado un largo tiempo y no puede evitar llorar cada que visita aquella tumba, y no puede dejar de hacerlo porque siempre recuerda su rostro, su risa, recuerda hasta el último detalle y gesto.

Pero ya nada de lo que sienta es importante, él que lo amaba murió y ahí se terminó la magia.

Lleva 10 años solo, criando a su hijo y recordando a su omega, aquel que en ocasiones le habla en sueños y le pide que cuide de Jisung siempre, que no cometa el mismo error y que lo ama.

El mismo sueño se repite una y otra vez, cada noche, a la misma hora. Las mismas palabras las escucha con claridad y recuerdos se mezclan en su sueño haciendo sus días miserables.

Y es ahí cuando se dice, si hubiera hecho caso, hubiera sido feliz, pero ya de nada sirve arrepentirse, de nada sirven sus lágrimas y su sufrimiento. La persona que lo amó también sufrió, es hora de que él pagara aquello ¿No es así?