Capítulo 22 Sonido de libertad

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En la ambulancia el paramédico que estaba Yuji en la parte trasera atendiéndolo le preguntó por sus heridas, dado que había sangre en sus manos, mientras sacaba unas gasas y alcohol.

—Por favor, quítese la chamarra—le solicitó.

—Yo...—el chico se sentó y obedeció, el paramédico se acercó para revisar la herida en su cabeza cuando lo vio, rápidamente se alejó y miro al chico a los ojos, con ese gesto lo decía todo.

—¿Tiene alguna otra herida?

Negó dos veces con la cabeza sin decir una sola palabra, el paramédico entendió y solo se limitó a desinfectar la zona.

La sirena de la ambulancia resonaba en la cabeza de Yuji, era como si estuviera en una pesadilla, no podía creer lo que pasó y menos que no recordara nada. Recostado en esa camilla solo podía pensar ¿Pudo haberlo evitado?

Al llegar al hospital lo bajaron y entraron por el área de emergencias, Yuji tenía miedo de toparse con su hermano, sin embargo, debido a su estado lo pasaron por una puerta diferente donde fue atendido por un doctor Beta.

—Itadori Yuji, 24 años, presión estable, 120 sobre 80, oxigenación al 98 por ciento, tiene una leve cortada en la nariz, sin fractura, hay dos heridas más en la cabeza, una la nuca hecha con un tubo metálico y la otra...—el paramédico se detuvo, el doctor se asomó a ver y entendió, agradeció el en trabajo de sus compañeros y rápido dio órdenes.

—Quiero un equipo de sutura, un cóctel de antibióticos, vacuna ASD y revisen su temperatura por 24 horas, necesitamos la dosis de supresor intramuscular, además—tras mirar a Yuji sangrando aún, suspiro—.Preparen un tratamiento de anti-feromonas.

El equipo de enfermería atendió a sus tareas, luego el doctor se fijó en Yuji.

—Debo preguntar ¿Hubo agresión sexual?

Esas palabras dejaron al Omega abrumado, pero para alivio de Yuji, lo negó.

—Estoy bien.

—En ese caso estás en buenas manos, detective.

Eran la una de la mañana cuando lo estabilizaron y llevaron a una habitación, después de todo había orden de revisarlo por 24 horas. Yuji finalmente estaba solo cuando la enfermera tomó sus últimos vitales, estaba demasiado cansado y aun así no podía dormir, lentamente pasó su mano por su cuello, estaba completamente vendado, pero podía sentirlo, apretó el puño.

—¿Qué me pasó?

Entre sus recuerdos borrosos podía escuchar esa voz que lo inmovilizó, colgando al lado de la cama estaba la solución salina con la etiqueta que decía "Anti-feromonas", se usaba para contrarrestar ataques de Alfas contra Omegas.

Tras unos minutos alguien tocó a la puerta, se abrió lentamente tratándose de su hermano, este lucía pálido.

—Hermano...

—Yuji ¿Cómo te sientes?

La cara de su hermano y la forma en que parecía estar tranquilo ahora sabía que estaba enterado de lo que pasó.

—¿Lo sabes?

Choso se acercó a él, sentándose a su lado y comenzó a llorar, recostado en su regazo.

—Jamás pensé que volvería a pasar por esto.

Yuji acarició su cabeza.

—Todo está bien, el tratamiento seguro surtirá efecto.

Pero era inútil, Choso se sentía culpable por no protegerlo como no lo hizo con Ryuji aquella vez.

En una habitación oscura, Kenjaku bebía un vaso de licor, el color ámbar del líquido era muy hermoso, en el reflejo del vaso podía ver aquella imagen de Yuji siendo sometido por él, comenzó a sonreír, sintiendo una gran satisfacción, era como una droga que necesita alimentar.

Estación Shinjuku (JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora