BAJO EL CEREZO

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"Perspectiva Bakugo"

Cállate y sígueme. — Fueron las palabras que le había dicho al estúpido de Laccier.

Realmente aún no comprendía el porqué había venido a buscarlo directamente a su casa, pero sentía la necesidad de hacerlo, sabía que estaba solo casi todo el tiempo.
Recientemente lo había escuchado hablar con los demás de nuestra clase, de que mayormente estaba en su casa solo, y que la ausencia de sus padres era evidente, lo notaba por como se comportaba, se veía a kilómetros.

Ese día me había levantado, y lo primero que vino a mi mente, era el recibiendo del regalo que le había dado anteriormente, su expresión hacia que me burlara de el. ¿Que clase de persona le gustaba ese tipo de cosas? Para todo hay gustos.

Había planeado salir ese día, tal vez  andar por ahí vagando, era mejor eso que andar peleando con la vieja esa que la hacía llamar "Madre", asi que me dedique a terminar mis deberes y arreglarme lo suficientemente decente como para salir.

Me voy, al rato regreso, ¿Me escucharon? No quiero que me molesten. — Grite mientras ya estaba a punto de abrir la puerta.

¿A dónde creer que vas? Jovencito, ¿ Con permiso de quien y con quién irás? — Decía estando justo casi cerca de la puerta cerrando está misma.

— Que te importa, no te estoy pidiendo permiso, te estoy avisando. — Podía ver cómo me miraba lista para regresarme de nuevo.
La ignore, y volví a abrir la puerta intentando salir rápido de ahí, sabía que era capaz de ir tras de mi.

— ¡Mocoso! No llegues tarde, ¡Me escuchaste!— Gritaba ella en la puerta mientras yo me alejaba.

Realmente no tenía idea hacia donde iría, por lo que decidí ir a la casa de Laccier, sabía dónde estaba el edificio donde quedaba su departamento, no lo había espiado ni nada por el estilo, solo tenía curiosidad de saber dónde vivía.

Necesitaba saber algunas cosas sobre el, que aún no me quedaban claras del todo, no era chismoso, solo me aseguraba.

Katsuki, ¿A dónde vamos? — El dijo mientras trataba de seguirme el ritmo al momento de caminar.

No tenía ni la mínima idea de a dónde íbamos. Debe de haber algo por aquí, pensaba mientras caminaba y observaba.

¡Deja de preguntar tanto! Me agotas la paciencia, te dije que solo me siguieras. — Para mi buena suerte justo había un parque, era temporada de los árboles de cerezo, y comenzaba a ser la hora del atardecer así que era una buena opción improvisada.

Seguí caminando, a lo lejos ví un árbol justo uno de cerezos, de esos con pétalos rosas que caían ligeramente y el viento las arrastraba en una pequeña colina.

—  ¡Siéntate aquí! — Me senté sobre el pasto verdoso y suave que tenía el lugar.

¿Sentarme aquí? — Decía algo confundido.

— ¡Dije que te sientes! — Tome su muñeca jalandolo haciendo que se sentará de golpe sobre el césped.

— ¡Hey! No tenías por que ser tan brusco, katsuki. ¿Que es lo que hacemos aquí?

— ¿Que es lo que hacemos? Nada, solamente me gusta venir a este lugar. ¿Ya lo conocías?

No salgo mucho así que no, no lo conocía pero... ¡Es un lugar bastante lindo! Gracias por traerme aquí, Katsuki.— Parecía realmente feliz, y lo hizo notar con una sonrisa, esa estúpida sonrisa.

— Tsk... No es necesario que sonrías, maldito idiota.— No odiaba que sonriera, odiaba lo que causaba en mi al hacerlo.

— Katsuki, quería aprovechar para preguntarte algo... ¿Cómo supiste sobre que me gustaban los peluches de gallina?.— Podía escuchar su voz un poco más bajo de lo normal.

¿Eh? ¿Que como es que lo supe? Pues, ¿Recuerdas la pelea de la otra vez? Dónde perdiste tu teléfono durante la escuela. Me tomé la libertad de revisarlo.
Así que gracias a eso es que lo supe. 

— ¡¿Que tu hiciste queeee?! ¿Cómo que lo revisaste? ¿Que tanto sabes y viste? ¡Dime, katsuki! — Se acercó y me tomo del cuello de la camiseta que traía puesta intentando sacudirme.

— Cálmate, no te pongas así, no lo hize con mala intención. Tranquilo, tampoco es como que haya visto algo de más.

El suspiro algo un poco más relajado.

— Perdón, katsuki, y gracias por el regalo, no tenías porque molestar en darme algo así. — Trataba de desviar su mirada intentado mirar aquellos pétalos del cerezo que caían, justamente callendo suavemente una sobre su nariz.

— No tienes que agradecer, aquella vez escuché, que siempre, bueno, casi siempre estás solo en casa, así que con eso no lo estarías del todo.

— ¿Tu lo escuchaste? Sabía que era muy idiota de mi parte hablar con eso en un ambiente abierto.

— No solo lo escuché, si no que lo ví por los mensajes que tenías, no queria sonar entrometido y mucho menos serlo.

— Así que revisaste de más, bueno... Ahora tienes una razón más para burlarte de mi.

Podía observar como aquella sonrisa que se había dibujado sobre su rostro se desvanecía poco a poco. De verdad no quise hacer eso, solo lo sabía por "casualidad".

— ¿Burlarme? ¿Porque debería de hacerlo? Tampoco soy tan insensible y grosero como tú lo crees.

—No lo sé, Bakugo. Sabes, no suelo hablar de esto con nadie, pero ahora lo sabes.
Tengo todo un "lío familiar".

— Todos los tenemos, no tienes porque ocultarlo del todo, no es nada del otro mundo ¿Sabías eso?.

— Ya lo sé, pero tampoco es como si fuera a ir por ahí diciéndole a todo mundo, ¡Si, yo soy un estúpido que en su casa no le ponen atención! ¡Mirenme mis padres casi no están en casa! ¡Tengo todo a mi alcance menos el cariño de mis padres!.

Comenzaba a sentir pena por el, más por las peleas que habíamos tenido desde el principio, con lo que decía, sabía que la había regado desde el principio.

Tenía una explicación bastante razonable del porque desde un principio lo miraba y odiaba tanto.

Solo eran las sombras del pasado, las que aún me atormentaban.

— No puedo decirte algo más, ya que yo no he vivido algo similar, aunque mi madre es bastante "explosiva" al igual que yo, pero aún así la quería y ella a mi, y lo demostrabamos a nuestro modo.

— No te preocupes, no es necesario que digas algo. Ahora que lo pienso, creo que será una carga más liviana ahora que lo sabes, esto de no poder contarle a alguien comenzaba a volverme loco.

“No hay nada más frágil que un corazón a punto de estallar.”

El demostró una sonrisa, a pesar de que todo con el estaba mal, solamente me acerque a el y con una mano, acaricie su hombro tratando de darle consuelo.

— Todo estará bien, no estás solo ahora.

El comenzaba a ganarse mi confianza, más porque habia decidido contarme algo que no se decide hablar con cualquier persona, aunque se vio obligado a hacerlo, por qué ya lo sabía, no le quedaba otra opción.

— Gracias katsuki, aún no sé por qué pero muchas gracias. — Me tomo por sorpresa ver cómo se lanzo hacia mi con los brazos abiertos. Por instinto lo recibí igualmente, aunque para mí comenzaba a hacer algo extraño convivir con alguien de esta manera, más por aquellas sombras que me hacían detestarlo por momentos.

Estaba confiando en el, comenzaba a hacerlo después de todos los disturbios del principio. No confiaba ciegamente en el, pero lo hacía.

Creo que tal vez... Me arrepentiría al hacerlo, sin saber cómo era la realidad de todo.

CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora