Segundo capitulo

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A la mañana siguiente, el sol volvió a asomarse por el horizonte, llenando la habitación de Harry con su luz dorada. El niño se despertó con una sonrisa, listo para enfrentar otro día lleno de aventuras y amor, rodeado por la familia que había aprendido a amar y que lo amaba profundamente.

Sirius se levantó temprano como de costumbre, con una energía que parecía inagotable a pesar de las horas de sueño. Caminó descalzo por el pasillo hasta la habitación de Harry, donde encontró al pequeño balbuceando alegremente en su cuna. Sin hacer mucho ruido, se inclinó y levantó a Harry, llevándolo en brazos hacia la cocina donde Severus ya estaba preparando el desayuno.

—Buenos días, pequeño. —Sirius besó la frente de Harry antes de sentarlo en su silla alta—. ¿Listo para otro día de diversión?

Severus, con su habitual eficiencia, ya había dispuesto la mesa con frutas frescas, cereales y un tazón de avena para Harry. Levantó la mirada de la sartén en la que cocinaba unos huevos y sonrió levemente al ver a su familia.

—Espero que Harry tenga suficiente energía para hoy. —Dijo Severus mientras servía los huevos en un plato—. Tengo algunas pociones que necesitan atención, pero podemos dedicar la mañana a explorar el jardín.

—Perfecto. —Sirius asintió, sirviendo un vaso de leche para Harry—. También había pensado en llevarlo al pueblo esta tarde. Necesitamos algunos suministros y podría ser bueno para él ver algo nuevo.

Severus asintió, aunque su rostro reflejaba una ligera preocupación. Cada salida al mundo exterior le recordaba los peligros que acechaban, pero también sabía que mantener a Harry encerrado no era la solución. Era importante que el niño experimentara la vida y aprendiera a ser valiente, algo que Sirius le enseñaba con su espíritu aventurero.

Después del desayuno, Sirius y Severus llevaron a Harry al jardín. El día prometía ser cálido y despejado, perfecto para pasar la mañana al aire libre. Harry correteaba entre las flores, riendo y señalando cada mariposa y abeja que pasaba.

—Mira, Sev, cómo se divierte. —Dijo Sirius, observando al niño con una mezcla de orgullo y felicidad—. ¿Recuerdas cómo era la vida antes de Harry?

Severus se detuvo, pensativo. La vida antes de Harry había sido complicada, llena de dolor y sacrificio. Pero ahora, cada día estaba lleno de esperanza y propósito. Harry había traído luz a sus vidas, y por eso estaban eternamente agradecidos.

—Difícil de imaginar, la verdad. —Respondió Severus, observando al niño con una sonrisa suave—. Ha cambiado todo para mejor.

Pasaron la mañana entre risas y juegos, disfrutando de la compañía mutua. Harry, con su energía inagotable, no dejó de explorar cada rincón del jardín, fascinado por cada nuevo descubrimiento. Sirius lo seguía de cerca, siempre dispuesto a compartir su entusiasmo y curiosidad.

A medida que el sol se acercaba al cenit, decidieron que era momento de prepararse para ir al pueblo. Sirius levantó a Harry en brazos y lo llevó a la casa para cambiarlo de ropa, mientras Severus se aseguraba de que todo estuviera en orden antes de salir.

—¿Estás listo, pequeño? —Le preguntó Sirius a Harry mientras le ponía un pequeño sombrero para protegerlo del sol—. Vamos a ver cosas nuevas hoy.

Harry aplaudió con entusiasmo, claramente emocionado por la perspectiva de una nueva aventura. Severus entró en la sala con una bolsa que contenía lo esencial: pañales, comida para bebé y algunas pociones por si necesitaban algo en el camino.

—Recuerda que debemos ser cautelosos. —Dijo Severus, con su habitual tono de preocupación—. No sabemos qué podríamos encontrar afuera.

—Lo sé, Sev. —Respondió Sirius, dándole una palmada en el hombro—. Estaremos atentos. Pero también debemos disfrutar el momento.

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