Intento no estar pendiente al móvil como una obsesa, porque de verdad que no quiero parecer una loca fan enamorada y sentir que Zack Holden se ha equivocado terriblemente conmigo, pero que sean casi las doce de la noche y que no me haya escrito en todo el día desde que nos vimos en la mañana me tiene algo pensativa y con ganas de que me escriba algo ya.
Al menos puedo decir que tampoco es que haya estado tan paranoica esperando a que me escriba dado que no he parado de hacer cosas hasta ahora: tras haberlo visto en la cafetería seguí trabajando como si nada, después fui a comprar algunas cosillas para llenar la nevera, cuando llegué a casa lo repuse todo, barrí y fregué todos los espacios de mi piso, ordené un poco mi cuarto, me preparé la cena y comí viendo una serie en la televisión, y justo ahora es que estoy más pendiente al móvil que en ningún momento del día, que estoy echada en la cama, ya bañada, con el pijama puesto y esperando un mensaje que me da miedo que no llegue.
Incluso cuando hoy estuve haciendo la compra en el supermercado, Jules me llamó para preguntarme si ya él me había dicho algo, pero se ve que a ella le afectó más que a mí, y eso que solo habían pasado tres horas desde que Zack Holden había salido de la cafetería.
—No me lo puedo creer. Al menos que tenga la consideración de mentir en las grabaciones de lo que sea que esté rodando diciendo que tiene que echar una meada rápida, y ahí que te escriba. Cuando se quiere, se saca tiempo.
Me había encogido de hombros mientras miraba qué leche o qué sabor de zumos me llevaba a casa para no tener que volver a comprar hasta dentro de un mes más o menos.
—No sé, Jules. Tampoco creo que las cosas sean tan así como las pintas. A lo mejor, como tú misma dices, tiene mucho trabajo.
—¿Y eso qué?
—¿Cómo que "y eso qué"? —Me había quedado sorprendida con su respuesta teniendo un brik de leche entera en una mano y a punto de meterla en el carrito —Tía, que ahora está con la tercera parte de Hasta Que Cierre el Telón, y eso sin contar que tiene encima la première y la fama de la segunda peli, que viene en camino su estreno dentro de poco, y esa saga de películas son una de las más grandes de estos tiempos, y no me parecería raro que le exijan mucho al punto de pedirle que no se distraiga ni un segundo.
Tomé el carrito con el que estaba haciendo la compra y, habiéndome colocado bien el móvil entre mi hombro y mi oreja para seguir hablando con mi mejor amiga (porque en verdad lo necesitaba en ese momento), me dirigí a otra sección del supermercado para seguir comprando comida para casa. Sí, mi nevera no ha estado muy llena últimamente, y necesito comida, por favor. Por algo trabajo también.
—Bueno, pero ya sabes, en el caso que diga que quiere ir al baño o que es una urgencia rápida, podría escribirte tranquilamente porque, como te digo, se saca tiempo cuando se quiere, amiga. Pero bueno, como sé que es tu Zack Holden, no voy a entrometerme en tu idealización de su persona.
—Yo no lo idealizo.
—Que no dice la niña. Pero en fin, a pesar de todo, estoy segura de que te escribirá. Claro que se está tardando ya, pero lo hará, confía en mí porque, como ya te dije en el trabajo: le gustaste. Wow, es que fue increíble cómo sonreía cuando tú le atendías. Y lo de pedirte el número tampoco es que le haya ayudado mucho a que no lo haya notado.
Las palabras de mi mejor amiga me habían alentado un poco más y me había quitado de la cabeza la idea de que Zack Holden pasara de mí o que, simplemente, se hubiese olvidado de lo que pasó en la cafetería hoy en la mañana.
Sin embargo, creo que también es hora de dejarlo pasar un poquito. Zack Holden no es un chico normal, es una superestrella internacional que apenas encima va lanzando su carrera, y si ya tiene este nivel de fama que tiene ahora que recién es un bebé en este mundo, ya ni me imagino con un par de pelis más que haga.
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Hasta Que Cierre El Telón [EN PROCESO]
Fiksi RemajaOlivia Dresher, una estudiante de la carrera de Artes Escénicas Teatrales, reside en Los Ángeles, donde quiere ejercer su profesión de actriz, su meta principal en la vida. Y si ya de por sí ella se pensaba que su vida daría un cambio de tresciento...