Lake
Lo primero que escuché fueron a los pajaritos cantar y tiempo después pude oler el aroma de los pinos. Poco a poco fui abriendo mis ojos y sintiendo las heridas que mi cuerpo tenía. Algunas partes ardían y otras ni siquiera las podía sentir.
Los rayos del sol golpeaban mi rostro, no eran rayos fuertes sino que eran de esos que aparecen después del alba y supuse que eran aproximadamente las ocho de la mañana; no había pasado mucho desde la puesta de sol.
Miré a mi alrededor mientras lentamente me sentaba en busca de indicios de vida, alguna casa, algún sendero, huellas, pero no había nada. Todo lo que había en aquel lugar eran pinos y mucha vegetación.
Al pasar un rato me di cuenta de algo que me hizo sentir pánico. No estaba en el mismo bosque, lo pude notar por algunas plantas y algunos animales que me había puesto a analizar, eran especies distintas a las que conocía.
La fauna y la flora, en tamaño y apariencia, eran similares a las que se podían encontrar en Might, lo que las diferenciaba era que presentaban características como si hubiesen sido alteradas genéticamente. Eran especies lindas solo a lo lejos, ya que en cuanto les ponías más atención podías ver sus mutaciones.
Experimenté vértigo en ese instante y pensé en el hombre que me había perseguido, ¿será que me había sacado del pozo y dejado a mi suerte en otro lugar?
Las únicas dos cosas que me pudieron levantar y sacar de mi mente fueron el hambre y la sed, ya que si no me mataban las infecciones producto de mis heridas, lo harían el hambre y la deshidratación.
Examiné mi cuerpo ya incorporada, tenía múltiples lesiones, desde moretones hasta raspaduras, pero lo que más me preocupaba era mi tobillo derecho que se encontraba hinchado debido a un notorio esguince.
También cabe mencionar que mi uniforme estaba arruinado, con varias manchas y rasgaduras... debí haberme cambiado en el hospital, pero estaba tan exhausta que olvidé hacerlo.
Ya mi garganta gritaba desesperadamente por agua y mi estómago por comida, ni siquiera me pregunté: ¿cómo llegué aquí?, ¿dónde estoy?, ¿qué hago aquí? No podía pensar bien, no en tales condiciones.
Comencé a caminar con dificultad, mi cuerpo se rehusaba a cooperar, pero tenía que obligarlo a que lo hiciera. Con mucho esfuerzo me apoyé en los troncos de los árboles para así sostenerme y emprender una caminata en busca de alguna señal de vida, tal vez así alguien me pudiera ayudar.
Llegué a un punto en donde sujetaba con fuerza mi abdomen, sentía que me desmoronaba con cada paso que daba, pero seguí, no podía quedarme ahí.
No sé por cuánto tiempo caminé, ni tampoco tenía idea de cómo volver a donde me había despertado, sin embargo, tenía el presentimiento de que me estaba acercando a mi destino: encontrar señales de vida.
Sentía un dolor punzante en una de mis sienes, no dolía mucho, pero sí que molestaba y no me dejaba pensar con claridad. Me llevé la mano con la que apretaba mi abdomen a mi cabeza, justo de donde provenía el dolor; toqué la zona y pude sentir un líquido que probablemente era sudor, pero no... miré mi mano: sangre.
Otro problema más a la lista, genial. ¿Por qué me estaba pasando esto? ¿A quién le había hecho tanto daño para merecer esto? Más que triste estaba molesta, simplemente no entendía la razón por la que me estaba sucediendo lo que me estaba sucediendo.
Mientras yo estaba luchando por sobrevivir, el cielo se comenzó a nublar, remplazando los rayos de sol que había visto al despertar por grandes nubes oscuras; supuse que habían pasado algunas horas desde que comencé a caminar, ya que cuando desperté, el cielo estaba despejado.
ESTÁS LEYENDO
Malva
RomanceLake Harford, una enfermera de 23 años que vive en Might, una isla en el año 2024, experimenta uno de los fenómenos más extraños: conocer a Nollan. Nollan Fitzgerald, un joven de 27 años apasionado por la literatura, vive en New Age en el año 207...