Rissa Reed es una reconocida alquimista experta en crear herramientas que le ayuden a acabar con la corrupción del Gobierno Mundial, lo que la llevo a convertirse en una de las principales Comandantes de Ejército Revolucionario, siendo uno de los e...
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Desgraciadamente, contrario de lo que quería, Rissa no ha podido pegar un ojo desde que se acostó en la cama. Lo había intentado, pero solo acababa dando vueltas y vueltas por toda la cama.
El banquete había terminado hace ya algunas horas, todos en el Moby dick estaban dormidos, con excepción de Rissa quien no podía conciliar el sueño por más que quisiera.
Sabiendo que no lograría dormir decidió subir a ver las estrellas y esperar que brisa fresca de la noche la arrullara, por lo que se levantó con mucho cuidado de no despertar a Blaze, quien estaba profundamente dormido en sus pies. Ni siquiera se molestó en ponerse sus botas y subió descalza hacia la cubierta del Moby, yendo a sentarse en la borda de este sacando sus piernas del barco para despues dedicarse a ver las estrellas brillando con intensidad en la oscuridad del cielo, quedando completamente maravillada con el paisaje. El mar estaba en completa calma y las estrellas se reflejaban en agua dando la apariencia de que el barco estaba flotando en el cielo estrellado.
"Si fuera pirata... ¿podría disfrutar de esta vista cada noche?" Se preguntó curiosa pensando en esa lejana posibilidad.
—¿Rissa? — la llamo alguien de repente detrás de suyo sobresaltándola haciéndola girarse para soltar un suspiro de alivio al encontrarse con el pecoso.
—Ah, Ace-san. Se le está haciendo costumbre llegarme de sorpresa, ¿no cree? — menciono divertida.
—Lo siento. — se disculpó riéndose para después acercarse a la joven y colocarse a su lado apoyando sus antebrazos a la borda. — ¿No puedes dormir? — pregunto curioso recordando que la noche anterior también la encontró despierta hasta tarde.
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—No acostumbro a dormir mucho por las noches. — explico simple sin querer decir más al respecto. — Creo que es aquí donde envidio tu habilidad de quedarte dormido cuando sea. — rio.
—Si lo pones así creo que prefiero dormir mucho a no poder hacerlo.
—¿Y qué estás haciendo despierto a esta hora entonces?
—Ah, es mi turno de vigilar. Estaba en la torre de vigía, pero entonces te vi y quise venir a hablar contigo.
