Capítulo 2:

536 44 12
                                    

Narración normal:

El sol de la tarde bañaba el tranquilo vecindario donde Tobio y Shoyo habían decidido establecerse tras su matrimonio. Era una rareza ver a los dos fuera del bullicio del voleibol, en un entorno tan pacífico, pero ambos apreciaban cada momento de esta nueva vida que estaban construyendo juntos. Llevaban algunas semanas desde que habían anunciado su retiro temporal y aproximadamente dos meses desde su último partido.

En su hogar, una casa acogedora con un pequeño jardín, los días se llenaban de una calma que nunca habían conocido durante sus años de competencia. Ese día, después de regresar de un ligero entrenamiento, Tobio encontró a Shoyo en la cocina, preparando la cena.

El aroma de la comida llenaba la casa, y la visión de Shoyo en su hogar, ocupado con tareas cotidianas, llenaba al alfa de una calidez indescriptible -Shoyo- Dijo suavemente, entrando en la cocina

El nombrado volteó, sonriendo ampliamente -¿Todo bien, Tobio? ¿Cómo fue el entrenamiento?

Tobio se acercó y le dio un suave beso en la frente -Todo bien, te extrañe

-Que dramático- Bromeo un poco para después besar su mejilla -Sabes que iría contigo si no fuera porque estoy muy cansado- Dirigió nuevamente la mirada a los sartenes -Te tomas muy encerio eso de querer preñarme

Tobio soltó una pequeña risa antes de abrazar a su esposo por la cintura y besar la marca en su cuello -Comprende un poco, en cuanto nuestro primer hijo nazca no te tendremos tanto tiempo para eso

-¡¿El primero?! ¿Cuántos pretendes hacerme Tobio?- Dio la vuelta para quedar cara a cara con el más alto

-Los que salgan de aquí en adelante

-Porque a ti no te van a doler- Se quejo apagando de una vez su cena ya lista. En un movimiento rápido escapó de los brazos del alfa -Y ahora por eso te toca servir la cena

Tobio rió suavemente ante la travesura de Shoyo, observando cómo se escabullía con una agilidad que recordaba sus días en la cancha. Se dirigió a la cocina, tomando los platos y sirviendo la cena mientras Shoyo ponía la mesa.La cena transcurrió con la conversación ligera habitual, llena de risas y pequeñas bromas.

Con el paso de los días llegó el tan esperado celo del omega, semana que aprovecharían para intentar que al fin el pelinaranja quedará embarazado.

Toda la casa estaba llena del la mezcla de las feromonas, tanto las de olor a mandarina provenientes de Shoyo como las de madera y menta que venían de Tobio. Desde la habitación se podían escuchar jadeos y gemidos.

Habían perdido la noción del tiempo, no sabían cuántas veces lo habían hecho ya. Parecía que lo suficiente como para que al omega se hubiera formado una leve curva en su vientre bajo de toda la cantidad de semen que ya tenía, cada vez que el alfa sacaba y volvía a meter su miembro podía ver cómo de la entrada de su pareja escurría su esencia.

Ambos cuerpos estaban echo un desastre, en la espalda del pelinegro se veía el rastro de las uñas que el pelinaranja, sus hombros y cuello no se habían salvado, pues estaban llenos de mordidas. Y el más bajo, bueno absolutamente todo su cuerpo estaba lleno de marcas de "besos", mordidas y del agarre del alfa.

Parecía que había terminado su celo. Palmeó a su lado en busca de su esposo, al darle un pequeño golpe solo recibió un sonido de queja por parte del alfa. Se sentía terrible, jamás en su vida se había sentido tan cansado ni adolorido.

-Mierda, me arrepiento de no haber tomado supresores- Se quejo al sentir un pensante dolor en la cadera -¡Tobio levantate! Tengo hambre

-Mhg, cinco minutos...

-Lo que duras- Comenzó a molestarlo

-¿Te demuestro lo contrario?- Se paró rápidamente para acorralar al omega en la cama

-¡Ve a prepárame el desayuno! ¡Idiota!

Después de tremendos días que habían pasado, solo les quedaba esperar a ver si cabía la posibilidad de que Shoyo no estuviera embarazado, que lo dudaban realmente. Tenían completa seguridad en que el mes siguiente la prueba daría positivo.

ᗪᗴᗪᑭᑌᗴՏ ᗪᗴᒪ ᑭᗩᖇTIᗪO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora