Un atardecer cualquiera

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Gracias por estar
en el momento equivocado,
por ser refugio
para este niño asustado.

Gracias por intentar domar
a este caballo desbocado,
por enseñarme a disfrutar
otra vez de los pecados.

Gracias por apostarlo todo
y volver a tirar los dados,
antes de ti, mi vida,
en mi mundo solo había caos.

Tú me salvaste de ir a la deriva,
me enseñaste a caminar
a pesar de mis heridas.

Yo solo era un atardecer
de una tarde cualquiera,
y tú te quedaste
a mirarlo la vida entera.

-Jorbin Pineda

Cicatrices del alma: Versos de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora