Génesis

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Mientras Dios sigue durmiendo,
el sol, tímido, se levanta sin ganas.
Lilith aún solloza de amor;
ha llorado 37 semanas.

La rabia fluye por sus venas,
como fluye la tristeza y el hambre.
Está herida, no come por sus penas,
solo sabe coser sus heridas con estambre.

El rocío del libre albedrío
cubre otra fresca y triste mañana.
La serpiente traviesa baja,
deslizándose desde la montaña.

La serpiente se acerca sigilosa,
se enrosca en su cuello,
cínica sonríe maliciosa,
susurra, engaña, promete consuelo.

Lilith, con su soledad eterna,
con las heridas abiertas de su duelo,
con su hambre de caricias,
cae seducida ante el tentador anzuelo.

Mira al pobre Adán cómo trabaja.
¿Y Eva dónde está?
¿Por qué no lo acompaña? ¿Qué le pasa?
Seguramente sigue dormida,
esperando que lleven comida a su casa.

En cambio, tú estuvieras a su lado,
secando el sudor de su frente,
trabajando como iguales,
como debió haber sido siempre.

Mírate ahora, siendo un despojo,
con la sangre oscura de tu vientre.
Levántate, Lilith, sonríe.
Vamos a cambiar tu suerte.

Lucha por su amor, Lilith.
No te quedes con las ganas,
gánate otra vez su confianza.

Lilith, ve, obséquiale esta manzana.

-Jorbin Pineda

Cicatrices del alma: Versos de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora