Cap. 23

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Me estaba arreglando en mi habitación, esta noche al fin conocería a los abuelos de Ben. Iba a ser una sorpresa, asique solo me levante y me arregle para la ocasión. En la cena, todo fue normal. La verdad me cayeron muy bien y realmente estaba feliz con todo lo que habíamos hablamos con respecto a la boda. Nos despedimos de ellos y antes de irnos, fui al tocador. 

De pronto mis manos empezaron a temblar y me dolían muchísimo. De la nada vi sangre en ellas y me asuste. Abrí el grifo del agua para limpiarme y escuche voces en la lejanía. Pero de la nada, la visión cambio y ahora escuchaba un molesto ruido. Escuche un llanto y luego una plegaria. Empecé a temblar y a sudar frio. Tenía imágenes en mi mente, asique saque una de mis libretas y mis manos empezaron a dibujar lo que veía.

Cuando reaccione, mi respiración se cortó.

Hel- Aron!.

Salí a toda prisa hacia el pasillo y su sonrisa me recibió, pero poco a poco fue cambiando al ver mi rostro.

Ben - Que paso? - dijo preocupado.

Hel - Vamos al hospital.

El me conocía desde hace dos años, y al principio no confiaba en mis visiones, pero poco a poco las fue aceptando. Se dio cuenta lo mucho que me afectaban y fue de mucha ayuda para que yo misma, las entendiera. Fue su idea siempre tener un cuaderno conmigo para poder dibujar todo lo que veía y no perder detalles. Incluso el mismo empezó a llevar una libreta entre sus cosas. Eso siempre fue algo que ame de él, lo detallista que podía ser conmigo.

Aunque siempre fue así, incluso en nuestra primera vida juntas, ella siempre fue así conmigo. Solo su calor y sus besos, podían calmar mis tormentos. Ella jamás me hizo a un lado, incluso cuando la guerra empezó. Nosotras siempre nos vimos y mis hijos la amaban como una madre más. Pero cuando ella murió, yo no lo tolere y ni mis hijos, pudieron llenar el vacío que dejó, asique simplemente, salte para poder estar con ella en todas mis vidas. Y así fue.

Abrazaba su cintura, no por miedo a caer, sino porque necesitaba su cercanía. Estaba muy nerviosa y temblaba, asique solo estar cerca de su cuerpo me hacía sentir en paz. Sus manos, tomaron las mías y las sujeto con fuerza, mientras acomodaba mi cabeza en su espalda. Llegamos al hospital y los vi parados a los dos afuera, hablando. Antes de que frenará, yo ya me estaba quitando el casco y cuando toque el piso, viaje a sus brazos. Me recibió temblando e intenté calmar mi propio cuerpo, para no ponerlo más nervioso. Me contó lo que pasó y entramos al hospital. Necesitaba ver a mi hermano, necesitaba estar a su lado.

Cuando llegamos al recibidor, sentí una corriente de aire y la seguí hasta dar con el causante. Salía de los elevadores y caminaba orgulloso de lo que había hecho, asique fui a él. Ewan me siguió solo por inercia y cuando lo vio se detuvo, yo seguí mis pasos hasta quedar cara a cara con ella.

Hel - Lo viste? - dije y sus ojos verdes, crecieron - O no fuiste capaz de entrar?

Alan - Veo que ella no es la única por aquí. Es un gusto verla, mi princesa - se inclinó y no me importo su pequeña burla. - Veo que viene acompañada de sus gallardos caballeros.

Gire y frene el andar de Ben, que, a su vez, freno a Lobo detrás de él. Ambos se quedaron a la espera y volví la vista a su horrenda sonrisa.

Hel - Tantos años, y aún no aprendiste nada.

Alan - Esto no tiene nada que ver con ustedes.

Hel - Te metiste con nuestra familia, ¿qué pensabas que iba a pasar?

Alan – Nada – sonrió - Cómo paso la primera vez. Ustedes, ¡no hicieron nada! Y todo siguió su rumbo, así como seguirá ahora.

Hel - Crees que alguien como tú podría entender algo tan grande? Lo que pasó, debió pasar. Pero en tu ignorancia, arruinaste todo ¿y para qué?

Otras vidas / LucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora