10 Preguntas

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Dos meses después ...

Ya había pasado una semana desde que terminamos el proyecto de biología con Yeji, estaba feliz, satisfecha y aliviada, ya que habían sido unos días algo estresantes para mí. Mi abuela seguía mala, aún estaba en el hospital y todavía no había indicios de su recuperación.

Ahora estaba yendo a verla, en mi moto. Llegué al hospital, saludando al personal con el que me había hecho bastante familiar. Entré al cuarto de mi abuela y ahí estaba, con el celular en sus manos y el ceño fruncido.

—Ryuddaeng, querida. —Dejó el celular al verme y sonrió, sentándose con dificultad.

—Abu —saludé, yendo a darle un abrazo con cuidado de no lastimarla.

—¿Qué estabas haciendo? —pregunté, sentándome a su lado.

—Te estaba mandando un mensaje para ver cuándo venías.

—Sí... había estado muy ocupada con la escuela y el trabajo, ¿te acuerdas del proyecto que te mencioné? —Asintió con la cabeza —. Pues ya lo terminamos, ya podré venir más seguido —sonreí contenta.

—Qué bueno, hija, ¿cómo te fue? —preguntó.

—Muy bien, fuimos uno de los mejores trabajos —respondí emocionada.

—¿Fuimos? —Me miró confundida.

—Ah sí, era en parejas y me tocó con Yeji —respondí.

—¿Yeji? Ay, sí me acuerdo de ella —sonrió riéndose —. ¿No te llevabas mal con ella?

—No, solo no nos hablamos y somos un poco diferentes, creo que es por eso... —contesté dudosa, ni siquiera yo sabía por qué no nos hablábamos si tenemos años de conocernos. En realidad, muchas veces intenté hablarle, desde que estábamos en primaria sentía curiosidad por conocerla, pero creo que nunca le caí muy bien.

—¿Sí has regado mis plantas? —preguntó de repente, cambiando el tema. La miré confundida, pero lo ignoré.

—Sí, abu —contesté riendo, siempre era lo primero que me preguntaba.

—Qué bueno, hija...

Se formó un corto silencio, ambas pensando.

—¿Y qué dice el doctor? —preguntó, matando el silencio que se había formado. Sentí una opresión en el pecho y mis ojos se aguaron levemente, no quería hablar de esto con ella, aunque sabía que en algún momento lo tendría que hacer.

—Estás algo grave —murmuré, sin poder mirarla fijamente, sentí que mi voz se quebraría en cualquier momento —. Están haciendo lo posible para que te mejores y también yo así que... —me abrazó, sin dejarme continuar. Respondí el abrazo de la misma forma, abrazándola con cariño, mis lágrimas ya caían, tenía mi cabeza escondida en su hombro.

Me separó con sus brazos y me miró con ternura, limpiando mis lágrimas con sus manos. Ella suspiró, tomando mi mano con la suya, débil pero cálida.

—Ryuddaeng, no te preocupes por mí. Sabes que he vivido una buena vida. No dejes que esto afecte tu día a día —comentó.

—No es tan fácil —murmuré, mirando al suelo. Era como perder a una madre, ¿cómo eso no me afectaría?

En eso, entró el doctor, nos saludó a ambas con una sonrisa. Me limpié las lágrimas con mi mano y me levanté.

El doctor Hwang mencionó que le harían una revisión, así que salí del cuarto, me senté en una banquita que estaba cerca de ahí. Respiré hondo, esperando que todo saliera bien, no bien, ya que sabía que ya no se podía, pero con esperanzas de que no hubiera empeorado en estos días.

Last Memory // RyejiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora