Tensiones

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[ Pov Ryujin ]

Estaba en la sala de espera del hospital, un lugar al que me había vuelto demasiado familiar últimamente. Mi abuela, la persona que siempre había sido mi apoyo incondicional, estaba en una cama en alguna parte de este enorme edificio, y yo no podía hacer nada para ayudarla. Miré mi reloj y noté que habían pasado casi dos horas desde que el doctor entró a verla. Cada minuto se sentía eterno.

La artritis reumatoide de mi abuela había empeorado en los últimos meses. Las visitas al hospital se habían vuelto más frecuentes y más largas. Tratamientos, medicamentos, fisioterapia... nada parecía mejorar su condición. Esta vez, sin embargo, había algo en los rostros del personal médico que me hacía temer lo peor.

Finalmente, el doctor salió de la habitación y caminó hacia mí. Sus ojos reflejaban la gravedad de la situación antes de que siquiera abriera la boca.

—Ryujin, necesito hablar contigo —dijo con una voz suave pero firme.

Asentí, levantándome de la silla y siguiéndolo hasta una pequeña sala de consultas. Cerró la puerta detrás de nosotros y me indicó que me sentara. Mi corazón latía con fuerza, temiendo lo que estaba por escuchar.

—Tu abuela ha empeorado considerablemente —comenzó el doctor, entrelazando sus dedos sobre el escritorio—. La artritis reumatoide ha progresado a un punto donde su cuerpo ya no responde a los tratamientos convencionales.

Sentí un nudo formarse en mi garganta. Sabía que esto era serio, pero no esperaba escuchar esas palabras. Me costaba respirar.

—¿Entonces qué significa eso? —logré preguntar, con voz temblorosa.

El doctor suspiró, mirando un punto fijo en la pared antes de volver su atención a mí.

—Significa que sus articulaciones están severamente dañadas, y está experimentando un dolor constante. Los tratamientos que hemos estado utilizando ya no son efectivos, y su estado general de salud se está deteriorando rápidamente. Hemos hecho todo lo posible, pero hay muy pocas esperanzas de que mejore.

Sentí que el mundo se desmoronaba a mi alrededor. La impotencia y la desesperación me abrumaron. Siempre había pensado que los médicos podían arreglar cualquier cosa, que siempre había una solución, pero ahora...

—¿No hay nada más que podamos hacer? —pregunté, mi voz apenas un susurro.

—Lo más que podemos hacer en este punto es intentar mantenerla lo más cómoda posible, controlar el dolor y asegurarnos de que tenga la mejor calidad de vida posible en el tiempo que le queda —dijo el doctor, su voz llena de compasión—. Sé que esto es difícil de escuchar, pero es importante que te prepares para lo que puede venir.

Asentí, incapaz de encontrar palabras. Mi abuela había sido mi pilar durante toda mi vida, y ahora me enfrentaba a la realidad de perderla. Las lágrimas amenazaban con brotar, pero las contuve. Sabía que necesitaba ser fuerte, por ella.

—Gracias, doctor —murmuré, levantándome lentamente de la silla.

—Si necesitas hablar con alguien o si tienes alguna pregunta, no dudes en buscarme —dijo el doctor, dándome una palmadita en el hombro.

Asentí nuevamente y salí de la sala de consultas. Caminé por los pasillos del hospital, sintiendo una mezcla de emociones que iban desde la tristeza hasta la rabia y la impotencia. Necesitaba despejar mi mente, encontrar la manera de procesar todo esto.

Me dirigí a la habitación de mi abuela, tomando una profunda respiración antes de entrar. Ahí estaba ella, durmiendo, ya que últimamente se encontraba muy cansada.

Last Memory // RyejiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora