Entre encajes y celos

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La majestuosa sala de baile resonaba con la música de la orquesta, mientras nobles y damas de alta sociedad deambulaban elegantemente por el salón, envueltos en charlas y risas que flotaban como burbujas de champan.

Entre ellas, dos mujeres destacaban sin llamar demasiado la atención: Violet Bridgerton, impecable en su vestido azul zafiro adornado con encaje, y Portia Featherington, radiante con un vestido de un rojo intenso que hacía resaltar su cabello y sus ojos azules.

Violet observaba discretamente a Portia desde la distancia, incapaz de apartar sus ojos de la mujer que le había robado el corazón en silencio. Desde que sus hijos Penelope y Colin se habían casado, una conexión sutil pero poderosa había crecido entre ellas, una que ninguno de los dos círculos sociales en los que se movían entendería o aceptaría.

En un rincón de la sala, Portia conversaba educadamente con otros invitados cuando un hombre apuesto y bien vestido se aproximó.

"Señora Featherington, qué grato es verla esta noche. Su belleza eclipsa incluso la de las flores en este jardín."

Portia levantó una ceja con ligera incomodidad mientras Violet observaba con creciente inquietud desde lejos.

"Señor Albert, es usted muy amable", respondió Portia con una sonrisa tensa, claramente no interesada en prolongar la conversación.

Albert, ignorando las señales de desinterés, intentó captar su atención de nuevo. "¿Me concedería el honor de un baile, señora? Sería un placer tenerla como mi compañera esta noche."

Antes de que Portia pudiera responder, Violet apareció junto a ellos con pasos rápidos y una expresión que dejaba claro que estaba furiosa.

"Perdóneme, señor Albert", dijo con voz tensa. "Pero necesito robar un momento a la señora Featherington. Soy su consuegra, después de todo."

Albert, sorprendido por la intervención y decidido a no ceder tan fácilmente, intentó retener a Portia.

"Señora Featherington, ¿acaso no le gustaría bailar conmigo? Estoy seguro de que podríamos tener una velada encantadora juntos."

Portia se permitió una leve sonrisa burlona mientras miraba a Violet de reojo. "Oh, señor Albert, es usted muy amable. Pero debo declinar su amable oferta."

Albert, aún intentando retenerla, se volvió hacia Violet con cierta confusión. "Pero señora Bridgerton, yo..."

Violet lo interrumpió con un tono firme y directo, mostrando una faceta de sí misma que raramente dejaba ver en público. "Si no escuchó que la señora Featherington no está interesada, entonces debería retirarse", espetó, con los ojos centelleando con determinación.

Hubo un breve momento de tensión entre ellos, como si el aire mismo se cargara con electricidad antes de que Albert, reconociendo la derrota en la mirada de Violet, se retirara discretamente.

Una vez que se hubo marchado, Violet se volvió hacia Portia, con los ojos brillando con una mezcla de celos y alivio. "Lo siento si fui demasiado brusca", murmuró, suavizando su tono. "No pude soportar verte con él."

Portia, sintiendo una mezcla de diversión y afecto por la reacción de Violet, colocó una mano en su brazo con suavidad. "No te preocupes, mi amor. Es bueno saber que te importa tanto." Murmuró

Con una sonrisa, Violet ofreció su brazo a Portia. "¿Te gustaría dar un paseo por el jardín? Creo que podríamos tener una charla más tranquila allí."

Portia asintió, permitiendo que Violet la guiara fuera de la sala de baile, dejando atrás los murmullos y las miradas curiosas.

Juntas, se adentraron en la serenidad del jardín, donde el murmullo de las hojas y el brillo de las estrellas sobre ellas parecían ser el escenario perfecto para su amor clandestino.

Violet & PortiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora