jardín secreto

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Portia Featherington había logrado escaparse por un breve momento del bullicio del baile de compromiso de Penelope. Caminó con pasos ligeros por el jardín de los Bridgerton, guiada por el suave resplandor de la luna y el aroma de las flores nocturnas. No tardó en encontrar la tranquila hamaca bajo el viejo roble, el lugar predilecto de Penelope y Eloise para sus charlas nocturnas.

Se sentó con gracia, recogiendo delicadamente los bordes de su vestido para no arrugarlo. El césped estaba fresco bajo sus pies y el suave balanceo de la hamaca la meció suavemente. Levantó la vista hacia el cielo estrellado, donde las constelaciones se desplegaban como diamantes brillantes sobre un fondo negro profundo.

Un suspiro escapó de sus labios mientras contemplaba la belleza de la noche. Estaba feliz por Penelope, su querida Pen, que finalmente había encontrado el amor verdadero. Pero al mismo tiempo, una sensación de nostalgia la embargaba. Sus hijas estaban ahora todas casadas por amor, y Penelope pronto seguiría el mismo camino.

Recordó con cariño los días en que sus hijas eran pequeñas, correteando por el jardín, llenando la casa con risas y juegos. Ahora, todas estaban empezando sus propias vidas, construyendo sus propias familias. Portia se sentía orgullosa de haber logrado que sus hijas tuvieran una vida mejor que la suya propia. Sin embargo, la nostalgia por los tiempos pasados era inevitable.

Las risas distantes de la fiesta llegaban hasta ella como un eco suave. Cerró los ojos por un momento, permitiéndose saborear la tranquilidad de aquel rincón secreto en medio de la celebración. Se preguntó cómo serían las cosas cuando ella misma se convirtiera en suegra y abuela.

Una brisa nocturna susurró entre las hojas del roble, trayendo consigo un aroma fresco y el canto lejano de un ruiseñor. Portia se relajó aún más en la hamaca, disfrutando de la paz del momento. Sabía que pronto tendría que regresar al bullicio del baile, a las sonrisas forzadas y a las conversaciones triviales. Pero por ahora, se permitió simplemente ser, dejando que la nostalgia y la felicidad se entrelazaran bajo el manto estrellado del cielo.
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Mientras Portia estaba sentada con los ojos cerrados, dejando que el viento jugueteara con sus mechones de cabello, Violet Bridgerton había notado su ausencia en el bullicioso salón y había decidido buscarla. Recorrió los jardines con paso decidido, guiada por el instinto y el conocimiento de los rincones favoritos de sus hijas y Penelope. Al llegar al lugar donde Penelope y Eloise solían tener sus charlas nocturnas, encontró a Portia exactamente donde esperaba: sentada en la hamaca bajo el roble, perdida en sus pensamientos.

Violet se acercó con pasos silenciosos, consciente de que su presencia podría romper el precioso momento de tranquilidad que Portia estaba experimentando. Con un gesto juguetón, colocó sus manos sobre los ojos de Portia, tapándolos suavemente. Portia sonrió al instante al reconocer esas manos familiares que la habían acogido desde hacía tanto tiempo.

"Adivina quién soy", susurró Violet al oído de Portia, jugando a mantener el misterio por un momento.

Portia rió con complicidad, jugando junto a ella. "Hmm, déjame pensar...", respondió en tono teatral, como si estuviera ponderando la respuesta más difícil del mundo. Luego, con una sonrisa aún más amplia, dijo: "Violet".

Violet retiró las manos de los ojos de Portia y se sentó a su lado en el otro columpio, disfrutando de la brisa nocturna que acariciaba sus rostros. Miró a Portia con curiosidad y cariño. "¿Qué haces aquí afuera, querida?", preguntó suavemente. Sabía que Portia era una mujer fuerte y decidida, pero también había aprendido a reconocer los momentos en los que su corazón necesitaba un respiro.

Portia se recostó ligeramente en la hamaca, mirando hacia el cielo estrellado que se extendía sobre ellas. "Me sentía un poco abrumada adentro", admitió con sinceridad. "Es una noche tan hermosa... Necesitaba un momento para estar afuera, admirar las estrellas y pensar. Mis hijas... están creciendo tan rápido", agregó, con un dejo de nostalgia en su voz.

Violet & PortiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora