Un trabajo inesperado

378 32 4
                                    

─ Taehyung, no creo en tus trabajos misteriosos, así que no creo que puedas ayudarme. ─ dijo Jimin mientras golpeaba la pelota que era lanzada por aquella máquina. Jimin era muy bueno para golpear con el bate, siempre hizo alarde de sus dotes de beisbolistas, en cambio Taehyung prefería el golf. 

─ Pues eso lo hubieses pensado cuando se te ocurrió patearle las bolas a tu jefe, Jimin. ─ dijo esperando el lanzamiento de la máquina. Jimin bufó y se encogió de hombros, luego conectó nuevamente la pelota. ─ ¡Es que no entiendo el porqué eres tan imprudente! Te conozco desde la infancia y siempre has sido un necio buscando justicia. 

─ Tae, ¿En serio no defenderías a alguien que está en problemas? 

─ Jimin, son Yakuzas y la policía no puede hacer nada contra ellos, eso lo sabes perfectamente.

Jimin era un oficial de policía había sido el mejor de su clase y siempre ayudaba al que le solicitaba ayuda, siempre tuvo problemas para controlar aquel deseo de ser justo, nunca nadie había podido hacerlo ir en contra de sus valores, Jimin era el chico más justo y bueno que Taehyung había conocido. No había forma de que él no se sacrificara por otro por eso amaba ser policía. 

─ Tae, hay otra cosa que debo decirte.

─ ¿Qué? Ese tono en tu voz me preocupa. ─ dijo acercándose  a él, Jimin detuvo las máquinas y luego vio a su amigo, Taehyung era realmente hermoso y vestía siempre como mafioso de película italiana, nunca le decía a qué se dedicaba, pero a veces lo sospechaba. ─ Jimin, dime...

─ El jefe Yakuza Tomohisa Yamashita quiere mi cabeza, en todo caso mi cuerpo... El hijo de puta del capitán del distrito de Gangnam me ofreció de puto. Me dijo que era una misión infiltrado... 

─ ¿Qué? Jimin, no puedes quedarte en tu apartamento... ¿Por qué mierda no me lo dijiste antes? ─ Salió de su zona y se acercó a Jimin, este se dejó abrazar pues Taehyung le daba una sensación de protección. 

─ ¿Qué puedo hacer? 

─ Sé que debemos hacer... Pero, pase lo que pase y veas, por favor... Confía en mi. 

─ Con los ojos cerrados confío en ti, Tae. ─ Jimin lo abrazó y Taehyung juró proteger a su mejor amigo. Jimin ese día fue a dormir a un hotel que Taehyung le había pagado, al día siguiente pasaría por él para llevarlo a un lugar donde trabajaría y se ocultaría de los Yakuza hasta que a Tomohisa se le pasara el capricho. 

Jimin sacó su libro de anotaciones y vio toda la información que tenía de Tomohisa y su socio en Seúl, So Ji-Sub. Así que él era peligroso para la mafia y sus negocios en Corea. Se acostó y recordó cuánto quería a su amigo, él era el príncipe azul de los cuentos de hadas y el único que tenía. 

Mientras tanto, Taehyung entró en su apartamento de lujo y un jarrón que iba directo a su cabeza se estrelló contra la pared, agradeció su agilidad para esquivar pues le hubiese hecho daño. ─ ¡Maldito infiel! Te haces el que me sigues por todos lados y te fuiste de puto con un estúpido enano nalgón. ─ el susto de Taehyung se fue cuando escuchó su voz, sonrió y se acercó. 

─ ¡Perdón señorito Jung! Pensé que era un idiota e iluso por creer que usted se fijaría en mi. 

El joven saltó de la mesa donde estaba y le señaló con un cuchillo, Taehyung sonrió al verlo con sus piernas descubiertas por aquel short. ─ No te hagas el chistosito, a mi no me vas a coquetear para luego ir a dejarme como un estúpido. Eres mío, Kim Taehyung, mi esclavo, espero que lo sepas. 

─ Créeme Amo, lo sé. ─ Taehyung lo abrazó y el chico enredó sus piernas en su cintura, se besaron y el menor le agarró del cuello enterrándole las uñas. ─ Hoseok, ¿Jungkook sabe que andas solo por las calles? 

Limón y SalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora