𝗟𝗢𝗩𝗘 & 𝗪𝗔𝗥 ♥︎
Gun accidentalmente recoge y ayuda a una joven huérfana de la calle sin hogar llamada Jeon Airi para poder entrenarla.
Quien diría que eso traería muchas consecuencias.
Advertencia: Se tocan temas muy delicados, leer bajo su pro...
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—¡Es un placer, soy Jeon Airi!—se presentó la chica dando una reverencia ante su compañero de trabajo.
—Yo soy Daniel Park—esta vez el chico habló algo nervioso y también haciendo una reverencia.
—Espero que podamos trabajar bien juntos—decía Airi con felicidad en su tono de voz, sorprendiendo a Daniel, ya que nunca lo habían tratado de esa manera.
Nadie más que su mamá lo había hecho.
—Sí, sí. Digo lo mismo.
Airi se fue a cambiar de ropa con las prendas del trabajo y luego salió, encontrándose con Daniel hablando con un grupo de chicos. Él estaba sudando y se veía incómodo por la situación, cosa que encendió todas las alarmas en Airi.
—¿Pasa algo?—cuestionó acercándose a ellos de brazos cruzados y una ceja alzada. El grupo volteó a mirarla de inmediato y algunos de ellos se sonrojaron y retrocedieron unos cuantos pasos.
—Eh... ¡No! ¡No pas...!
—No te pregunté a ti—le dijo Airi a aquel chico y se dirigió hacia Daniel—¿Te están molestando?
Entonces se percató de que había alcohol y un paquete de cigarros en el mostrador, haciendo que frunciera el ceño.
"No parecen ser adultos, ese debe ser el problema" pensó Airi pasando detrás del mostrador y ubicándose al lado de Daniel.
—Oye—el que parecía ser el líder le habló a Daniel—No hay tregua.
Y cuando iba a darle un golpe en la cara, Airi lo atrapó por la muñeca y lo tiró hacia adelante con impulso, golpeado duramente su cuerpo contra el mostrador y manteniéndolo en su lugar torciendo su brazo. Los tres lacayos y Daniel, quienes observaban, se quedaron boquiabiertos mirando lo fácil que habían derribado al contrario. Él estaba en estado de shock y miraba a Airi con dolor.
—No podemos vender alcohol y cigarrillos a menores—dijo la chica con mirada amenazante—Y lo que acabas de hacer es una agresión sin razón lógica.... Además, ¿te das cuenta de que todo está siendo grabado a través del CCTV, verdad?—ella asintió hacia la cámara y sus rostros reflejaron miedo—Ustedes tres, piérdanse.
Se dirigió hacia los lacayos, quienes salieron corriendo sin mirar atrás.
—Malditos traidores—siseó el chico en voz baja antes de que Airi lo soltara y lo tirara de la camisa para pararse detrás del mostrador, empujándolo para sentarlo en uno de los taburetes.
—Siéntate aquí y no le hagas nada a Daniel o habrán consecuencias—lo amenazó y antes de alejarse, preguntó—¿Cómo te llamas?
—¿Por qué te lo diría?
—Airi...—Daniel le habló con algo de miedo y la chica le envió una mirada tranquilizadora.
—Tranquilo, no te preocupes—luego se volvió hacia el contrario—Ya te dije que habrán consecuencias.
