Como heredera de la familia Kim, Jennie necesita casarse con un alfa de noble cuna. Su padre elige a Lisa, la heredera de la provincia de Gyeongsang, para casarse con su hija omega. Se encontrarán por primera vez en el altar.
Adaptación.
Traducción...
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Pasaron las siguientes horas deslizándose en trineo, compitiendo entre ellas colina abajo y luego, porque el cerebro de ingeniera de Jennie no pudo resistirse, trabajando juntas para construir una rampa de nieve compactada que las lanzara por los aires. Lisa casi olvidó por qué estaban allí, perdiéndose en la euforia de la velocidad y el aire frío y los cálidos brazos de Jennie alrededor de su cintura mientras bajaban corriendo por la pendiente, gritando de alegría.
Pero cuando Lisa lanzó una mirada al sol para medir el tiempo, se detuvo para una segunda observación. ¡Habían estado allí durante horas! Su sorpresa seguramente ya estaría lista. Aquella mañana había recibido el informe del capitán del puerto de que su cargamento había llegado y, aunque podía ser pesado, Lisa estaba segura de que el fuerte equipo de personal doméstico y guardias que había enviado para descargarlo estaría a la altura de las circunstancias. También consultó al padre de Jennie, que se mostró encantado de proporcionarle una foto del antiguo taller de Jennie para que pudiera organizarlo todo exactamente igual que en la provincia de Gyeonggi.
Por mucho que Lisa estuviera disfrutando de la diversión de su compañera en su aventura sobre los trineos, se moría de ganas por ver la cara de Jennie cuando le revelara su sorpresa. No tardó en darse cuenta de que ver los ojos de Jennie brillar de alegría, interés o curiosidad era una de las cosas que más le gustaban en el mundo. Llevaban poco tiempo casadas, pero Lisa sentía las palabras temblorosas en la punta de la lengua: Podría llegar a amarte, Jennie...
Sin embargo, a pesar de su valentía en la batalla y en la mesa de negociaciones, no encontraba el valor para decirlo en voz alta. Lisa no podía evitar la esperanza de que tal vez su sorpresa fuera suficiente para demostrarle a Jennie lo que sentía, aunque aún no pudiera decirlo.
─ Oye, probablemente deberíamos regresar.
Dijo Lisa mientras Jennie volvía a colocar su trineo en la cima de la colina. Jennie echó una mirada por encima de su hombro que hizo que el calor floreciera entre las piernas de Lisa.
─ Lo dices porque no quieres volver a perder contra mí, ¿verdad?
Su tono desafiante hizo que Lisa se tragara un gruñido.
─ No, y la última vez no perdí, hiciste trampa. ─ dijo, luchando por controlar el impulso de alcanzar las caderas de Jennie y tomar sus labios una vez más, aunque no era la primera vez que Lisa había tenido sexo en la tundra, aquello tendría que esperar. ─ Olvidé que le prometí a mi padre que estaría en casa en este momento para ayudarlo a revisar algunos números de pesca ─dijo, esperando que la mentira no sonara tan temblorosa como se sentía. Jennie la miró de reojo, haciendo que Lisa tragara saliva, y supo que si la omega la interrogaba directamente, no sería capaz de guardar su secreto. Respirando hondo, dejó que su aroma se extendiera hacia Jennie, mientras su alfa instaba suave pero firmemente a la omega a doblegar su voluntad. ─ Debemos irnos, ahora.
Dijo, con una voz llena de sutil orden. Para su alivio, Jennie sólo se estremeció un poco antes de asentir. Lisa se sintió un poco mal por usar así su aroma de alfa, pero su culpabilidad pronto dio paso a la emoción a medida que los pasos de Lily consumían los kilómetros. No pasó mucho tiempo antes de que los bajos techos de los edificios del complejo se alzaran sobre la tundra. Lisa no estaba segura de haberse sentido nunca tan feliz de estar en casa.