4 | Alfa en llamas

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El pene de Lisa, que descansaba suavemente sobre su muslo, cobró vida de inmediato. No podía evitarlo, no cuando Jennie la miraba fijamente con sus suaves y brillantes ojos marrones, el pelo alborotado y el labio inferior formando un puchero suplicante. El culo de la omega estaba levantado al máximo, balanceándose al encuentro del aire vacío. Tenía las piernas abiertas y Lisa pudo ver los hinchados pliegues rosados de su coño, ya rebosante de dulces fluidos.

La visión la puso dura y dolorida en cuestión de segundos. Se puso de rodillas, colocándose detrás de su compañera y cogiendo su pene en un puño. Jennie había hecho un trabajo fantástico vaciándola, pero un orgasmo no era suficiente. Necesitaba correrse de nuevo, y esta vez se aseguraría de que no se desperdiciara ni una gota.

Cuando Lisa puso las manos sobre las caderas de Jennie, la omega gimió de alivio. Su cabeza cayó hacia delante, entre sus hombros, con un visible escalofrío de anticipación recorriéndole la espina dorsal. Lisa dejó escapar un gemido. Aunque se había apareado con otras omegas antes, ninguna había sido tan dulce y sumisa y flexible, tan preparada y dispuesta a complacerla.

─ ¿Es eso lo que quieres? ─ gruñó Lisa, alineando la cabeza de su pene con la entrada de Jennie.

Jennie reaccionó exactamente como Lisa esperaba. Gimió sin decir palabra, tratando de moverse hacia atrás y llevar a Lisa dentro. Lisa sólo quería empujar, pero reprimió sus instintos. Su padre le había advertido que era importante tener mano dura con su compañera.

Dioses, espero que esto no salga mal, pensó Lisa, respirando hondo. Entonces bajó la mano sobre el trasero de Jennie con una firme bofetada. Jennie chilló, pero por lo que Lisa pudo ver, sonó más a sorpresa que a dolor. Cuando Jennie la miró con ojos suplicantes, Lisa necesitó todas sus fuerzas para no gruñir.

─ Eres una chica lista. Si lo deseas, usa tus palabras y pídelo.

Le dio una fuerte bofetada a Jennie en la otra nalga y todo el cuerpo de la omega se estremeció. El olor que llegó a la nariz de Lisa un instante después le dijo que su compañera estaba aún más cachonda que antes.

Ah, así que te ha gustado. Por mucho que a Lisa le complaciera descubrir que a su omega le gustaba un poco el trato duro, estaba intentando proyectar una imagen de alfa severa e inflexible, y sonreír como una tonta no era la forma de hacerlo. La boca de Jennie se abrió y cerró varias veces, pero no salió ninguna palabra. Lisa empezó a burlarse de la abertura de la omega con la cabeza de su pene, rodeándola y presionando un poco, sólo para retirarse antes de que los ávidos músculos de Jennie pudieran engullirla.

─ Dime lo que quieres y te lo daré, pero si no lo haces, no tendrás nada.

Era una promesa que Lisa sabía que no podría cumplir.

Sólo podía ignorar el dolor de su pene durante cierto tiempo. Pero no podía esperar que Jennie descubriera lo que necesitaba antes de que la atracción del celo de la omega y los instintos de Lisa de procrear con su compañera sacaran lo mejor de ambas.

Los ojos de Jennie se abrieron aún más y fue un calvario para Lisa no dejarse llevar por sus oscuras profundidades verdes. Sin embargo, cuando la omega se dio cuenta de que Lisa seguía sujetándola con fuerza, se lamió los labios, recordándole a Lisa como se sintió esa lengua suave sobre su pene. Su polla palpitaba, pero se obligó a ser más fuerte. Si aguanto un poco más, estaré envuelta en algo aún mejor.

─ Yo... quiero que... ─ Jennie se detuvo, ruborizándose preciosamente.

Lisa asintió animándola.

─ Dime, Omega.

─ Yo... por favor, yo... quiero que... ─ Jennie cerró los ojos con fuerza, y Lisa pudo sentir por la mano que puso en el costado de su amante que temblaba como una hoja. ─Fó-fóllame.

Unión Impuesta - JENLISA ┃ G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora